'El tango de la viuda', y otros poemas de Madeline Millan

'El tango de la viuda', y otros poemas de Madeline Millan

Los poemas de Madeline Millán, incluyendo "El tango de la viuda", presentan un enfoque interesante sobre la muerte, la soledad y el amor. El poema "Tango de la viuda" es una reflexión sobre la pérdida, donde la autora se comunica con un hombre por teléfono mientras revela la muerte trágica de su pareja actual. Millán usa una metáfora de baile para expresar la idea de la vida, y que hay que aceptar los giros y los cambios en el ritmo del mismo. El poema "Lección de baile 1" es una exploración de la idea de que el baile y el bailador no se pueden explicar, que se deben sentir, y que la música puede servir para desbloquear las emociones en la tragedia.


Tango de la viuda


definitivamente viudo,
definitivamente solo,
.......... definitivamente viejo,

Pablo de Rokha

Que como todo tango
El tango del viudo es para bailarse
Suena el teléfono
un hombre llora en la línea
al otro lado de esta isla
Palabras aterradoras prorrumpe:
“Está muerta, se mató”.

Él, quien ha urdido todas las mentiras
matado y torturado en un país del sur
Me ha convencido con su única
credibilísima verdad
No me importa lo que haces,
lo que has hecho
y lo que harás.

Fueron sus hipos llorosos, los mocos que no contemplé
Suspiros y los silencios que oí
Y ella, a quien no quiero nombrar
La historia más o menos así,
contada como si fuéramos amigos, los tres, bailando
Esas cosas trae la muerte
Alguien de carne y hueso pierde su rostro
En segundos se va volando por los espacios siderales.

Mi viudo, antiguo bandido, fugitivo
Describe a su gran amor: la joven, la bella,
La de la eterna sonrisa
Eso contaba el cuarentón antes descrito
a su olvidada Julieta al otro lado del mundo
Hasta que una noche, una triste y larga noche
cuando anunciaba sus verdaderas nupcias,
Su bella irrumpe contra una palma
Aquella enhiesta, la que sobrevivió
huracanes, malas intenciones
no la sobrevive a ella a 100 millas por hora
Y volando, volando, volando
Sale volando con su cuerpo, lo entrega
a los aires tropicales de Palm Beach Road.

Entre la chatarra sus pedacitos quedaron
No encontraron su rostro por ningún lado, dijeron las autoridades,
Ni su huella, pues, en el vecindario aquel
Zapatos solamente, los que siempre sobreviven la escena.


Lección de baile 1

El baile y el bailador no se explican
Qué te voy a contar mientras bailo
Si no hay pensamiento, si se es otro sin edad
Intentarse una lección
Con palabras: un sonido de tacón sobre el tablado
Voz de animales en ritos no presenciados:
Un gallo que canta
Una gallina pone un huevo
Amanece, el movimiento inicia, ella muere
Comienza el tango.

Mientras bailo no soy
Una abstracción de mi dolor una inmemorable reacción al recuerdo
El gallo canta la gallina pone un huevo, al unísono
Bailemos y hablaré de lo inevitable, querrán saber de una vez
Cómo amo, bailo, cómo moverás las caderas a mis cincuenta
A mis sesenta a mis setenta a mis ochenta
Mientras me abrazas desnudo contra desnudo
Tomando mi espalda y acariciándola sin luz, como ayer,
Con todos los ayeres cuando teníamos recién poquitas penas
Tan poquitas que podíamos olvidar y seguir el paso
El baile de ahora es un pie sobre la misma loseta
Despacio, sin prisa, contra el tiempo
Esa cuestión de ir a ningún lado, imperceptible el vaivén,
Secreto que me piden, callando
Y que dejo para otra ocasión.


Receso

Celebramos la mañana y en la noche otros seres
No eres su enemigo, una cabeza o las vísceras del guerrero
Cuando se hace el amor a veces confundimos el terreno del combate.


Lección de baile 2

La puesta del cuerpo como un sol nocturno
El cuello el cisne que se resiste a morir
o que en posición de buda no abdica y tieso queda
Eso que llaman sudor es necesario
Para emprenderla larga, de pieza en pieza,
sin parar porque la obra no está terminada
Estas lecciones son privadas, no sé si seré un bufona
o si me atreveré a interpretarte el amor que me duele.

