"Poesía desde el abismo: Doce ejemplos finales"

En la historia literaria, emergen escritores cuyas plumas forjaron obras profundas y conmovedoras. A medida que exploramos sus vidas, nos adentramos en un mundo marcado por la tristeza y la tragedia. Figuras como Miyó Vestrini, Marina Tsvetáeva, Hanni Ossott, Martha Kromblith, Andrés Caicedo, Cesare Pavese, José Agustín Goytisolo, Gabriel Ferrater, Amelia Rossell, Antonieta Rivas Mercado, Pedro Casariego y Ana Cristina Cesar, encontraron en la escritura un refugio. Un lugar donde las palabras retumban con una intensidad sombría, una reflexión desgarradora de sus luchas personales que culminaron en finales insondablemente trágicos.




Cesare Pavese, escritor italiano nacido en 1908 y fallecido en 1950, vivió en Turín, donde obtuvo un título en Letras con una tesis sobre Walt Whitman. Su personalidad tímida, desilusiones amorosas y crisis religiosas/políticas lo llevaron al aislamiento.
En la editorial Einaudi en Turín, Pavese trabajó como lector y consejero, parte de la generación neorrealista. Tradujo a autores estadounidenses como Melville, Dos Passos, Faulkner y Steinbeck, y escribió "La literatura americana y otros ensayos" (1951).
Comenzó su carrera con "Trabajar cansa" en 1936, desafiando la poesía italiana. Sus narrativas realistas retratan vida rural y sociedad contemporánea (obras como "Allá en tu aldea" en 1941, "La playa" en 1942, "La cárcel" escrita entre 1938-1939 y publicada en 1949, "Antes de que el gallo cante" en 1949, "El bello verano" en 1949, "Entre mujeres solas" en 1949, "El diablo en las colinas" en 1949, "La luna y las fogatas" en 1950). Su diario "El oficio de vivir" (1952) ofrece testimonio de su vida y quehacer como escritor. El 27 de agosto de 1950 en Turin, el escritor garabateó unas líneas en la primera página de Diálogos con Leucó; e intentó infructuosamente establecer contacto con algunas de sus amigas, luego ingirió un frasco de pastillas que acabaría con su vida.


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
–esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo–. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.

Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.


Last blues, to be read some day

Era un sólo galanteo,
seguramente lo sabías-
alguien fue herido
hace mucho tiempo.

Todo está igual,
el tiempo ha pasado-
un día llegaste,
un día morirás.

Alguien murió
hace mucho tiempo-
alguien que intentó,
pero no supo.


Nocturno

La colina es nocturna, en el cielo claro.
Donde se encuadra tu cabeza, que apenas mueve
y acompaña aquel cielo. Eres como una nube
vista entre las ramas. Te ríe en los ojos
la extrañeza de un cielo que no es el tuyo.

La colina de tierra y de hojas cierra
con la masa negra tu vivo mirar,
tu boca tiene el pliegue de una dulce cueva
entre las costas lejanas. Pareces jugar
a la colina grande y a la claridad del cielo:
para gustarme repites el fondo antiguo
y lo vuelves más puro.

Sin embargo, vives en otro lugar.
Tu tierna sangre se ha hecho en otro lugar.
Las palabras que dices no se corresponden
con la tristeza nuda de este cielo.
Tú no eres más que una nube dulcísima, blanca
enredada una noche entre las ramas antiguas.

