La imagen la descubrí navegando por ahí, seguramente creada por Inteligencia artificial [IA], de Arthur Rimbaud. La fotografía iba con la siguiente leyenda falsa pero hermosa de haber sido tomada en días posteriores a la escritura de "Temporada en el infierno" por un fotógrafo callejero de nombre Ernesto, en días en que nadie se hacía eco de su "Temporada en el infierno", escandalizados por los recientes hechos en Bruselas, donde Paul Verlaine seguía preso. Asunto que me hizo recordar de golpe, el poema, más bien oda, que Pablo Neruda le escribió para la
conmemoración del centenario de Rimbaud en su Nuevas Odas Elementales. En sus casas, como todos saben, hay retratos de sus maestros literarios, entre ellas varias de este muchacho, que fue clave en su manera de entender y amar el oficio literario en su más temprana juventud. Es interesante porque escribe la oda en un momento maduro, de regreso de muchas cosas, en que su poesía estaba totalmente alejada de este prisma poético buscando una poesía nueva, cercana a las cosas cotidianas, más feliz. Las odas son ejercicios donde también el poeta se reconcilia dentro de sí y expande la luz de esa lectura inicial y formativa que termina cerrando magistralmente con el hermoso y heroico discurso que da en la aceptación del premio nobel en 1971 donde cierra el comercio con Rimbaud con unas espléndidas palabras que cierran un “continuum" interno tanto como la aceptación de la tradición occidental en el que uno de los más grande poetas del siglo XX se inserta en el canon. No está de más recordar que el Premio Nobel pudo recibirlo en 1963, era un firme candidato, pero la CIA conspiró junto a varios artistas y lograron impedirlo, retrasando su consagración casi una década. Pero volvamos con la Oda al poeta de Charleville, donde Pablo termina de aunar su humanismo integral, sobrepasando cualquier duda ideológica o sectarista sobre su proceder poético, en el que se da cuenta que: "el poeta que no sea realista va muerto. Pero el poeta que sea sólo realista va muerto también. El poeta que sea sólo irracional será entendido sólo por su persona y por su amada, y esto es bastante triste. El poeta que sea sólo un racionalista será entendido hasta por los asnos, y esto también es sumamente triste. Para tales ecuaciones no hay cifras en el tablero, no hay ingredientes decretados por Dios ni por el diablo, sino que estos dos personajes importantísimos mantienen una lucha dentro de la poesía, y en esta batalla vence el uno y vence el otro, pero la poesía no puede quedar derrotada".
[Oda a Arthur Rimbaud]Ahoraen este octubrecumpliráscien años,desgarrador amigo.¿Me permiteshablarte?Estoy solo,en mi ventanael Pacífico rompesu eterno trueno oscuro.Es de noche.La leña que arde arrojasobre el óvalode tu antiguo retratoun rayo fugitivo.Eres un niñode mechones torcidos,ojos semicerrados,boca amarga.Perdónameque te hablecomo soy, como creoque serías ahora,te hable de agua marinay de leña que arde,de simples cosas y sencillos seres.Te torturarony quemaron tu alma,te encerraronen los muros de Europay golpeabasfrenéticolas puertas.Y cuandoya pudistepartiribas herido,herido y mudo,muerto.Muy bien, otros poetasdejaronun cuervo, un cisne,un sauce,un pétalo en la lira,tú dejaste un fantasmadesgarradoque maldicey escupey andasaúnsin rumbo,sin domicilio fijo,sin número,por las calles de Europa,regresando a Marsella,con arena africanaen los zapatos,urgentecomo un escalofrío,sediento,ensangrentado,con los bolsillos rotos,desafiante,perdido,desdichado.No es verdadque te robaste el fuego,que corríascon la furia celestey con la pedreríaultravioletadel infierno,no es así,no lo creo,te negabanla sencillez, la casa,la madera,te rechazaban,te cerraban puertas,y volabas entonces,arcángel iracundo,a las moradasde la lejanía,y moneda a moneda,sudando y desangrandotu estaturaqueríasacumular el oronecesariopara la sencillez, para la llave,para la quieta esposa,para el hijo,para la silla tuya,el pan y la cerveza.En tu tiemposobre las telarañasanchocomo un paraguasse cerraba el crepúsculoy el gas parpadeabasoñoliento.Por la Commune pasasteniño rojo,y dio tu poesíallamaradasque aún suben castigandolas paredesde los fusilamientos.Con ojosde puñaltaladrastela sombracarcomida,la guerra, la errabundacruz de Europa.Por eso hoy, a cien añosde distancia,te invitoa la sencillaverdad que no alcanzótu frente huracanada,a América te invito,a nuestros ríos,al vapor de la lunasobre las cordilleras,a la emancipaciónde los obreros,a la extendida patriade los pueblos,al Volgaelectrizado,de los racimos y de las espigas,a cuanto el hombreconquistó sin misterio,con la fuerzay la sangre,con una mano y otra,con millones de manos.A ti te enloquecieron,Rimbaud, te condenarony te precipitaronal infierno.Desertaste la causadel germen, descubridordel fuego, sepultastela llamay en la desierta soledadcumpliste tu condena.Hoy es más simple, somospaíses, somospueblos,los que garantizamosel crecimiento de la poesía,el reparto del pan, el patrimoniodel olvidado. Ahorano estaríassolitario.
Ernesto González Barnert (30 de agosto de 1978, Temuco, Chile). Su obra poética ha sido reconocida con el Premio de Poesía Infantil de las Bibliotecas de Providencia [2023], Premio Pablo Neruda de Poesía Joven 2018, Premio Nacional de Poesía Mejor Obra Inédita 2014, Premio Nacional Eduardo Anguita 2009, Mención Honorífica del Concurso Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press [2020] entre otros premios, becas y concursos de índole poético. Es cineasta documentalista de la Universidad Academia Humanismo Cristiano y Diplomado en Estética del Cine de la Escuela de Cine de Chile. Productor cultural de la Fundación Pablo Neruda. Reside en Santiago de Chile.
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