Ensayo frente al piano negro reflejada
Creo entender que quiero verme y tratar de no mentir
a la hora en que el bailador es el baile
Para que me veas bailar
Con el riesgo de perder todo artificio
Ay mira que mira mira, ay mira que anda y anda
Y te amo y no te tengo ay que mira, ay mira que anda anda
desde que te estoy queriendo no sé lo que me pasa.

Conociendo el baile de adoré
y los ancestros, avatares que entiendo,
me inducen a ser la que te revele
algunos de los últimos secretos de mi especie.


Lección de baile 3

Que tus pies no paren de llorar
Que la guitarra te consuma los nervios
y en nota aguda quieras cantar hondo
Ya no puedo cantarte mis memorias
Estamos unidos en la línea de un tango
No pido perdones porque tú no olvidas.

Valparaíso no muere cuando le traicionan
En el aire sigue la música de siempre
No digas, entonces, que vienes a buscarme de otros mundo más bellos
y que pueblos más dulces habrías podido escoger
Qué manera curiosa de definir el amor: una condena
La historia continúa en los cementerios florecidos
y en pueblos donde nunca llueve.

Dices que no pides qué que bueno: no hay culpable
Y no sabes que me pides que siga esperando
a que la línea se disuelva mientras bailo
Se mueve una lágrima, a lo lejos contemplo cascadas
Cielos diluvianos, mares que nos tragan y sobrevivimos,
Contemplando el movimiento, seguir vivo en lo profundo
De los mares que nos separan.

El bailador no llora mientras baila
El dolor debe ser el baile mismo
No, no somos amantes porque el tiempo no te trajo después
En versículos de amor jamás conoceremos público
si yo con identidad de esposa y madre los destruyo
Un graffiti escribo en las paredes de una estación de tren
Como una adolescente confundida, más bien desesperada
Un garabato, no sé si moverme o quedarme
Al ver llegar el tren que nos separa
La rima, destruyámosla, bien me parece
Cantemos, olvidemos, arriesguemos un paso.

Digo: Si bailaras más, menos disculpas, tablas, profecías,
Testamentos habría, pero tal vez no habría palabra
La muerte no sabe bailar, estas lecciones de baile se escriben
Cuando ya no hay danza, solo movimiento subterráneo.

Hay quienes aseguran que el baile fue invención de Lucifer
En los túneles de un tren zigzagueando de regreso por este oscuro Manhattan.


Lección de baile 4

Lleva el brazo detrás de mi espalda,
la mano apenas toca la curva de mi cintura
Una pierna desliza entre las mías, levanta mi brazo y la mano fuertemente.

Hacia atrás y hacia adelante con mi cuerpo flexible, maquinalmente siguiéndote  Río mientras amenazas: Hands up!, como Eastwood de vaquero.

Pistola en mano, vas matándome, sé que la muerte puede ser verdad
Everybody knows that the dice are loaded, canta casualmente Leonard Cohen.

Nadie sabe, pero nadie sabe, que nuestro baile es a puerta cerrada
Nadie sabe que nuestros días están contados
Sin embargo, no soy la dócil de un tango,
no puedes estrujarme, ni tirarme impunemente a las dunas.

Arrastrada por el suelo cuando bailamos
hasta rabiar de rabias acumuladas
porque una cárcel nos limita el giro
De un guaguancó o un son montuno que no aprendiste en el sur
Yo, entre dos tangos, bailo metida entre tus piernas de dandy inglés
Ay Míster Charly, pocos conocen tu verdadero nombre y apellido
Cuando comenzaste a ser otro en los mares del Caribe en Manhattan.

Nadie sabe tantas cosas que yo sé de incógnito
Hablamos sin palabras, tú empujas, yo me resisto
Tú me atrapas, y yo me escapo
Tú me doblas el cuerpo hacia atrás
Me lanzas al abismo, por el suelo.

¿De qué son tus rabias si sabes que te amo?

Será porque no soy la que quisieras, siempre se es otro en el baile.



