Dos poemas de Louise Glück

Albada


El mundo era muy grande. Después

el mundo era pequeño. Oh,

muy pequeño, tan pequeño como

para caber en un cerebro.

 

No tenía color, era todo

espacio interior: nada

entraba ni salía. Pero el tiempo

igual se filtraba, ésa

era la dimensión trágica.

 

Yo me tomaba el tiempo muy en serio en aquellos años,

si no recuerdo mal.

 

Una habitación con una silla, una ventana.

Lina ventana pequeña, llena de los dibujos que hace la luz.

En su vacío el mundo

 

siempre estaba entero, no

era un trozo de algo, con

el yo en el centro.

 

Y en el centro del yo,

un dolor que no me sentía capaz de superar.

 

Una habitación con una cama, una mesa. Destellos

de luz en las superficies desnudas.

 

Yo tenía dos deseos: deseo

de estar segura y deseo de sentir. Como

si el mundo estuviera tomando

una decisión contra lo blanco

porque desdeñaba la potencia

y quería en cambio la sustancia:

 

paneles

de oro donde daba la luz.

En la ventana, hojas

rojizas del haya roja.

 

Fuera de la quietud, los hechos, los objetos

desdibujados o unidos: en algún lugar

 

el tiempo conmueve, el tiempo

reclama el contacto, ser

palpable,

 

la madera pulida

que resplandece con las distinciones-

 

y entonces fui una vez más

una niña ante la riqueza

y no supe en qué consistía la riqueza.




La nueva vida


Dormí el sueño de los justos,

después el sueño de los no nacidos

que llegan al mundo

culpables de muchos delitos.

Y nadie sabe al principio

cuáles son estos delitos.

Sólo se sabe después de muchos años.

Sólo después de una larga vida uno está preparado

para entender la ecuación.

 

Ahora empiezo a percibir

la naturaleza de mi alma, el alma

que habito como castigo.

Inflexible, incluso en el hambre.

 

En mis otras vidas he sido

demasiado precipitada, demasiado ansiosa,

mi precipitación fue una causa de dolor en el mundo.

Arrogante como un tirano;

pese a toda mi ternura,

de corazón frío, como los superficiales.

 

Dormí el sueño de los justos;

viví la vida de un delincuente

que paga lentamente una deuda imposible.

Y morí, culpable de

de una especie de crueldad.



* Poemas pertenecientes al libro Vota Nova.


Louise Elisabeth Glück es una poeta estadounidense en lengua inglesa. Fue la duodécima poeta laureada por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. El 8 de octubre del 2020 se anunció que ganó el Premio Nobel de Literatura. +



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