19 octubre, 1940




Miyo Vestrini

Miyó Vestrini. Nació en Nimes, Francia, el 27 de abril de 1938, con el nombre de Marie-Jose Fauvelle Ripert. En 1948, cuando aún era una niña, llegó a Venezuela acompañada por su madre [francesa], su padrastro Renzo Vestrini (pintor italiano) y su hermana mayor, dejando atrás los estragos de la guerra europea para sumergirse en los vívidos paisajes caribeños. Pasó su infancia entre Betijoque [Trujillo] y Maracaibo [Zulia]. En Maracaibo, donde finalmente se estableció, escribió sus primeros poemas entre 1955 y 1957. A los 18 años, comenzó a formar parte del grupo literario Apocalipsis, fundado por el poeta zuliano Hesnor Rivera. Luego se trasladó a Caracas, donde participó en movimientos vanguardistas como Sardio, 40 Grados Bajo la Sombra, El Techo de la Ballena y La República del Este, compartiendo espacio con figuras como Adriano González León, Caupolicán Ovalles, Víctor Valera Mora y otros escritores de izquierda. Su compañero fue Pedro Llorens, y tuvo dos hijos, François Popineau y Ernesto Llorens. Su estilo único, versátil e incisivo marcó el inicio del género de la entrevista literaria. Trabajó en medios impresos, radiales y televisivos como columnista, editora, locutora y guionista. Participó como guionista en la televisión nacional y trabajó en periódicos como el Diario Occidente, La República y El Nacional. Dirigió las secciones de arte en El Nacional y el Diario de Caracas, y coordinó la revista CriticArte junto a Antonio López Ortega. También estuvo al frente del suplemento infantil El Cohete. Fue galardonada dos veces con el Premio Nacional de Periodismo (1967 y 1979) y ocupó el cargo de agregada de prensa en la Embajada de Italia. Su obra fue objeto de estudio por parte de diversos expertos como Gina Saraceni, Cósimo Mandrilo, Blanca Elena Pantin, Laura Antillano, Alberto Hernández, Juan Calzadilla, Julio Miranda y Faride Mereb. En 2008, la Colección Biográfica de El Nacional publicó su biografía, escrita por la periodista Mariela Díaz Romero. Miyo Vestrini, se suicidó en su bañera mientras escuchaba musica, y  dejó la siguiente nota en la puerta del baño dirigida a su hijo: “No entres, llama a tu papá. Él sabrá qué hacer”.


XII

A Luis Camilo

Me levanto
no me levanto
me detestan
me ligo
atropello a un motociclista con alevosía y premeditación
me entrego al complejo de edipo
deambulo
estudio con sumo cuidado las diferencias entre dirritmia-
psicosis-esquizofrenia-neurosis-depresión-síndrome-pánico-
y me arrecho
quedo sola en la casa cuando todos duermen
compro una revista que cuesta seis dólares
le roban la cartera a mi mejor amiga
me agarran
amo a mi amigo
lo empujo
lo asesino
recuerdo el paraguas de Amsterdam
y la lluvia
Y el gesto airado
me dedico a la bebida para evitar el infarto
mastico la comida cincuenta veces
y me aburro
y me aburro
adelgazo
engordo
adelgazo
me transo
no me transo
me quedo quieta y lloro
alguien me toma en sus brazos
y me dice quieta quieta estoy aquí
dejo de llorar
escucho el viento que sopla cerca del mar solamente cerca del mar
acepto que existan cucarachas voladoras
descubro que todas mis amigas tratadas por psicoanalistas se han vuelto totalmente tristes totalmente bobas
me leen el oráculo chino y me predicen larga vida
Vida de mierda digo
subo al carro
bajo del carro
comprendo de un solo viaje cuánto petróleo hay en un barril
me dicen apaga la luz
la apago
me preguntan ¿ya?
me hago la loca
me acojo a la pacificación
me joden
duermo apoyada en la barra
oigo la voz del español de siempre que se caga en diez
alguien llora otra vez a mi lado
me pegan
me pegan duro
hay luna llena
corro por la carretera que bordea la montaña,
saco la cuenta,
no me sale,
me duele el pecho,
se hace de día,
el rojo gana
rien ne va plus.

