'No te apresures en llegar a la torre de Londres porque la torre de Londres no es el Big Ben', relatos de Eugenia Gallardo

No te apresures en llegar a la torre de Londres porque la torre de Londres no es el Big Ben', relatos de Eugenia Gallardo (fragmentos)

No es fácil asesinar a la fantasía. Lo intentaron monjas construyendo internados de dos pisos. Lo pretendieron tías evangelizando sobrinas en las montañas cuchuma-tanas. Probaron hombres fornidos, de labios carnosos y manos suaves. Países de todo el planeta aprendieron a lanzar cantos de sirena para ensordecerla al menos ya que se negaba a morir. Por algún tiempo la adormeció la hipnosis. En otro momento se dejó engañar por un diván negro, un viejo preguntón y un libro de notas.

Hasta pareció derrotada cuando la culpa impuso sus argumentos de miedo. Pero la fantasía tomaba otras formas y aparecía siempre: tímida en un pie de página, rebelde en una sopa con sabor a “no te entiendo”, majestuosa en una hormiga retozona, caótica en una colección de relojes, vanidosa en cinco mil telas para una sola blusa.
Porque el inventor de los poporopos, nuevaorlandés de nacimiento, negro de color y viejo por desgaste, no sólo era sabio sino también curioso. Un día, sentado en la única silla donde lo dejaba sentarse su mujer cuando estaba con ropa de trabajo, miró fijamente a una semilla y le dijo:

—Eres cerrada por todos los costados, tu color de madera recién barnizada no parece indicar que haya vida dentro de ti y sin embargo sé, por mis largos años de jardinero en la gran mansión de Mr. Thompson, que germinarás si se te cuida o aun sin que se te cuide dejándote un poco a la casualidad y a tu carácter porfiado de semilla veleidosa. ¿Que pasaría, me pregunto, si te sacara el alma violentamente, sin agua, sin sol, sin gusano medidor que te abriera paso entre la vida de la tierra?
La semilla no podía creer que semejante viejito de barba recortada, bigote en moña y cejas nevadas fuera capaz de amenazar a una indefensa criatura de la naturaleza. Debe de estar aburrido de vivir con esa mujer mandona que no lo deja sentarse en otra parte hasta que se bañe y se cambie, pobrecito, —pensó— y abriendo una boquita que sólo ella sabe dónde la tiene dijo respetuosamente:

—Señor jardinero, le voy a ahorrar horas de experimentos y me voy a ahorrar siglos de torturas: sacarme el alma no es difícil, es cuestión de darme mucho amor, pero mucho, mucho, intensamente, sin dejarme tiempo de pensar ni de huir ni siquiera de respirar. El intenso calor de ese amor me hará explotar de felicidad y saldrá mi alma para gozo de quien quiera disfrutarme libre de esta caparazón protectora.
Mientras escuchaba, el viejito traducía mentalmente la receta a términos prácticos, al fin que era lo que había hecho toda su vida como jardinero: traducir las sutilezas del amor por la vida a términos prácticos de bulbos, gladiolas, abono, rastrillo.

Y fue así como el jardinero de Mr. Thompson pasó a la historia y de generación en generación nos ha llegado el conocimiento de que para sacarle el alma a una semilla es preciso enamorarla en el aceite, calentarla en el amor a fuego fuerte, taparla para que no huya ni respire y de ahí sale un manjar blanco con tanto sabor a ángel que para equilibrar el bien con el mal, como debe ser, hay que ponerle un poco de sal.
La mujer del viejito se puso tan feliz con él por su descubrimiento que le cambió la silla al lugar más soleado de la casa, le puso alfombrita abajo, pantalón de trabajo recién planchado y lo dejó retratarse comiendo poporopos y sonriéndole con ojos de niño sabio al retratista.

Textos pertenecientes al libro 'No te apresures en llegar a la torre de Londres porque la torre de Londres no es el Big Ben', de Eugenia Gallardo (fragmentos).




'No te apresures en llegar a la torre de Londres porque la torre de Londres no es el Big Ben', relatos de Eugenia Gallardo (fragmentos)


Eugenia Gallardo apareció sorpresivamente en el ámbito literario guatemalteco en 1999. Contemporánea en edad con los escritores de la Generación del 70, sólo fue conocida por la mayoría de ellos a fines de la década de los noventa cuando salió publicado su primer libro de narraciones, No te apresures en llegar a la Torre de Londres, porque la Torre De Londres no es el Big Ben. Es un ejemplo típico, a primera vista, de la literatura del exilio cuyos registros no se inscriben primordialmente en la literatura del filón político, sino reflejan las preocupaciones íntimas de una sociedad silenciada y reprimida cuyos componentes habitan simbólicamente en espacios cerrados o en las afueras del límite de lo nacional. Gallardo salió en un momento en que se recrudecía la violencia política y muchos intelectuales y profesores de la Universidad de San Carlos, entre ellos Gallardo, salieron al exilio en forma apresurada, para no ser una más de las víctimas. Vivió muchos años en Costa Rica, luego en Inglaterra, y de allí partió a Madrid a trabajar con IRELA, para posteriormente volver a Costa Rica a trabajar para FLACSO. Regresó a Guatemala en 1993 quedándose a residir allí hasta el presente. Aira Toledo

Eugenia Gallardo, Msc Economía de América Latina Universidad de Londres es escritora y experta en el tema de desarrollo con enfoque cultural. Ha sido docente universitaria y asesora ministerial (Ministerios de Cultura y Finanzas) y consultora de organismos internacionales en Guatemala, Costa Rica y España. Co autora del Plan Nacional de Desarrollo Cultural de Guatemala y capacitadora en el tema. Nació en Cobán, Alta Verapaz, Guatemala, en 1953. Actualmente reside en Carolina del Norte, Estados Unidos. Website.


°24 años después 
Eugenia Gallardo
Artista visual & Escritora 

Post actualizado el 30 de diciembre de 2023

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