
Intenté de todo para escapar de él, pero esos ojos tristes me perseguían hasta en mis sueños. Tuvo que pasar diez años para que por fin terminara ese martirio, fue cuando finalmente entendí lo que quería decirme aquella mirada que quizás ya no exista, porque yo también estuve alguna vez del otro lado. Así como ustedes lo están ahora o lo estuvieron alguna vez en su efímera vida. Yo también caminé por esas calles atiborradas de gente.