"Recordando a Alejandra Pizarnik: Un homenaje a través de la poesía"

"Recordando a Alejandra Pizarnik: Un Homenaje a Través de la Poesía"

En este homenaje, trece autores han plasmado sus palabras para honrar la memoria y la impactante obra de la poeta Alejandra Pizarnik. A través de versos profundos y viscerales, exploran su mundo interior, sus pensamientos y emociones, capturando la esencia de una figura literaria que dejó una huella imborrable en el mundo de la poesía, un tributo que refleja la admiración y la conexión con su legado literario.

¿Cómo no me extraigo las venas y hago con ellas una escala para huir al otro lado de la noche? 
"El despertar" ('Las aventuras perdidas', 1958)




Poemas para Alejandra Pizarnik

Julieta MarchantSantiago de Chile, 1985. Ha publicado Urdimbre (Inubicalistas, 2009); Té de jazmín (Marea Baja, 2010); El nacimiento de la hebra (Edicola, 2015), parcialmente traducido al inglés como The Birth of Thread, traducción de Thomas Rothe (Tinfish Press, 2019); Habla el oído (Cuadro de Tiza, 2017) y Reclamar el derecho a decirlo todo (Pez Espiral, 2017; Jámpster eBooks, 2019). Es codirectora de los sellos Cuadro de Tiza Ediciones y Editorial Bisturí 10.


No soy más que un adentro

“Cuando espero dejar de esperar, sucede tu cada dentro de mí. Ya no soy más que un adentro”. -Alejandra Plzartrik

encenderte, apagarte, tirarte por la ventana, volver a tí como un niño que agarra un animal de la cola y lo vigila y lo lame/ ser tú y no ser tú/ tenerte en un puño/ cinco dedos para la hora del té/ y tu cabeza que me dice un trabalenguas que no puedo repetir/ sobrepuesta en la mesa me hablas de tu adentro que es un vacío que espera un afuera/ un pañuelo blanco en la escena del tren/ un adiós con la mano derecha siquiera/ cuando dejes de esperar, Alejandra/ llegará el poema y saldrás al fin de él fumando un cigarro con una sonrisa ancha para la ocasión (1) 

digamos que la noche es triste 
digamos que estás esperando que alguien vaya cayendo 
y que de pronto entre en vos 

-sumergirse como quien pierde el equilibrio y se dice horizontal 
digamos que eres pequeña y discreta 

que puedo encerrarte en este poema y que no saldrás 
que soy yo la que cae 
o que soy el adentro y tú el afuera
que sin permiso te hundo en mi (2)

digamos que te creo que confio en vos como antaño cuando la noche era triste y busqué lo que quedaba de tu cuerpo digamos que tengo fe y mal humor que apareces con un pájaro anónimo y le das de beber y le enseñas que no hay patria posible que el destino dice viajar -irse lo más lejos posible donde podamos intuir que el lenguaje es más que una casa que un mueble en desuso 
que un océano enorme mirado de cerca (y que de lejos se hace pequeño una fotografía un dibujo hecho por un niño, un mar microscópico en el que se baña una hormiga) 

«como el fantasma de mi abuela que deambula por la casa y canta desafinado una melodia sobre madera dulce y desamores del sur/ rumorean que sigues en tu departamento! jugar a espantar a los vecinos! siempre jugando con la muerte, Alejandra/ jugando a los naipes y a la poesía/ sentada a la misma hora/ puntual como un oficinista/ el lenguaje tuyo desarma el abecedario y da volteretas/ digamos que te creo y qué asisto a tu encuentro/ digamos que me das de beber! que sucede tu caída dentro de mi/ que vuelvo a ser 

un adentro dispuesto y que de pronto giro la cabeza hacia vos 
y me reconozco. 

(1) si me acuerdo de tregedias/personales enciendo un cigarro/ y salgo del poema'. (Joan Brossa). 

(2) Ya quisiera yo a veces que la enfermedad de ti volviera, ese resfrío adolescente que me tuvo que me tiene apuntadote de frente sin oponer resistencia a tu nariz.




Poemas para Alejandra Pizarnik

Reina Varela (Venezuela, 1944)Profesora, autora de "señales de Humo" y "Cantos Rodados", entre otros. Sus poemas han sido publicados en varias antologías en Venezuela y Mexico.


Atacante Suicida

Quien la vistió
para sus nupcias
con el estallido,

quien peinó sus cabellos
y ajustó el pañuelo
a la usanza de las muchachas palestinas

Quien ciñó el fatal cinturón,
como fue el intercambio de miradas,
y el nervioso roce de los dedos
¿Qué tan difícil fue resistir
la última tentación
de ofrecer a la cámara una ultima mirada?