[De El invierno próximo (1975)]


Zanahoria rallada

El primer suicidio es único.
Siempre te preguntan si fue un accidente
o un firme propósito de morir.
Te pasan un tubo por la nariz,
con fuerza,
para que duela
y aprendas a no perturbar al prójimo.
Cuando comienzas a explicar que
la-muerte-en-realidad-te parecía-la-única-salida
o que lo haces
para-joder-a-tu-marido-y-a-tu-familia,
ya te han dado la espalda
y están mirando el tubo transparente
por el que desfila tu última cena.
Apuestan si son fideos o arroz chino.
El médico de guardia se muestra intransigente:
es zanahoria rallada.
Asco, dice la enfermera bembona.
Me despacharon furiosos,
porque ninguno ganó la apuesta.
El suero bajó aprisa
y en diez minutos,
ya estaba de vuelta a casa.
No hubo espacio donde llorar,
ni tiempo para sentir frío y temor.
La gente no se ocupa de la muerte por exceso de amor.
Cosas de niños,
dicen,
como si los niños se suicidaran a diario.
Busqué a Hammett en la página precisa:
nunca diré una palabra sobre tu vida
en ningún libro,
si puedo evitarlo.



José Agustín Goytisolo fue un poeta español de la Generación del 50. Su obra combinó experiencias personales y compromiso social, siendo parte de la Escuela de Barcelona junto a Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma. Realizó estudios en las universidades de Barcelona y Madrid, destacando en poesía, traducción y escritura de artículos. Su poesía, extensa y autobiográfica, se alinea con el realismo social y muestra compromiso ético. Aunque crítica, no es panfletaria, equilibrando estética y contenido social. Explora su entorno con denuncia, ironía y sátira. También reflexiona sobre la poesía y el papel del poeta. Inició su carrera con "El retorno" y continuó con obras como "Salmos al viento" y "Claridad", que reflejan crítica y tono autobiográfico.

Su colección de poemas, amplia y diversa, con un enfoque profundamente autobiográfico, se alinea con el realismo social siguiendo las convicciones políticas del autor. Su trabajo no solo expone constantemente sus compromisos éticos, sino que también incorpora una nota íntima intensa. 
Un aspecto distintivo de su obra es cómo recrea su entorno personal, familiar y social mediante diversos tonos, desde una denuncia directa hasta la ironía y la sátira. Observa su entorno con una crítica aguda, a menudo presentando esto a través de un humor que se convierte en una constante en su producción. Su crítica se vuelve más enérgica y sarcástica cuando se enfoca en las realidades cercanas al propio escritor, especialmente al abordar las costumbres y estilos de vida de la burguesía.
Otro elemento esencial en su obra es su enfoque en la poesía misma y en la labor del poeta. Aunque sus ideas evolucionan, en un principio abogaba por el compromiso político en línea con el realismo social, mientras que más tarde considera que el poeta es una entidad aparte, una perspectiva que había rechazado previamente en su poema "Un hombre". el escritor se quitó la vida arrojándose por una ventana de su residencia, situada en el número 177 de la calle Mariano Cubí de Barcelona


Palabras para Julia

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.


El recuerdo

Me asomo al miedo escucho
las voces que aún resuenan
que suben de la tierra
gritando nombres fechas
lugares de traición
crímenes sordos
y sin querer lo temo
por mi vida por mí
pedazo de bandera
por mi casa por todo
lo que fui rescatando
de aquel montón de ruinas
que dejaste al partir
hacia ese mar oscuro
en donde permaneces
tan espantosamente
callada todavía.

