“Dime una cosa, ¿estás dispuesta a vivir 100 años? Entonces vente conmigo”. ¿Dónde lo leí?... ¿De dónde me viene esa docena de palabras y, por qué las recordé, justo cuando le abría la puerta a una desconocida para ingresar al lugar del cual ya me iba?...
Me quedé pensando en eso durante un rato, un poco distraído, arañando en la memoria para recordar aquella afirmación precedida de tan extravagante interrogante.