Lo cierto es que no hubo temblor
transferido al papel,
ni palabras -quizas- en los abrazos.

Vino una certeza;

¡AHORA!
¿Qué dolio más?




"Recordando a Alejandra Pizarnik: Un Homenaje a Través de la Poesía"

Ana María Manceda es una escritora, poetisa, novelista, cuentista y narradora argentina. Co-fundadora de la Fundación San Martín de los Andes. Integrante de la Red mundial de escritores en español. Participa en diversas revistas literarias por Internet. Elegida con menciones de honor y primeros premios, participa en más de 30 Antologías colectivas, dos libros de cuentos personales obtenidos en primeros premios internacionales y una novela. Su próximo proyecto: publicar su libro de poemas.


Te busco

Te busco en los sonidos
que respiran la historia.
Te busco en la nómada
búsqueda
del alimento primitivo.
Te busco en las luces
de quásares ignotos.
Te busco en las cotidianas
mañanas del hastío.
Te busco
queriendo atrapar el tiempo
con el teléfono, con la informática,
con la intelectual aventura.
Te busco, te busco...
Y no te encuentro
¡Es solo un pocó de ternura!
Poder apoyarme en ese hombro
que acune mi loca cabeza vagabunda.
Te busco y solo te encuentro
en el recuerdo joven de la bruma.




Poemas para Alejandra Pizarnik

Graciela Wencelblat. Escritora argentina (Buenos Aires, 1947). Es coordinadora grupal y fue presidenta de la Fundación Mayorazgo para las Artes y Ciencias en Paraná (Entre Ríos). Ha publicado los libros El camino (edición de autora, 1980), Por disimular que estoy flotando (Torres Agüero Ed., 1989), La que dibuja los bordes de los cuerpos (Grupo Editor Latinoamericano, 1994), Pasaje del signo (Vinciguerra, 1998), Travesía del desierto (Vinciguerra, 2002), Itinerarios (Vinciguerra, 2003) y Cotidiana (El Mono Armado, 2006). Estas son sólo algunas de sus múltiples publicaciones y reconocimientos.


Desde Graciela

Esa noche
no podia quedarme
Alejandra.
La muerte acechaba.
¿De que hablar?
Rechazabas
lo único que yo podia-
mi abrazo.
Trotaba en la llanura
la estrella más brillante
pero no la veías.
Sí, corri
hacia ella/lejos de tu oscuridad.
Hoy más que nunca
camino tu voz
¡tanto tormento, tanta belleza!

 



Rolando Revagliatti

Rolando Revagliatti nació en 1945 en Buenos Aires (ciudad en la que reside), la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos y relatos y quince poemarios, además de otros cuatro sólo en soporte digital.
 

Poema para Alejandra Pizarnik

Tambien están -sondeo en el espejo- las ataduras
los objetos infinitesimales
albergados en la disonancia
los influjos lerdos atisbando
ralos

lo que aún crece.




Poemas para Alejandra Pizarnik

Alejandra Planet: Periodista chilena con estudios en filología hispánica, galardonada en numerosos concursos de poesía y cuento. Sus obras han sido premiadas y publicadas en diversos países como Chile, Argentina, Uruguay, México, Cuba, Estados Unidos y España.


Un poema homenaje a Pizarnik

Ven Alejandra,
Que llega la noche a los solares
Y te grita desesperada,
Rompiendo los cristales de este mundo.
Ven, ven, poeta ausente,
Es tu noche amada la que clama,
Tu lecho de palabras.
Apura el paso frio de tus huesos llorosos,
Que la guitarra perdió sus cuerdas
Y los tambores apagaron su canto
Para que reinara el silencio,
Tu silencio amigo.

Ven Alejandra,
Y olvida desde las alturas
Que eres un pájaro herido,
Al que le duele la vida
Porque el temor se fue con el sol lejos de aqui
Y los delirios de tu destino
Vaciaron tu reloj de arena
Un dia de septiembre.

Ven, no tardes más, ven
Al mundo que pintaron los muertos,
A la tierra que borran los vivos,
Y deja una huella azulada
En las letras de estos versos.




Poemas para Alejandra Pizarnik

Lucevan Vagh Owen Berg (Lima, Perú 1978). Discípulo fiel de las eximias obras de los Poetas de toda filiación. Vive actualmente en un pueblo de Piura, dedicándose de lleno al arte de las letras y a la pintura.