 


Hanni Ossott, nacida en Caracas en 1946, fue una destacada poeta, traductora y ensayista. Además de enseñar en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, se distinguió por sus traducciones de Rainer Maria Rilke, D. H. Lawrence y Emily Dickinson. Sus ensayos sobre poesía y la vivencia poética se agrupan en obras como "Memoria en ausencia de imagen / Memoria del cuerpo" (1979) e "Imágenes, voces y visiones" (Ensayos sobre el habla poética) (1987). Su vida fue impactada por la pérdida traumática de su madre a los tres años, un hecho que influyó en su poesía, donde temas como la casa, el dolor, la muerte y la infancia eran recurrentes. Su legado literario incluye libros notables como "Espacios para decir lo mismo" (1974), "Formas en el sueño figuran infinitos" (Premio Nacional en la II Bienal de Poesía Ramos Sucre, 1976), "Espacios en disolución" (1976), "Espacios de ausencia y luz" (1982), "Plegarias y penumbras" (1986), "Casa de agua y de sombras" (1992) y "El circo roto" (1993). Reconocida con el Premio CONAC de Poesía en 1988, Ossott falleció en 2003 tras años de reclusión en una casa de reposo, siempre se ha especulado con el suicidio, pero nunca se ha confirmado tal hecho. Sus cenizas fueron esparcidas en los jardines de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV.


El reino donde la noche se abre

Soy de ese reino...
el reino oscuro, vasto, sin bordes
donde cada cosa se precipita
agitada
En él imágenes
poseen y se agolpan, unas a otras
como en intercambio voraz, instantáneo
No hay cese allí sino duelo o una alegría infinita
un llanto y un miedo cubren esa bóveda
traspasan la circularidad
de un sí mismo siempre pronto al hundimiento
a la exaltación
Porque también hay risas junto a la zozobra
extrema tensión de la alegría
desbordes para la noche oscura
éxtasis
colmación
Soy del reino donde la noche se abre repentinamente
reino de apariciones
en él naturaleza y cosa se acrecen, se intensifican
hablan, irrumpen
Soy allí sin yo, en entrega, tomada
los mares entonces cruzan el cuerpo
agreden poro y piel
o el vacío, una zona gris, blanca
instala su ancha carpa
en el centro del alma
hacia un no saber que se extiende desértico.
Soy de ese reino aún no domeñado
que llega sin permiso y parte cuando quiere
reino difícil, hilarante, confuso y pleno
a veces surge de él una palabra, un símbolo, un ritmo
otras, abate
Mi yo ante él debe estar tranquilo, atento
debe acoger como un abrazo
ese movimiento, esa urgencia, esa prisa
o esa quietud de aguas estancadas
larvarias
Mi ojo debe ser entonces un gran ojo, un faro
el ojo atento del pez que mira
Mi ojo debe separarse del dolor, de los descuartizamientos
entre la oscilación de alegrías y penas
A veces
él debe, pero no quiere
él debe, pero no puede
él sólo quiere también hundirse allí
y una línea de deseo lo atraviesa
deseo de dicha, de amor y muerte
El reino oscuro no nos dice qué trae
no tiene tiempo, carece de medida
abrupto
es espacio para un estar
lleno de lo extraño
colmado de memoria
El es inhabitable, por lo excesivo
y sin embargo, fecundo
En su centro fuegos y aguas, mar rasgando la tierra
zanjando el alma
golpeando sus playas.

Aquí hay hombres y mujeres
que pueblan la intemperie
habituando sus cuerpos
a las madrugadas.
Aquí hay sonrisas familiares
esbozándose bajo un cielo,
de luces artificiales
y plafones de arañas.
Aquí hay gerentes
que riegan oxígeno
para que resistan los jugadores
y obsequian tragos
y cigarrillos mentolados.
Aquí hay ancianas
de cejas pintadas y fúnebre alegría
auxiliándose con sus bastones
sobre los rojos tapetes.
Aquí hay jovencitas
esbeltas y provocadoras
traficando con sus caras
y dealers comprando belleza
a cambio de exquisitos
trucos en las barajas.
Aquí hay gigolós
apostando a la ruleta
y en el fondo un poeta ilustre
jugando a los dados
ebrio en su sangre.

