Cuando leí la entrevista que publiqué en Letralia —esa conversación larga, franca, llena de silencios que dicen más que las frases— confirmé lo que ya intuía: Antonieta Madrid fue una escritora que supo moverse siempre en las orillas. Entre la crónica y la fábula, entre la docencia y la diplomacia, entre la discreción y la ambición formal. Este texto parte de esa entrevista que yo mismo realicé, y se despliega hacia su trayectoria y su resonancia.