No más alla

Ya es hora de guardar
estos disparos..
estos instantes únicos
de sangre
estos túneles nupciales.
Ya es hora de cerrar
esta interminable respiración,
esta certeza única del corazón,
esta liquida voz...
esta alma, trágica y nocturna.
Ya es hora de acabar
este temblor inuhdado en las iris,
este insoportable dolor en las falanges,
este hondo vacio desaforado,
hosco, asfixiado.
y seguir adorando siempre
siempre y siempre más,
tus parpados en mis sesos
como costras del desierto
de mi piel.
Pausa eterna;
a dormir.




Ivana Simeoni

Ivana Simeoni. Nace en Rosario el 1º de Agosto de 1983. Es Poeta, Actriz y Dramaturga. Participó de varias antologias poeticas en la ciudad de Rosario, y en la ciudad de Buenos Aires. Su primer libro de poesía “Adela Miente” fue publicado en el año 2012 por la editorial Tropofonia. Luego publica su segundo trabajo en un fanzine poetico llamado “En un sonido de cruces” de Ojo de Tinta, Ciudad Gótica. En el año 2014 fue invitada al festival de poesia de Rosario y al festival de poesia joven de la ciudad de Buenos Aires (APOA) Actualmente, corrige sus textos para un posible libro de poesia, y participa en revistas literarias de la ciudad y en ciclos con lecturas.


En medio la muerte

Soy a pesar del viento
un cuerpo duro
un antes, en membranas
y del ahora
esa sensación de calma.
Soy a pesar de un rayo
algo blanco
la derretida, soy
la vela apagada.
La muerte con el cuerpo
se equivoca,
nos eleva mudos
atentos
por callarlo todo.




Daniel Rubén Mourelle

Daniel Rubén Mourelle nació en Buenos Aires, en 1954. Desde 1984 hasta 1992, fue director de Clepsidra (Primer Premio en el Certamen Nacional de Revistas Literarias, organizado por el Fondo Nacional de las Artes en 1988). Recibió el premio Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (poesía, 1989).


Blusera

Decir no
como en un canto de perros
dormir multiplica
maestros
para morir sus lecciones
tonadas rotas
bajo el hacha de una lágrima
vacilante
de tan bella
horrible
monstruo joven
de tan espanto
confiable

muda para otros




Mercedes Alba Benítez

Mercedes Alba Benítez, originaria de Guadatajara Jalisco, egresada de Literalia, ha publicado en periódicos y revistas de Mexico y Estados Unidos de América. Participo en el libro colectivo Calendario de Palabras, -CECA, jalisco, 1992y en la antología verbo Cirio 11, de Patricia Medina 2004. En el año 2000 publico los poemarios informe de retirada y Exilios. Activista en pro de los derechos humanos de las mujeres y las niñas desde 1987, creadora del -Tendedero en contra de la violencia vivan Las Niñas. Actualmente radica en Finlandia. 


Alejandra Pizarnik y yo

Dos abedules morados y amarillos vigilan la entrada de 
nuestros silencios, donde caminar es un arma de autodefensa, contra quien pregunta: 

¿Y que a de ser de mi, sí nada rima con nada? 

un ataque al corazon a quien calla la hora en que empezo la desgracia. Te encabritas animal herido y yo continuo la danza dando vueltas a este cielo tormentoso y 
celeste al mismo tiempo, caigo en las trampas de silabas 

furiosas y de vocales invisibles que fracturan más rodillas, 

deliro, te busco en el maiz morado, en la pintura fresca 
de un collage, de mujeres rotas. 

Como escribiste, somos una leyenda infantil, un infierno musical, una piedra con dientes. La inocencia es alguien que no contiene el llanto que despierta a medianoche a abrazar sus propios brazos, es el espejo que refleja el mar 
y no se rompe. 




Gustavo Tisocco

Gustavo Tisocco nació en Mocoretá, Corrientes, Argentina). Es pediatra neonatólogo y miembro de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) desde 2003. Sus comienzos literarios fueron precoces. En septiembre de 2001 vio la luz su primer libro de poesías (Sutil) y participó en el 2003 de una antología internacional de autores del mundo de lengua castellana publicada en España. En el mismo año participó de la antología de médicos argentinos y brasileños. Fue mención especial en el congreso de médicos de Buenos Aires con su poema Abuelas blancas, obtuvo recientemente un tercer premio con su poema Ojos muertos en el foro literario Azul y palabras. Participó recientemente con otros poetas de la antología Libertad bajo palabra. Presentó su libro Entre soles y sombras en marzo de 2004 en diversas ciudades argentinas. En junio del mismo año obtuvo el primer premio de Poesía del Congreso de Médicos Escritores argentinos, chilenos y brasileños.



