«Si hablaras con Emily», un híbrido del poemario «Bocetos para Alicia», de Carmen Rosa Orozco


Si Emily Dickinson viviera
estaría dichosa por tener redes sociales
porque no tendría que salir de su casa,
su habitación sería el ombligo 
de un mundo sin luces ni perfección,
subiría historias a su Instagram
de sus vestidos almidonados,
de sus plantas con sus nombres escritos en latín
en una cartulina color rosa pálido,
haría posts con frases de amor e indirectas a sus enamorados,
trataría de cambiar de peinado 
y soltar su larga cabellera,
le gustaría interactuar un poco más,
asistir a recitales de poesía
y tertulias imaginarias con los elementos.
Se suscribiría a diversos canales de Youtube
para aprender manualidades
y decoración de interiores.
Apostaría por mil lunas en Marte
para no eclipsar su pensamiento,
iría en bicicleta a contemplar las montañas
y sería vegetariana,
eludiría a las editoriales famosas
y concentraría su escritura en los milagros cotidianos
que la asistieron en los días vividos en Amherst,
no dudaría en consumar las ansias por sus dos amores.
Pero he decidido no salir más,
las paredes de mi habitación me confortan
a escribir de forma desmesurada y sin afeites
pareciendo descuidada por no querer corregir,
de alguna manera intuí mi ceguera y el mal de Bright,
no es cómodo estar postrada en esta silla
recordando a quienes no se atrevieron a amarme
y tardaron años en no llegar
para no llegar;
la muerte de mi amado sobrino
ha terminado de sentenciar mis horas sobre esta tierra.
Escucho a los pájaros a través de mis manos y los recuerdos,
mi jardín muere de angustia,
los vecinos me ven como una entumecida sombra blanca
que camina por los pastos de mi casa.

 

He estado encerrada para no mirarme,
se empeñan en negar esa oscura enfermedad de mi mente
que hace rehuirlos a todos,
preferí el silencio
a brillar encima del escenario de las palabras,
cada quien es feliz a su manera
lo he sido entre los libros, la botánica, la escritura y mi familia;
es difícil precisar el día en que decidí no volver a mí.
Viví de forma escindida 
sin un propósito para quienes me observaban
pero logré capturar el tiempo
y un estilo en decir lo que miraba
que no se repetiría por siglos
sino hasta después de mis días.
Las palabras fueron hechas para ser nombradas
por mí en ese entonces,
he sido una de las pocas 
que comprendí la relación entre las voces y la luz.
Reposo bajo esta fosa de un blanco calcáreo y sin adornos,
dejé como secreto cuarenta cuadernos 
que mi querida hermana Lavinia encontró
vigiló por su consistencia
tratando de desarmar mi desazón por ser leída y juzgada después de muerta,
guardó con decoro la memoria de mi virtud
y vida íntima
que no deben ser expuestas en un tablón para las dudas,
fui mujer y supe amar en silencio
por encima de las contrariedades.
Hoy soy mencionada en una red 
que arroja millones de búsquedas
las cuales podrían poblar un gran país,
soy considerada una de las mayores escritoras
de la literatura estadounidense
lo cual no logré descifrar
porque la reclusión y el anonimato 
me sedujeron desde el parto de mi madre.
Ya no convalezco
ni deseo seguir rompiendo las reglas de mi idioma,
solo respiro de forma silenciosa mientras muero y agonizo,
logré descansar en paz después de todo,
pero Vinnie recordó esas palabras que dije 
fueron premonitorias para todos:
No salgo de las tierras de mi padre; 
no voy ya a ninguna otra casa, 
ni me muevo del pueblo.

 

Moriré en mi habitación sin mirar el sol y sus puestas,
mis plantas serán inclasificables al igual que mis poemas,
la posteridad jugará con mi nombre
y entraré en ese lugar donde los muertos
serán siempre nombrados
a la orilla de la eternidad
y la violencia de las épocas.
Me llamo Emily Dickinson
y aún me atrevo a desafiar mi nombre.



Carmen Rosa Orozco (San Juan de Colón, Venezuela, 1978): Poeta. Pedagogo en Educación Integral. Administradora de Empresas. Comerciante. Ha publicado en poesía los libros: Hileras de Sol, Delebles y Entreluz. Posee 10 poemarios inéditos. Ha sido publicada en: Pasajeras antología del Cautiverio de la Editorial Lector Cómplice, Astorga Redacción (España), Hacedoras -mil voces por la literatura venezolana- de la Editorial Lector Cómplice, el Papel Literario de El Nacional, Revista Nacional de Cultura, Antología Poética Sujeto Almado, Revista Actual, Antología Los Dragones de Papel, Revista Hipsipila (Universidad de Caldas, Colombia). También ha sido representada en los portales electrónicos: Letralia, El coloquio de los perros, Crear en Salamanca, Fonoteca Española, Revista Hiedra Oxeda, Revista Elipsis, Revista Kametsa, Revista El Humo, Revista Poémame, Revista Casa Bukowski, Revista Campos de Plumas, La Parada Poética, Tiberíades, entre otros. Obtuvo los siguientes reconocimientos literarios: Premio Único del Concurso de Poesía de la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Estado Táchira, Premio de Poesía del IUFRONT, I Bienal de Literatura Juan Beroes.
Redes sociales:
Facebook: Carmen Rosa Orozco
Instagram: carmenrosaorozco3520
Twitter: CarmenROrozco


• Lee otro texto de Carmen Rosa Orozco (en Herederos del Kaos): Las 79 lunas de Júpiter marchitaron la conciencia de Alicia en el retrovisor.

Lo que dice la poeta Carmen Rosa Orozco: “Me sobreabundan las emociones” | Una entrevista de José Pulido 


Photo by Julian on unsplash (public domain).

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