Capítulo 5
Odio y drogas
Quizás me hubiera venido bien un psicólogo. «Quizás» no, seguro; pero en ningún momento vi viable esa opción. ¿Qué queréis?
Decidí estar sola y no contar nada. Hace veinte años estas cosas pasaban desapercibidas, la información era penosa y siempre te queda esa duda de credibilidad. Os preguntaréis qué sucedió después de aquello. La respuesta: nada.
Empezaba a odiar el mundo de la noche, no me gustaba trabajar en ella para pagarme