hubo un tiempo
en que los pájaros azules
se detenían en las ramas de los viejos árboles
y las madres tranquilas daban el pecho a sus hijos
nos hacían creer
que un miedo de siglos era una leyenda
los gritos lejanos no serían otros
que los de un mono asustado
hubo un tiempo
en
las tardes de octubre
el tiempo
es
una tórtola deslumbrada
perdiéndose
en una milpa
pájaros de sombra
en un cielo azul fugado
se visten de nubes
y
la cobra negra de la noche
en campo de algodones
se tiñe en el claro de luna
amada
el rocío de la mañana
son lágrimas de viento
en tus ojos de hierba
el pasado
es una naranja
la lluvia
cae de tus ojos
el viento
tiene cabeza de gallo
y
el caimán
se llevó tu pierna
hacia
el palacio
de su rey
por los márgenes de la esperanza
y de la muerte
metiste tu mano
y
vi extendiéndose en las aguas
los dedos que me sujetan
en la laguna de un sueño
el cuerpo del caimán
es una balsa triste de palabras
secas
por los márgenes de la esperanza
y de la muerte
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