De poco sirve tener un nombre, saciar el hambre del recién nacido con el amor que todo beatifica, atrapar la historia que fluye junto al cauce de un poema y sembrarla en el campo fértil de la eternidad, estar de acuerdo con la voluntad del rocío, porque adorna el día a día usando las palabras que una vez fueron del susurro y las conversaciones.
No me equivoqué al enfrentar las