Poema del libro Oraciones para un dios ausente (1994



Gabriel Ferrater (1922-1972)Parte de la generación de los años 50 y considerado uno de los principales poetas contemporáneos en Cataluña, fue descrito por Gil de Biedma como "extremadamente inteligente, con escasos recursos económicos y limitadas oportunidades de progresar establecidas... Con los mismos defectos pero menos virtudes, habría tenido mucho más éxito". Además de ser ensayista, crítico y traductor de Hemingway y Pavese, había decidido que su vida no traspasaría los cincuenta años. Apenas tres semanas antes de alcanzar ese límite, consumió barbitúricos y se colocó una bolsa de plástico alrededor de su cabeza.


Ídolos

Entonces, cuando yacíamos
abrazados frente a la ventana
abierta al desmonte de olivos (do
semillas desnudas dentro de un fruto que el verano
ha abierto violento, y que se llena
de aire) no teníamos recuerdos. Éramos
el recuerdo que tenemos ahora. Éramos
esta imagen. Ídolos de nosotros
para la fe sumisa de después.

Traducción de José Agustín Goytisolo

 

La playa
 
El sol se la ha tragado. Andaba sola,
descalza como el mar, vestida como
el mar, con blusa blanca y slacks verdes,
y luminosa y rubia como el aire,
como el león de la furia total.
Se la ha tragado. En jauría, furiosos,
Cortaremos el viento de hojalata
con la cizalla de los aullidos.
Arañemos la arena. Ladremos
al mar, al disfrazado.

Traducción de Pere Gimferrer
 


Martha Kornblith. Poeta venezolana. Nació en Lima, perú, en 1959. Llegó a Caracas siendo niña, se licenció en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Cursó estudios en la Escuela de Letras de la misma universidad. Participó en varios talleres de creación literaria coordinados por lda Gramcko, Armando Rojas Guardia, Rafael Arráiz Lucca. Fue miembro del grupo literario Eclepsidra y miembro fundador del Grupo Editorial Eclepsidra. Publicó Oraciones para un dios ausente (Monte Ávila Editores- 1995) y, póstumamente, El perdedor se lo lleva todo (Fondo Editorial Pequeña Venecia- 1997), Sesión de endodoncia (Grupo Editorial Eclepsidra- 1997). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales e internacionales, entre ellas: Vitrales de Alejandría. Antología (Grupo Eclepsidra- 1994), El turno y la transición. Antología de la poesía latinoamericana del siglo XXI de Julio Ortega (México, 1997), El hilo de la voz de Ana Teresa Torres y Yolanda Pantin (2003), Perfiles de la noche: mujeres poetas de Venezuela, edición bilingüe español-inglés, de Rowena Hill (2006), En-obra de Gina Saraceni (2008), Navegación de tres siglos (Antología básica de la poesía venezolana 1826 / 2002) de Joaquín Marta Sosa (2003, 2013). Murió en Caracas, en 1997. En 1982 se le diagnostica esquizofrenia. El 29 de mayo de 1997 pone fin a su vida lanzándose de un quinto piso.


Tus padres te miran.
Ellos habitan en tus delirios.
Te recuerdan las fechas,
el cumpleaños, el aniversario.
Te corrompen tus sueños.
Conspiran en las viejas fotos.
Te anuncian tu próxima liberación.
Tus padres te dicen:
Todo tiene solución
menos la muerte.
Pero yo sé que nunca más
callarán mis nervios
y me hundiré en mi muerte simbólica.
Sin más definiciones.

***

Me dices que te hable sobre mi vida.
Yo te propongo un poema sobre la locura.
Me propones una frase para desarrollar un poema.
Poema es momento presente, lo que me ocupa.
Me dices que me ponga en el lugar
de la que me hubiera gustado ser.
Yo te digo que una actriz de cine
famosa para vivir y ser amada por miles
que es como volar por encima de una playa
y saber que aquella gente me mira y me llama.
Eso es morir.
O suicidarse.
Vagar como un fantasma ausente
en la conciencia de miles sin cuerpo ni cara.
Para verlo tomar palco entre miles estupefactos
y llamarme.
Suelo volar como una paloma herida
en una playa interminable
y dejar rastros de sangre
ante el tin tin ausente
de tu teléfono,
llamarte es confrontarme con la realidad inexorable
de un fracaso.

