Yo sigo con el sueño de rodillas
Cuando te escribo, perforo el universopara que la lágrima caiga sobre un campo verbal,y muerda tu carne de espacios, soliloquios y notaciones,mientras descanso en ese diagrama del lenguajedonde la palabra se ríe de la ciencia,fractura el sentido de la lírica
bajo el ángulo recto de una calle,
se revuelca sobre la psiquis de un mundo al revés,y se convierte en el refugio finalCada vez que te bautizo,hay lagartijas en las estrellasque quieren romper el horizonte,yo vendo tus múltiples articulacionescon limpios apósitos de urbanidad,urbanidad del margen y de la lógica,pero tu lengua herida por lo diario,acompañada de crepúsculos y musgoen las manos rotas de las piedras,no se conforma con mis cuidados,y con los pies partidos por la lluviase desprende de la boca, y paseaen una bicicleta hermafroditapor esta ciudad abandonada donde corazonesembotellados se dejan preñar en la mesa del infiernocomo coágulos de sangre.Así te apoderas de la sinrazón, siempre,y acabas haciendo noche en los hospitales del espíritu,sin duelo, con la cara de ataúd, y acunando a los ancianospara asesinarlos dulcemente sobre altares de ocasión.Estás loco, y yo sigo con el sueño de rodillas y todas lasmariposas viejas ratificando de nuevo mi intenciónde dotarte de un gramo de inteligenciapara que seas repetible, orable, decible.
Una deuda conmigo es una deuda con la humedad
A esa blancura que ya no puede rozarme.
Escamas repetidasen dos corazones de carne.La edad en ropa interior deserta de mis pasos,amordaza las sienes y yo permanezco inmóvilen esta ciudad cerrada, en esta habitación maternaque adelgaza el silencio, silba los cuerposcon el ruido de los brazosdando besos inútiles al aire.Mi voz pesa en excesoen esta serenidad suicida,con este animal sangranteque ejecuta mi nombre derivado,con el recuerdo roído por el agua y el vértigode la ausencia pegada a mis párpados de nogal,entre aullidos que tiemblan sobre su belleza de hija,de madre, de semilla incrédula.Una blancura que no puede rozarme,deseada más allá de mis ojos, mucho más lejosde ese caldo de cultivo que es mi cuerpo,de esa vergüenza vieja que es la palabra tullida,demasiado alta, densa y aceitosa,como el sudor que quiere reconocerlay se queda sobre las manos, penetrando el tiempo.La muerte tiene lengua de lince,y mis oídos siguen atentos,porque una deuda conmigoes una deuda con la humedad salada y ácidaque levantó una pared en los pulmones del mar,una compromiso grave, amplificado en cada espuma,en cada limitación de su inconmensurable sonrisa.
Marian Raméntol Serratosa (Barcelona, 1966). Directora de la revista La Nausea. Miembro del grupo musical O.D.I. Desde el año 2005 hasta la fecha, ha publicado cinco poemarios y ha sido incluida en cinco antologías. Su obra ha sido ampliamente difundida en revistas especializadas donde ha publicado mayoritariamente poemas aunque también ensayo y artículos de opinión. Ha sido galardonada en múltiples certámenes poéticos nacionales e internacionales. Su constante actividad en el mundo de la poesía le ha llevado a formar parte de diversas exposiciones, recitales, festivales y performances organizadas por el Ayuntamiento de Barcelona, el "Museu de Poesia de Catalunya", editoriales, asociaciones culturales y otras entidades.
Blog personal de la autora: http://www.marianramentol.blogspot.com
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