Lo que el viento se llevó

Escucho a Louis Armstrong en los 20
cantando lo que buda en la India:
When you smile the world smiles with you

Las palabras más bellas
que oí se las llevó el viento
Lo que el viento me llevó fue el amor
Quedé sola con palabras.

¡Ay, dolor, puro gozo!
Sin ti hoy empiezo a bailar
Bailaré por los desiertos,
las dunas por donde comí de tu mano.

Te vas un día de octubre
Y un 6 de noviembre caerán
sobre mi cabeza todas las muertes
de los muertos,
la mía incluida.

¡Ay, por qué tanto dolor en mi baile!
¡Trata que la pena no sea pena,
penita, pena, pena, penita!

Estoy tristísima lo sé
Te fuiste llevando las palabras
Las no escritas en las paredes
de la ciudad de Manhattan
Una ciudad pequeña
Un roto por donde escapa
mi mar, mi cielo, infinito del Sur.

El mundo se hizo tan pequeño
Desde La Patagonia a los mares del Caribe
Así, pasando el agua, volvieron a verse las caras:

Mundo pequeñito
¿qué mundo me das?

Salta por mis ojos
que quiero volar,
Niño pequeñito
¿qué niño me das?

Esperas hacerme viuda
Ponerme a bailar, llorando
No guardes luto por nadie
muchacha bonita en tus cuarenta
Por el esposo ido ordeno
una sonrisa con los soles de tu isla,
aquellos que bien conoces.

Contra la desgracia esta niña, esta niña
Si partes dos veces, ya estás muerto,
Curiosamente el mundo sonríe
de vuelta.

Da vueltas.


Estaciones

Debajo de esas ropas quién existe
en una época en que el otoño
en Manhattan es más bello
tal vez recuerdo a Cornwall
lugariño donde te esperé.

Debajo de unas ropas dormidas
Belle Port de verano, en brasier,
ni tonta, si es negro, ni perezosa
Igual en una trusa de playa
nos desplazamos por la arena
Vestida, aparentemente, como los demás.

Llevaba este copón de hilo negro por emblema
Salí caminando acompañada
Patalón militar hasta las rodillas
color verde oliva mi piel
al estilo de ahora
camuflaje por fuera y por dentro
Guerrillera en los cuarenta
Nada cambia hace 20.

En 34 B, salgo a caminar con mis gafas
A medida avanzamos nos advierten
Las dunas son amurallados territorios de pájaros.

Pajaritos volando detrás de turistas e invasores
Bandadas de Plovers de Fire Island, níveos de locura
Nos encontramos, ciertamente, en una isla de fuego.

Soldaditos en blanco y negro
salen detrás de nosotras
Huyendo, haciendo el quite,
nos ganan la partida con sus picos.

Al baile de los pájaros que no vuelan
— casi nada—atacan sobre nuestras cabezas
tan cerca de la arena, un incendio.

Arena, tierra de combate, estoy de vuelta.



Madeline Millan Nació en Coamo, Puerto Rico y vivió durante sus años de escuela superior en Bayamón. Inicia su bachillerato en periodismo, y luego en Estudios Hispánicos (UPR), en donde hace su maestría. En los años ochenta participó en el taller literario de la poeta María Arrillaga, junto a Daniel Torres y Edgardo Nieves Mieles, en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Luego intentó entrar a una compañia de teatro. Sin lograrlo, cambia el rumbo y termina un doctorado en Nueva York. Formó parte de la junta editorial de la revista Extremos (Nueva York- Santiago de Chile- San Juan de Puerto Rico). Es editora de la revista de cine latinoamericano Entreextremos. Ha publicado en varias revistas de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa. Su primer y más amado libro está inédito, Leche, titulado originalmente Nanas en Alphabet City. Hace aproximadamente dos años publica Para no morir por segunda vez, en Buenos Aires. En otoño de 2004 saldrá su segundo libro de poesía, De toros y estrellas (Terranova Editores). En principio, considerando el taller en que publica bajo la dirección de María Arrillaga en 1981, pudiera ser considerada como parte de esta generación. Sin embargo, Millán considera que comienza su conciencia poética con Leche en 1994-5, Manhattan, lugar donde todavía reside. Website.

 

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