De Oraciones para un dios ausente (1995)




Ana Cristina Cesar

Ana Cristina Cesar (1952-1983), proveniente de una familia con una sólida formación intelectual, desempeñó roles como traductora y feminista, destacando como figura clave en el movimiento contracultural brasileño conocido como la Generación del mimeógrafo durante los años 70. Este colectivo se ganó su apodo debido al frecuente uso del mimeógrafo para difundir y publicar sus creaciones, a menudo como una estrategia para sortear la censura impuesta por la dictadura. Asimismo, su participación en el movimiento de la Poesía Marginal también es relevante en su trayectoria.
Se graduó en Letras en la Universidad Católica de Río de Janeiro y en 1980 continuó sus estudios con una especialización en traducción, obteniendo el título de Master of Arts de la Universidad de Essex, en Inglaterra. Su labor como traductora incluyó obras de escritoras como Katherine Mansfield, Sylvia Plath y Emily Dickinson, entre otras.
Aunque durante su vida publicó un único libro de poemas titulado "A Teus Pés" (1982), su legado artístico perdura. Trágicamente, su vida llegó a un fin abrupto cuando se arrojó desde el octavo piso del apartamento de sus padres en Río de Janeiro.


El hombre público
 
Tarde aprendí
qué bueno
es dar el alma como lavada.
No hay razón
para conservar
esta hilacha de noche vieja.
¿Qué significa eso?
Hay una hila
que va siendo cortada
dejando una sombra
en el papel.
Discursos detonan.
No soy yo que estoy allí
de ropa oscura
sonriendo o fingiendo
oír.
Sin embargo
También escribí cosas así,
para personas que ni sé más
quienes son,
de una dulzura
venenosa
de tan honda.


Flores del Más

despacio escriba
una primera letra
esclava
en las inmediaciones construidas
por los huracanes;
despacio mida
la primera pájara
bisoña que
risque
el babero
abierto
sobre los vendavales;
despacio imponga
el pulso
que mejor
sepa sangrar
sobre el cuchillo
de las mareas;
tranquilo imprima
la primera
mirada
sobre el galope bañado
de los animales; despacio
pida más
y más y
más



Pedro Casariego (1955-1993)Pedro Casariego (Pe Ca Cor, como firmaba) escribía los libros con poemas encadenados argumentalmente, de tal modo que constituyen una narración, con un estilo inusual y personalísimo. A partir de 1989 comenzó también a producir obra pictórica que supera el centenar de lienzos. En 1993 nació su única hija, Julieta, a la que dedica un cuento ilustrado. Dos días después de su publicación Pedro Casariego pone fin a su vida al arrojarse al paso del tren en la estación de Aravaca.


¡Ella es!
                                                                16 de enero de 1987

¡Detrás de un cristal hay tres!
¡Es la tercera!
¿Ella es?
¡Roja como un diccionario
y mucho más suave que el papel!
¡Ojos en cuclillas y grises!
¡Ella es!
¡Muchos días tiene el 16 de enero
en el sueño de Manuela!
Y el hielo...
ahora juegan al ajedrez
el hielo y su noche
¡Trabajadora su cuna,
perezosos los pasos de Manuela!
Dinos qué exclama tu silencio,
dinos cómo será tu voz.
El universo hambriento...
¿cuándo le darás una cucharada de tu risa?
¡Que espere el universo!
¡Paciencia, luna! jManuela duerme!




