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Poemas inéditos de Ana Patricia Moya Rodríguez
Foto: Juan Carlos Vásquez
Poema de “Píldoras de Papel” (inédito)
CAPERUCITA-REGALIZ
Qué tonta era Caperucita Roja.Tierna chiquilla que hace dulces para la abuelita,inocente cria que se tragó las mentiras del can feroz,estúpida niñata que esperó al leñador para ser rescatada,criatura gilipollas que concebía la vida como un pastel.
«Dentro de mi globo ocular derecho» y «Collares de sistemas planetarios». Poemas y pinturas, por Agmary Feder
Dentro de mi globo ocular derechovive una parejita peleándosellamados Doblequis y Equisyé.Doblequis se gana la vidacosiendo trajes marciales unisex ;por sus agujas me duele el ojopero ahí está su tierra, ya no los puedo echar.Equisyé dirige desde su sede en mi ojo izquierdo
"Valle Inclán y su hogar en A Pobra do Caramiñal: Un recorrido a través de su vida y su legado literario"
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Foto: Juan Carlos Vásquez
Ramón Valle y Peña (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866 – Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), también conocido como Ramón del Valle-Inclán o Ramón María del Valle-Inclán, fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente literaria denominada modernismo en España y se encuentra próximo, en sus últimas obras, a la denominada generación del 98. Se le considera uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.
«Poetas en vilo y Pintores ausentes en el Taller Berbedel», por Juan Ramón Ortiz Galeano
Ven, Ensuciaparedes,los Poetas reclamamos tu oficioen este galpón de Pintores y Mecánicos de Inconciencia...La “Sebadora” de Mates (la “Sebadora” de Almas),ha introducido su rígido pulgar derechoen la boca de aquella cucaracha muertaque cuelga su muerte envuelta desde el cielo raso;
Tres relatos de Ana Patricia Moya Rodríguez
LA COSTUMBRE
Me despierto cuando la luz, a través de la ventana, me da directamente en la cara; malhumorada, miro el reloj, es muy temprano, refunfuño por lo bajo – odio levantarme a estas horas, y más en vacaciones – y noto molestias en la espalda cuando me estiro. Lógico: he dormido encogida en el sillón de esta casa. Me incorporo, despacio, con cuidado de que alguna vértebra no se descoloque, me alboroto el pelo – definitivamente, de hoy no pasa, esta tarde a la peluquería a cortarme las greñas – me acaricio la nuca, en un intento frustrado de calmar este dolor que en horas sucesivas serán un incordio; retiro la manta al suelo, que no ha conseguido protegerme completamente del frío propio de Febrero.
Dos textos de «El frío de la fe», poemario de Javier Flores Letelier
Todo vuelve a los centros de las ciudadesIRegresamos avergonzados al mito de los libros sagradosen búsqueda del frío para renegar la existencia de la vida.Permanezco ante los monumentos y los lúcidos insultosque los hombres atormentados les profieren.En una sola mirada de frente y con calmo desprecio
«La casa de mi vida», un relato de Gustavo M. Galliano
Elena, la joven empleada inmobiliaria, atractiva y curvilínea tan dulce como su sonrisa, -aunque aquellas curvas fueran más sugerentes y sumamente más peligrosas que su sonrisa, indudablemente más turbantes- me recibió cordialmente en el portal, haciendo uso de un verborrágico monólogo finamente estudiado en cada detalle, para indicarme finalmente que le acompañara en el ingreso a la casa.
«El juego perfecto» un relato del autor cubano Yonnier Torres Rodriguez
Aunque las cosas cambien de colorNo importa, pasa el tiempoSilvio Rodríguez
Desde Buenos Aires: «La Tierra Verde», un relato de Daniel Gomez
No sé si alguna vez les he contado, acerca del, ya un poco lejano, día en el que- y observando a las verdes, bonitas, entrañables tierras extendidas en el horizonte- yo hube de pensar, para mi agradable, cariñosa y apreciativa memoria:
Verde, verde tierrina mía.
Sí, a todos ustedes, y si están ahí, y sean los que sean, creo que yo nunca se los había contado. Y es que de tal forma, pues, pensé (y a
«Habla Gloria», un relato Rolando Revagliatti
En bombacha, hace flexiones en la barra (un metro y setenta y siete centímetros de muy buena madera) engrampada en la pared lila. Hoy es viernes feriado nacional y nuestra kinesióloga no trabaja ni concurre al seminario de post-grado. Pudo haber ido a un pic-nic con gente del hospital, en Virreyes. No se suspendía por lluvia y garúa desde el amanecer. Pudo haber presenciado el ensayo de "Los Húsares" en el Centro Dramático Buenos Aires. Hoy es viernes y Ernesto no apareció a
«Ataques de pánico a un cuerpo de distancia», un texto de Mara Gena
Al salir del subte, la penumbra se deslizaba como dedos entre los edificios. Abajo el Once caminaba a gente de todos los colores. Los llevaba bullendo entre sus patas de andamios y bultos. Era necesario esquivar, saltar y pisar una maleza de sustancias para avanzar a través del barrio. Quienes lo conseguían sin inmutarse eran verdaderos baqueanos. Los baqueanos del Once parecían alcanzar la calma de quien, hasta cierto punto, comparte los designios del caos.
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Vindicación del Caos · por Alberto Jiménez Ure
En el vasto escenario de la naturaleza y la destructiva influencia del hombre, surge la "Vindicación del Caos" de Alberto Jiménez...
