Desde Salem, Massachusetts: "Cuando era niño", un relato inédito de Milton Ordóñez

Milton Ordoñez

Pensaba como niño (dice la Biblia). Ahora que soy grande, pienso como adulto, aunque algo de inmadurez aún persiste. Hasta hace poco, cuando iba a lugares donde tenían cuentos para niños, los leía y a veces me los llevaba a casa. Hoy en día, solo leo cosas muy complicadas que me gustan, como novelas y cuentos rusos o americanos, así como ciencia.
En estos días, estoy leyendo "THE ORIGIN OF THE UNIVERSE", de John D. Barrow. Les trataré de resumir uno de los detalles más impactantes que él concluye. Atención: El universo nació hace 15 mil millones de años. La fuerza de la explosión inicial se ha ralentizado pero continúa, y en su trayectoria ha sembrado galaxias y conjuntos de materia sometidos a una sutil gravedad de equilibrio. Pudieron haber ocurrido dos cosas: que la propulsión fuera baja y el universo se estancara, o un poco más alta y continuara en expansión, que es lo que en realidad sucede.

Esta velocidad está ligeramente por encima del nivel de parálisis, lo que le permite crecer mientras produce más espacio cósmico. Por lo tanto, la materia se condensa por gravedad y crea planetas, estrellas, galaxias y cúmulos de galaxias. Las estrellas nacen, envejecen, se vuelven super-novas y explotan, lanzando materiales como carbono, oxígeno, oro, hierro, zinc y otros que solo una estrella puede producir. Eventualmente, esos materiales se combinan en lugares donde alimentan la posibilidad de vida, como en la Tierra.

Lo verdaderamente curioso no es esto, sino que la posibilidad de vida se debe a una temperatura de grados Kelvin que, si fuera un poco más alta o baja, la vida sería imposible.

En términos numéricos, Barrow lo coloca en 10 elevado a la potencia 32 (un 1 seguido de 31 ceros) y es extremadamente improbable que esto exista en otros lugares del cosmos. Esto se debe a que, aunque el espacio es ligeramente curvo, el punto que ocupamos lo protege de la desintegración y de la expansión absurda.

Hasta ahora, estamos solos y tal vez para siempre, aunque nunca de manera permanente (en el sentido de la familia, claro). En el río de la conciencia (que da nombre a otro libro que tengo, de Oliver Sacks), hemos creado otro universo tan sorprendente como el anterior. Está lleno de fantasmas, dioses, ángeles, poesía, amor y odio, así como nuestra creencia en que la muerte es el comienzo de otra dimensión donde seremos eternos. Esta cualidad sospechamos que ni siquiera el universo la posee.


Milton Ordoñez, escritor venezolano galardonado con el Premio Fundarte en 1991, es autor de una serie de obras literarias, incluyendo "En Todo Lugar" y "Absoluto", ambas publicadas por Editorial Memorias de Altagracia.

📚 Lee otros textos de Milton Ordóñez (en Herederos del Kaos): Relato:  Tres Jackelines en una sola pieza  • Entrevista a Milton Ordóñez: "Viví en pueblos y lugares donde la gente no se suicida porque no conocen esa idea". 

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