Se oyó una voz:
—Despacio ahora —con lo que Iago Lacross se arrancó de lo que estaba pensando. Su mente fue más rápida que su cara: se prendió de lo que la voz había dicho; mientras que sus ojos seguían sin ver, atentos a nada de
Foto: Javier Molina Barrios Conocí la obra de Jaime Saenz en un viejo sótano de un edificio en Manhattan en el año 2002. La ...