Antonieta Rivas Mercado

Antonieta Rivas Mercado (1900-1931). La  poeta y promotora cultural mexicana Antonieta creció en un mundo donde las despedidas marcaron las relaciones, pues su madre dejó a su familia por irse con su amante. Tras su primer matrimonio con Albert Blair, ella dejó de lado sus dos grandes pasiones: el ballet y la lectura, está última por el arranque de Albert cuando quemó su biblioteca, por considerarla perjudicial y no apta para una señora que debía dedicarse únicamente a las labores del hogar.El divorcio liberó a Antonieta, y su necesidad la llevó a sentirse atraída por su amigo José Vasconcelos, icono de la nueva generación del pensamiento post-revolucionario. El agobio de la derrota, la persecución de Albert Blair por haber ella secuestrado a su hijo y llevárselo a Burdeos, y el declive de su relación entre Vasconcelos, la llevó a vestirse de seda negra, ponerse su sombrero negro, y esconder el arma que siempre llevaba Vasconcelos para ir a su último destino: el asiento más cercano dentro de la catedral de Notre Dame en París, donde desenfundó la pistola y se disparó directo al corazón. La carta que dejó: 

“Antes de mediodía me habré pegado un balazo (…) le ruego cablegrafíe (no lo hago porque no tengo dinero (…) Me pesó demasiado aceptar la generosa ayuda de Vasconcelos al saber que facilitándome lo que necesitaba, le robaba fuerza (…) De mi determinación nada sabe, está arreglando el pasaje. Debería encontrarme con él a mediodía. Yo soy la única responsable de este acto con el cual finalizo una existencia errabunda”.



Amelia Rosselli nació en París debido al exilio de sus padres antifascistas. Su padre, Carlo Rosselli, era un teórico socialista, y su madre, Marion Cave, activista británica. En 1937, La Cagoule, grupo ultraderechista, mató a su padre y tío. En 1940, la familia se fue a Suiza y EE. UU. Rosselli estudió en Inglaterra y regresó a Italia en 1946 sin títulos.

En los años 40 y 50, exploró música, etnomusicología y teoría musical. A partir de 1948, trabajó como traductora y frecuentó círculos literarios romanos. En los 60, se unió al Partido Comunista Italiano y publicó poemas en revistas. En 1964, lanzó su primer libro, Variazioni belliche. Pasolini la elogió. Hizo críticas literarias en periódicos y publicó poemas extensos como Impromptu (1981) y Serie ospedaliera (1969). En 1983, salió Appunti sparsi e persi, con textos de 1966 a 1977. Textos autobiográficos se recopilaron como Diario ottuso (1990).

Rosselli destacó por su obra plurilingüe y su enfoque musical del lenguaje. Instalada en Roma, donde vivió los últimos veinte años de su vida, se suicidó en su casa de la vía del Corallo en 1996, cuando estaba atravesando una grave depresión. Rosselli se arrojó por la ventana, desde un quinto piso. Se da la circunstancia de que se mató un 11 de febrero, fecha en la que se había suicidado una de sus autoras más queridas, Sylvia Plath, escritora a la que Rosselli estudió y tradujo.


Impromptu
 
Creándoselo, el futuro, en modo
ingenioso, lo limpié del horror
vacío de un traidor vacío, que había
fingido ser trasvase de una verdad
eterna, que si no se va yo no
puedo seguir entre los vivos
siendo la mecha o amenaza que soñabais
que yo era, sino tierno cura en su lugar,
de tierna, pequeña burguesía
de luto, mientras todo se parece
a este llanto de luto
y duradero fue el verano en este
campo de luto, mientras el amarillo
solo era gris- amarillo pintado
como en la tierra y color irreal
se tomaba incluso libertades como
estarse allí tumbado en la tierra. Cuando
con las rodillas ya no dobladas por la
melancolía alcancé al juglar
campo de hierba aliento y grano en
abundancia es casi como si lo hubiera
pintado yo, ese campo, todos creen que
es paz y en realidad es victoria.
Corre sobre el filo la noticia o es
solo mío, el campo, el grano
la tierra oculta a los turcos o
son los tallos qué palabra tan fina

y culta me inspiran realidades que vagabundean
de una tasca a otra.



