La función de «alta voz» del celular le permitió a Homínido escuchar, indignado, al marido de la mujer (de nombre Espectacular, que le practicaba la felación) preguntarle dónde estaba y ella -con dificultad a causa del falo que del testigo tenía en el lugar más profundo de boca- le respondía que en un supermercado.
-«Te amo ad perpetuum, Espectacular: regresa pronto» -insistía la persona que ella solía negar por esposo en el curso de sus furtivos encuentros y flirteos sexuales con distintos varones de la comarca.
Luego de tres horas, la señora regresó a su casa sin compras y fue
recibida con un fortísimo abrazo por Juan Escabrón.-No me engañas con otro, ¿cierto? –la interrogó el enamorado individuo.
-Nunca lo haría, mi amado –le replicó Espectacular mientras ejecutaba una reverencia que la delataría por cuanto expulsó un preservativo usado que le habían puesto en el cuello de su hermoso y negro suéter.
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Ilustraciones: las imágenes han sido remitida por el autor de la obra.
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