Nunca voy a olvidar el sacrilegio hacia un pueblo. La calurosa tarde nos llenó de exiguas esperanzas, así salimos a la calle. El Capitolio, las plazas, los parques de La Habana olvidaron a los ingleses para ser tomados por los cubanos. Teníamos hambre, miedo, cansancio y la eufórica multitud avanzaba imparable como las incontenibles olas producidas por un huracán. Mis consignas eran sencillas “¡Comida y Libertad!” “¡Democracia para el pueblo!”, eran reclamos que para la
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Viejos y nuevos paradigmas sociales
Las tecnologías de la información y comunicación están llevando a la sociedad a un nuevo paradigma de convivencia, donde lo virtual cada día gana terreno en todas las actividades cotidianas, pasando por la ciencia, la política, el comercio electrónico, la teleeducación y todos los sistemas de persuasión de masas nunca antes vistos.
El distanciamiento social y la cuarentena a raíz de la pandemia de COVID-19 está imponiendo la
«El cuarto de atrás», un relato del autor argentino Juan Luis Henares
Despierto alarmado, sin comprender lo que sucede estiro mi brazo y logro encender el velador. Mi mujer —como siempre— duerme, es indudable que no ha percibido nada. Agudizo mis sentidos y lo escucho de nuevo: es un sonido desconocido, podría decir inhumano, que proviene de la parte trasera de la casa. Pego un ágil salto y corro por el pasillo hacia el dormitorio de mi hija,
«Súcubo, súcubo…», un relato de Carlos A. Limón
“Buenas-buenas, muchachote… No hagas como si la virgen te hablara… (risas) ¡Qué chistoso, la virgen, hace mucho que no pienso en ella! En fin… ya estoy contigo, cachondón, como siempre me lo pides, ¿no?”
—¿Hmmm? Déjame dormir… no sé de… qué carajo hablas…
“Nada-nada. Tú me deseas todo el día. Desde temprano, cuando tomas primero esa taza de medio litro de café bien cargado antes
«El encuentro tan esperado», un cuento de Graciela Cecilia Enríquez
"Tal vez es hora de dejar de buscarte, tal vez ella ya no esté entre nosotros y sí es así, mi promesa hacía ti, habrá quedado incumplida"...
Allí estaba Gerardo de 70 largos años, aún conservaba una gran lucidez y una importante cordura.
Sobre todo una memoria sin restricciones, junto con una inmensa melancolía y la nostálgia de tiempos tan lejanos, que no regresarán nunca más. Su entrecejo se va ciñendo, al ir
Desde Turquía: «El que va a emergencia solo», un poema de Zeynep Tuğçe Karadağ
El modista que se le quiebran las agujas de una en unaPensó que podía cocer su destino, se equivocóLo que se ve en el espejo:Como si estuviera pensando en el botón que lo tenía preocupadoTodavía hay tiempo, para pensarEn la noche va solo con su enfermo a emergenciaEl pasajero que no saludaba, es la
Terrorismo y narcoterrorismo en el Perú
La Comisión de Inteligencia del Congreso de la República del Perú expresó mediante un comunicado su total rechazo ante las amenazas realizadas por la organización criminal Sendero Luminoso, hoy denominado Militarizado Partido Comunista del Perú, contra diversas personalidades de nuestro país.
“La Comisión de Inteligencia del Congreso de la República, ante las graves amenazas de muerte
«En tus Aguas», un poema de Estrella Gracia González
¿Quién pudo haber llorado tanto hasta formar el mar?¿Quién pudo sentirse tan solo para crear el desierto?¿Quién pudo sentir tanta ira en su ser hasta formar el volcán?¿Quién ha sentido tanto dolor en el pechoy ha lloradoinconsolablemente hasta escuchar risa en su llanto?Toca, mar, mis pies y entre el huir de tus olas, llévame,
«El corrector», un cuento de Andrés Rivera
Ella y yo trabajábamos en una editorial de capitales europeos, y que se preciaba de haber publicado la primera Biblia que usaron los jesuitas en tierras de México.
A la hora del almuerzo, ella y yo nos quedábamos solos. Los otros correctores, la cartógrafa (¿era una sola?), las tipeadoras, las mujeres de dedos velocísimos de la oficina de cobranzas, las secretarias de los gerentes, salían
Minicuento: «Tren de la mañana» de Thomas Bernhard
Sentados en el tren de la mañana, miramos por la ventanilla precisamente cuando pasamos por el barranco al que, hace quince años, cayó el grupo de colegiales con el que íbamos de excursión a la cascada, y pensamos en que nosotros nos salvamos pero los otros, sin embargo, están muertos para siempre. La profesora que llevaba a nuestro grupo a la cascada se
«Dientes, pólvora, febrero», un cuento de Rafael Sánchez Ferlosio
Dos tiros habían rajado el silencio de la mancha, y a las voces del hombre saltaron los otros de sus escondites, y acudían aprisa, restregando y haciendo sonar la maleza, de la que apenas asomaban las cabezas y los hombros por encima de las jaras, mientras él los veía venir, con las piernas abiertas, inmóvil, con la escopeta en sus brazos, cruzada delante del pecho, y los miraba
«Mortis Paranoia», un relato de Federico Ambesi
Refugio emocional
Me hostiga el reflejo del sol colándose por la ventana, lo odio porque no puede salvarme de la tiniebla en la que me pierdo sin siquiera cerrar los ojos ¿Qué hace ahí, mirándome como un idiota, sin hacer algo contra estos cuervos? ¡Deberías hacerlos arder, estrella corrupta, para que al fin dejen de acecharme! Mis
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Vindicación del Caos · por Alberto Jiménez Ure
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