Desde El Algarve: «Alzheimer», un relato de Silvia Carus

Doña Beatriz entro por la puerta del hospital sujetando un ramo de rosas rojas y con una sonrisa en su rostro. 
Unos años atrás comenzó a perder la memoria, al no acordarse de las cosas que hacía cada dia y se perdía en el medio de la multitud sin saber cuál era el camino correcto para regresar a casa. Supo que alguna cosa no estaba bien y decidió acudir al médico de cabecera. Tras revisar su historial clínico, sus

Desde Baja California Sur : «Karma», un texto de Sebastián Varo Valdez

Te despiertas agitado. Esa maldita pesadilla volvió a atacarte esta noche. Te sientas al borde de la cama intentando recordar ese mal sueño. Buscas en el rincón más alejado de tu mente, el que te tienes prohibido tocar; bien sabes que si quieres terminar con esto debes adentrarte a ese lugar. Comienzas a introducirte en la zona oscura buscando respuesta, pero sólo ves al perro del vecino, al que le pasaste el auto encima. El pobre sabía demasiado, tenía que desaparecer, era un testigo.

«El retoño», debut literario de Gerardo Valdovinos Rodríguez en un relato

Un hombre de mediana edad camina tambaleante por el irregular terreno en el que se encuentra. El sol le quema los ojos y merma sus esperanzas; lo que busca es agua, sin embargo, de poco le valdrá encontrarla.
Viste un ajustado traje aislante, carga una mochila llena de cachivaches, un aparato que emite un zumbido incesante y marca en su pequeña pantalla infinidad de números amarillos.

Minicuento: «El lenguaje», por Costas Axelos

Siete habitantes de la Atlántida salen a pasear: un poeta, un pintor, un sacerdote, un bandido, un usurero, un enamorado y un pensador. Llegan a una gruta. “¡Qué lugar más propicio para la inspiración!”, exclama el poeta. “¡Qué espléndido tema para un cuadro!”, dice el pintor. “¡Qué rincón favorable para rezar!”, salmodia el sacerdote. “¡Qué ubicación soñada para un escondite”!, declara el bandido. “¡Es una soberbia caja fuerte!”, murmura el usurero. “¡Qué

«Yo también pensé en morir un día» y «Todo me recuerda a ti», dos poemas de Erick Diez

- Yo también pensé en morir un día-

"Yo también pensé en morir un día, 
     En dejar de luchar 
Y que mi culo cayera en las veredas 
     Entre el barro y la miseria 
   De una existencia sin causa .

Yo también -sabes-
Pensaba en perderme en mis zapatos 
Y en la suciedad de un cuarto oscuro 

Minicuento: «La casa», de Juan Luis Henares


Acababa de colocar el último ladrillo en el tapial del patio. En el parque de entrada los pinos —que dejaban caer sus ramas sobre la piscina— se inclinaban al ritmo del viento. Bajo la tenue llovizna miró orgulloso la obra recién concluida: la lujosa mansión estaba lista para ser habitada por sus dueños. Se marchó con el sobre entre sus lastimadas manos. 

Llegó a su hogar; el frío se colaba a través de los orificios de las

«Isla», un poema de Iliana Beatriz Carballosa


Se propone, qué dejar en la Isla
La ceniza de las naves quemadas por soldados
Los sudores de obreros luego de la forja
La viña y los naranjos.
Los bailes de circuncisión
La rugosa mano del jefe de la tribu
Los gritos de júbilo
Las cráteras vacías, la hacienda asaltada por los antiguos pretendientes
La carne en holocausto
El sabor de la derrota,

«EL fotógrafo», un cuento de Raquel Pietrobelli

Soy fotógrafo. Bueno… Era. Amaba mi trabajo.
Sé que ese es un trabajo especial, no es apto para cualquiera. Era para valientes.
Era fotógrafo de muertos.
Fotografías post mortem. Retratos de luto, que le dicen. Retratos en el llamado “Memento moriJulia Kadel” (recuerda que eres mortal).
Yo era consciente que era un trabajo difícil… Y algo mal visto. Pero alguien tenía que hacerlo. Tenía cierto renombre en mi

«Mucho más en contra» un poema de Rolando Reyes López

¿Dónde viven los hombres como yo?;
cuando nací, 
vivían en la suavidad que prestó sus alas
para traerme a la vida 
con una hermosura inédita,
la que no puede exhibirse en festivales
ni incluirse en el guion de series dramatizadas.

No salí de las arenas limpias del Kollam
ni el Meenam tuvo que ver 

«Miedo a los alacranes», un cuento de Everardo Gómez

Mi abuela me advirtió sobre regresar a ese lugar. Me miró con rigor, cuestionante, aguardando la respuesta a una pregunta que no fue pronunciada en ese momento pero que conozco de memoria. ¿Entendido? ¿Entendido? ¿Entendido? Asentí, naturalmente, con ríspidos movimientos de cabeza.
Uno se doblega ante la experiencia ajena de los años. Todo razonamiento propio se ve cuestionado al encontrarse con los pensamientos de una cabeza

«Mi ultimo cuento», por Carlos Latorre Gutierrez

Mi cumpleaños número 75 fue celebrado sin familiares, debido a la pandemia que estamos enfrentado y las cuarentenas, nadie fue invitado, algo extraño para mí ya que estoy acostumbrado a celebrarlo con familiares, amigos y vecinos, solo mi esposa Elena y yo, ella ha sido mi compañera por los últimos 43 años, puedo decir que he sido muy feliz con ella y porque no decirlo….aún estamos enamorados, siempre pensé que nuestra vejez llegaría sin grandes

Tres minicuentos de Costas Axelos

La muerte

Una vez un mandarín chino propuso esta medida al gobernador de una provincia, quien no tardó en adoptarla. En el momento en que la víctima debía posar la cabeza sobre el taco para que el verdugo se la pudiese cortar, un caballero engalanado llegaba al galope y exclamaba: ¡Deténganse! ¡El Sire ha concedido su gracia al condenado a muerte! En ese instante de euforia suprema, el verdugo

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Vindicación del Caos · por Alberto Jiménez Ure

En el vasto escenario de la naturaleza y la destructiva influencia del hombre, surge la "Vindicación del Caos" de Alberto Jiménez...