Debajo de tu nombre

Por salvarte te fugaste de la isla
Ya no formaras fila para morir.

¿Agitaras pañuelos en la noche?
¿Tendrás después de todo perfume de pájaro acariciado?

Un grito de lobo también te espera.

¡Ay Alejandra si vieras que solo están ahora 
el muelle gris y las casas rojas!
Las viejas canciones miedosas del alba
aún tienen miedo.

Necesito, poeta creador de silencios,
tú presencia para mi sed,
y no embriagarme de 
ausencia.

Necesito Alejandra
tú último viento,
para llorar debajo
de tu nombre.




Madeline Millan

Madeline Millan Nació en Coamo, Puerto Rico y vivió durante sus años de escuela supertor en Bayamón. Inicia su bachillerato en periodismo, y luego en Estudios Hispánicos (UPR), en donde hace su maestría. En los años ochenta participó en el taller literario de la poeta María Arrillaga, junto a Daniel Torres y Edgardo Nieves Mieles, en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Luego intentó entrar a una compañía de teatro. Sin lograrlo, cambia el rumbo y termina un doctorado en Nueva York. Formó parte de la junta editorial de la revista Extremos (Nueva York-Santlago de Chile-San Juan de Puerto Rico). Es editora de la revista de cine latinoamericano Entreextremos. Ha publicado en varias revistas de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa. Website.

 

Poemas del 13 de Octubre

10 (la ráfaga los separo, bailan las ramas de otoño. se iban poniendo rojas asi también sus bocas. cayeron hojas al suelo. nadie las levantó. ni siquiera nosotros. luego llegó el frio. parecia la vida morir y tomar la apariencia de rascacielos incendiados en el crepúsculo. el cielo de Manhattan, donde por azar llego el sujeto de la trama en bicicleta, tomó color. quizá estaba enamorado y la luz correspondia su tarea. corría por la ciudad repartiendo víveres bajo la luna, pero una tarde de fuego, el humo lanzó su cortina de luto. la ceniza cayó sobre una novia un dia 13. casualmente. sí ella en medio de las ruinas se llama de otro modo, por ejemplo Francesca o Maria, seguramente podrán identificarla en el cuadro de esta naturaleza muerta).

40 (basta, no me quedan (aunque quisiera) más territorios incendiados, piromaniaco obtuso investido de aguaceros de primavera. han pasado los meses, rosas negras en su tinta, me quito el abrigo pero no puedo desnuda asomarme a la ventana por riesgo de ser arrestada. siempre el ingenio se las arregló para salirse del marco. es mejor asi pintarme los labios como sí recordara el beso. lo sé, a veces parezco prostituta de burdel en pueblo chico cuando el rojo se corre. verme al espejo es una manera de recordar las manzanas pudriéndose en el cuadro).

45 (soy la bella impúdica sorprendida en el beso, la implicada de historias en canto forjado por recorridos circulares según un repertorio del pecado. esa palabra no deberia existir para poetas entendidos en amores, pero a veces pasa, las caducas, irremediables zombies escapan como de un cementerio haitiano o del caribe. como un insulto gritar puta y no encontrar el sexo del mismo vocablo saliendo a defenderle. en el amor y en la guerra el género hace trampas. otra de ellas, a su encuentro, es el perdon. tomarle el peso. él quiso lavarse las manos. pretendió, al revés, salir absuelto con palabras después de su voluntario viaje por el cuerpo. la encontró malevola, se hizo compadrito maneobrando el cuchillo de amante ante el esposo. frente a frente, invita a matar al enemigo común. olvidado del sur, culpa afirmando no ser inocente la muchacha a la que amó. dijo: he ahí la hacedora de mis dias, hermano amigo, ahi te la dejo, fingida, antes de irme).

31 (el 13 de octubre del corriente año desaparició una mujer del mapa, se dijo ser amada según las autoridades. se encuentra en la morgue, ll quitaron e traje nupcial, dejándole los pechos al aire, su pubis en forma de pera incitante a pesar, el ombligo profundo. hasta ahora le han contado 25 puñaladas, en ql vientre. el corazon intacto) 

32 (él era un hombre de pocas palabras. la abuela le advertió cuidarse de los caballos quietos y de los hombres callados. pero el sexo era inevitable. arte de entrar, salir, regresar como un mago, saciando bocas, venciendo la verba. decia amarla y no tenía motivos para manejar con tanta destreza el cuchillo. no, no se arrepiente de haberla matado. por eso argumenta su derecho a callarla para siempre) 

42 (tan joven cuando llego. su cabellera larga, su barba incipiente, como sí estirara los brazos para ella fijo al retrato. como quien no quiere la cosa. ideal para filmarlo un director de peliculas porno, echando el cuerpo hacia atrás su sexo se dibuja. ella conoce la forma bajo los pliegues de la ropa, ha palpado y llevado a su boca el miembro entero y ha sido feliz quemándose en el fuego. cuando entra al umbral siempre es Paolo el que la cruza. ¿qué destino se esperaba de tus ojos, Francesca?) 

