Ha querido crujir el seco estío en mis resecas fibras y aún soy yo.
Pino Ojeda
I
Puedo ser una y mil veces la bruma o la estirpe de domingo. Dentro de mi nostalgia encontrarán las diferencias y el porvenir del amor. En mi castidad fecundo embriones con los brazos sobre la tierra y una puerta al sol. Sobrevivo a las bacterias como los dioses eriales. Uña a uña escarbo las costillas de Apolinar. Los duendes prosélitos son comitiva de mis pasiones y de los hombres extirpo el plasma de la inmortalidad, me trasfundo en su hiel. Soy abeja negra con los recursos y emponzoño. Juego al