Desde Barcelona: una muestra poética del escritor, traductor y guionista radiofónico Pedro Alcarria Viera

Agua Regia

La ciudad de cristal está perdida.

Lo ha declarado la emperatriz,
un día más,

cortando el hilo de oro.

Lo ha dicho la sibila,
vaca codiciosa,

rumiando plácidamente 
las ofrendas.

La cesta del encantador
está vacía,

prestos los ritos funerarios.

Yo que he convocado
mi pequeña destrucción

y la he sumado a las hogueras,

me haré arrancar los ojos.

Qué son tantas señales,

las proezas y desgracias
de los hombres,

qué la cuna en la que nacen,
la marea que los barre.

La fiera por mi rostro soberbio,
obligada a danzar desesperada,

se abre el cráneo contra las bardas.

Con la ciudad hirviendo en la epidemia
como un cubo de gusanos,

me arrancaré las orejas y los labios.

Para no vacilar desecharé la piel,
me prenderé fuego.

Tal es el ritual de decantar
el Agua Regia.



Pero la sed

Doy más profundidad 
y anchura a la vera.

Amplias escaleras enramadas,
árboles de embustes
y nacientes muros de frutales
que descienden hasta el río.

La protegerán los álamos virreyes,
majestuosamente montados en su
grupa,
plantas que refuercen la ribera
y que sirvan de resguardo
a las bestias.

En su momento decretaré
los estuarios y humedales
que me reclaman las aves.

Unos rápidos en los tramos más abruptos,
son para las piedras vigías,
y un recodo fluvial pesaroso y lento,
para favorecer la floración 
de la pequeña barca

y la expiación de las tierras.

Que discurra el río, 
embelesado, por su cauce,
absorto, 

absorto pero el limo del fondo,
la densa lengua,
la serpiente,
pero la lengua del fondo,
los densos limos sedentarios,
pero el oscuro limo del fondo, 
la densa lengua sedentaria,

pero la sed.



Principio de incertidumbre

Consideremos la posibilidad
de relevar a los francotiradores
por monos amaestrados,

para custodiar los pormenores del color,
los bordes de la visión.

Pensemos con notas del último piano,
negociemos que el niño ausente
no se venda.

Propongo que se abra la caja fatal.
Todo es una sola acción.

Propongo pintar un mural, con el espíritu
del siglo en las tabernas.

Poner un gnomo sobre el teclado
a bailar el temible compás rojo.

Franquear la tráquea melancólicos,
desarbolados y confundidos.

Sí, ya llega la confusión,
las ruedas de un dragón

que arranca uvas  rubias
de la vid,

el paisaje de la grada vacía,
la mordaza del legislador.

Será necesario un momento 
de desesperación insondable,

que encadenados y desnudos,
recorramos una sucesión
de cataclismos,

royendo la almendra amarga
de la compasión.

Sugiero albergar dudas
y propongo ojos ciegos,

colmados de incomprensión 
y candor,

como de grano para pasar el
invierno.



Pedro Alcarria Viera, nacido en Barcelona, ciudad en la que reside, el año 1975, escritor, traductor y guionista radiofónico, fotógrafo para publicaciones científicas en el campo de la historia del arte, colaborador en la radio municipal de la ciudad de Castelldefels y poeta con los siguientes títulos publicados: El dios de las cosas tal y como deberían ser (ArtGerust 2015) y Camada (Ediciones Vitruvio 2021) además de coautor de la plaquette Damnatio Memoriae. También ha publicado sus poemas en revistas como tActe Barcelona, Almiar o Casapaís. Es creador del blog Cocinando chacales.


ILUSTRACIONES: La imágen ha sido remitida por el autor de la obra.


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