Aline eligió el pretexto de la limpieza para entrar en aquella habitación que la inquietaba y la atraía por igual y que hacía años que no visitaba. Seis, exactamente, desde que él desapareció. No sabía bien qué buscar, o siquiera si buscaba algo en concreto, tan solo quería echar un vistazo, ver si aún quedaba algún rastro que no conociera, algo suyo que rescatara algo de ella misma.
– ¿Qué miras, abuela?