Poesías de Marian Raméntol Serratosa

Yo sigo con el sueño de rodillas

Cuando te escribo, perforo el universo
para que la lágrima caiga sobre un campo verbal,
y muerda tu carne de espacios, soliloquios y notaciones,
mientras descanso en ese diagrama del lenguaje
donde la palabra se ríe de la ciencia,
fractura el sentido de la lírica 
bajo el ángulo recto de una calle,
se revuelca sobre la psiquis de un mundo al revés,
y se convierte en el refugio final
de una verdad compartible.

Cada vez que te bautizo,
hay lagartijas en las estrellas
que quieren romper el horizonte,
yo vendo tus múltiples articulaciones
con limpios apósitos de urbanidad,
urbanidad del margen y de la lógica,
pero tu lengua herida por lo diario,
acompañada de crepúsculos y musgo
en las manos rotas de las piedras,
no se conforma con mis cuidados,
y con los pies partidos por la lluvia
se desprende de la boca, y pasea
en una bicicleta hermafrodita
por esta ciudad abandonada donde corazones
embotellados se dejan preñar en la mesa del infierno
como coágulos de sangre.

Así te apoderas de la sinrazón, siempre,
y acabas haciendo noche en los hospitales del espíritu,
sin duelo, con la cara de ataúd, y acunando a los ancianos
para asesinarlos dulcemente sobre altares de ocasión.

Estás loco, y yo sigo con el sueño de rodillas y todas las
mariposas viejas ratificando de nuevo mi intención
de dotarte de un gramo de inteligencia
para que seas repetible, orable, decible.



Una deuda conmigo es una deuda con la humedad

A esa blancura que ya no puede rozarme.


Escamas repetidas
en dos corazones de carne.

La edad en ropa interior deserta de mis pasos,
amordaza las sienes y yo permanezco inmóvil
en esta ciudad cerrada, en esta habitación materna
que adelgaza el silencio, silba los cuerpos
con el ruido de los brazos
dando besos inútiles al aire.

Mi voz pesa en exceso
en esta serenidad suicida,
con este animal sangrante
que ejecuta mi nombre derivado,
con el recuerdo roído por el agua y el vértigo
de la ausencia pegada a mis párpados de nogal,
entre aullidos que tiemblan sobre su belleza de hija,
de madre, de semilla incrédula.

Una blancura que no puede rozarme,
deseada más allá de mis ojos, mucho más lejos
de ese caldo de cultivo que es mi cuerpo,
de esa vergüenza vieja que es la palabra tullida,
demasiado alta, densa y aceitosa,
como el sudor que quiere reconocerla
y se queda sobre las manos, penetrando el tiempo.

La muerte tiene lengua de lince,
y mis oídos siguen atentos,
porque una deuda conmigo
es una deuda con la humedad salada y ácida
que levantó una pared en los pulmones del mar,
una compromiso grave, amplificado en cada espuma,
en cada limitación de su inconmensurable sonrisa.




Marian Raméntol Serratosa (Barcelona, 1966). Directora de la revista La Nausea. Miembro del grupo musical O.D.I. Desde el año 2005 hasta la fecha, ha publicado cinco poemarios y ha sido incluida en cinco antologías. Su obra ha sido ampliamente difundida en revistas especializadas donde ha publicado mayoritariamente poemas aunque también ensayo y artículos de opinión. Ha sido galardonada en múltiples certámenes poéticos nacionales e internacionales. Su constante actividad en el mundo de la poesía le ha llevado a formar parte de diversas exposiciones, recitales, festivales y performances organizadas por el Ayuntamiento de Barcelona, el "Museu de Poesia de Catalunya", editoriales, asociaciones culturales y otras entidades.

Blog personal de la autora: http://www.marianramentol.blogspot.com


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