Marina Tsvetáeva (1892-1941) destacó como una prominente poetisa rusa a lo largo de la historia. Siendo la hija del fundador del Museo Pushkin en Moscú, su amplio conocimiento la llevó a esculpir el lenguaje. Su poesía, apasionada, introspectiva, implacable, fragmentada, dolorosa, incisiva y valiente, emergió como una respuesta a las penurias que sufrieron su familia y ella misma. Su esposo, hija y yerno fueron arrestados, mientras que en el inicio de la Segunda Guerra Mundial, ella fue evacuada a Tartaristán. En 1941, su hijo fue forzado a trabajar en minas y su esposo finalmente fue fusilado. 
Cuando su solicitud de residencia fue denegada y tuvo que regresar a Yalabuga, se ahorcó. Fue enterrada en Yelabuga pero no se conoce el lugar de su sepulcro. Algunos cuestionan la tesis del motivo de su muerte. Algunos residentes afirmaron que agentes de la seguridad llegaron a la casa y la forzaron a suicidarse. En el pueblo de Yelabuga, la casa donde vivía es ahora un museo.
Su memoria y poesía experimentaron una rehabilitación que tomó tiempo. Recientemente, su Poesía completa fue publicada, y Ilyá Kaminsky describió a Tsvetaeva como una figura mítica: "¿Qué encierra el mito de Tsvetaeva? Una poetisa que, a diferencia de otros, vivió una vida radical y extraordinaria, pero a la vez representativa. Una mujer que escapó, corrió, gritó, hizo pausas y halló silencio, el clamor del alma". Su obsesión por la muerte se refleja en este poema de 1914.

 
Nunca pienso, gimoteo, o discuto con nadie.
No duermo.
No busco el mar, la luna, el sol ni la nave.

No percibo el calor del hogar ni el verdor de la hierba.
No espero anhelante el don que tanto deseaba.
Ni la mañana ni el llamado del tranvía me deleitan ya.
Vivo ajena al tiempo y no recuerdo
fechas o siglos.

Una pequeña bailarina en una cuerda floja que ha sido cortada,
he de caerme muy pronto.
Soy la sombra de una sombra.
Dormida, camino hacia dos lunas oscuras.

13 de julio de 1914



Luis Andrés Caicedo Estela (Santiago de Cali, 29 de septiembre de 1951 - Ibidem, 4 de marzo de 1977) fue un escritor colombiano. Lideró diferentes movimientos culturales en la ciudad vallecaucana como el grupo literario Los Dialogantes. Su gusto por el cine lo llevó a fundar, en 1971, con otros amigos, el Cine-Club de Cali, y la revista Ojo al Cine. En 1970 ganó el I Concurso Literario de Cuento de Caracas con su obra "Los dientes de caperucita". Fue escritor, cuentista, guionista y crítico, lo que le abriría las puertas a un reconocimiento intelectual. Su principal obra es la novela ¡Que viva la música!.
Andrés Caicedo se suicidó a los veinticinco años al ingerir 60 pastillas de Secobarbital.

 

Se desaparece también en el amor
con las manos empapadas de letras,
Con los paisajes grabados en las alegrías pasadas
Con las palabras no dichas y los labios sedientos
Con la lengua seca, llorando.
Cayendo en el olvido, empolvados en imágenes inéditas
también en ellas perdidos.

En la sonrisa que no se recuerda
en tu cara que se borra y desaparece en el tiempo
en el “buenos días” y el “buenas noches”
en el “hola” de la tarde y en el café que nunca tomamos.

En el recuerdo que ya no recuerda nada
con los anhelos en blanco y los sueños incumplidos
En el tiempo que nunca alcanza.
Desaparecido cada día de sí mismo
como diluido en lo que nunca existe…

De: Cuadernos de poemas desaparecidos 
 

 

Foto de Jack Hawley. Pexels (public domain)

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