46 (vino con maleta a galope a matarla entre las hojas amarillas, entonces se creía el más el hermoso del mundo. un avión lo regresó a los andes, bajó la recta o franja estrecha de su tierra por el estrecho paso de magallanes. comió y bebió poco el lord inglés, rejas lo amenazaron y como faquir se elevó a las alturas delyhierro. fue fugado, buscó una brújula en dirección a otrá mujer. tuvo viuda o penelope esperando al otro lado del mar. regresó como anunciaba, como dios manda a los amantes —o a los esposos—, imperativo el drama de pultarse la ropa, fornicar una vez por semana, p0ue a poco'a los ojos de la amada so hizo el bello de la histgria, no pasaba el tiempo para ella. pero pasaron inviernos, y otras muchas estaciones. ella dejó simbólicamente el tejido en un vagón de un tren, pero no dejo de escribir su desenlace) 

47 (no le digan que la han muerto. callad esa locura de sus ojos. prenderle faros, bañaria en lás mismas rosas negras de su lecho nupcial. aunque estén secas y sean de un color inverosímil. desnudarla, protegerla, hagan de cuentas que fue la niña feliz en bicicleta. que no creció, que no conoció amor. finjamos para evitar contarle como terminaron sus dias) 

 


Sus cenizas 
Cien mujeres enlutadas, tal vez menos, más 
En procesión con un muerto detrasito, 
de reojo mira por el ala del sombrero 

La cuestión del entierro, cómo maniobrar veloz Recostar por fuerza lo que dice pertenecer a la tierra El cielo rayado apunta, esgrime amenazante 

Las cruces, un palo vertical contra otro horizontal, 
un clavo clava el clavel rojo sobre el madero 

53 (seria verdaderamente absurdo abortar cuando yo no hay sangre para preñarse. todavia más penetrar sus mares cuando entre las piernas sólo hay una vagina con un reloj de arenas. ya no puede ese personaje de mujer, alojada en el infierno, parir hijos a la vera del fuego o en el agua. lo que se conto en el canto del poeta fue el aire negro haciendo de las suyas y en representación de otros. tanto en la tierra como alli los humanos quieren novelas, buenas novelas. el adios debe ser perverso) 

 

"Recordando a Alejandra Pizarnik: Un homenaje a través de la poesía"

Juan Carlos Vásquez, Valencia, Venezuela. Ha participado en colecciones internacionales y proyectos literarios en EE. UU., España y América Latina. Autor de "Pedazos de Familia" y "Vulnerables", su obra "Colapso" abarca poesía de 1999 a 2022. Ha sido distinguido en los premios Nosside en Italia, Finalista del concurso de microrrelato «GUKA» Buenos Aires, 2018. Formó parte del grupo cultural «Spanic Attack» en El Bronx, Nueva York. Publicó en revistas como Barcelona Review, Canibaal, Casa Bukowski, El coloquio de los perros, Margen Cero y Diario La Razón. Residió en varias ciudades de Estados Unidos y España, actualmente en Barcelona. Website.


Seconal
    
Que fue el seconal y
ya no tienes ojos,
que aguardabas
insomne temblando
contra el deseo,
oscilando sin rostro con
una plática
exterminadora
 y desviabas el curso, 
el infierno musical
donde la niña
extraviada se hundía
sin ternura al salir el sol,
sola, en silencio,
desabrigada,
más allá de todo.
Que fue el seconal
y que ya no tienes dedos,
que ya no comprendes
y ya no corriges,
que después de
vomitar te has tumbado
y un ciclo de reflexiones,
ráfagas, flores iluminadas.

¡Alejandra!

ya me invitaste otros
años: 
derrames de ternura y
cuentos infantiles,
que si tomo las pastillas
para dormir
cesa el peligro y su latencia
en este sintoma que escarba.



Memoria iluminada: Alejandra Pizarnik 
 

Imagen de portada: desde Rebb (Pinterest)

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