Como cada mañana entra en el ascensor y se ve reflejado en el espejo, al fondo de la cabina. Como cada mañana juzga con mirada acuosa la línea del pelo en retirada, el vientre años atrás rotundo, ahora deshinchado. Como cada mañana el ojo del otro lado del vidrio, sardónico, se clava en el suyo. No hay libertad sin precio parece expresar, desafiante. Pero hoy está dispuesto a pagar por esa libertad. Esta mañana, por primera vez, tiende la mano a la
«Los ojos de Sophia», un relato del escritor argentino Juan Luis Henares
Agazapada entre las plantas del jardín me oculto de la mirada de algún inoportuno vecino que se le ocurra salir a contemplar las estrellas; si tuvieran perros en estas casas ya me habrían descubierto. Censuro un grito de dolor al clavarme una espina de cactus en la mano; se me pone la piel de gallina, aquí el frío de la noche cala mis huesos. Observo al matrimonio por la ventana. El hombre con uniforme policial se halla en el sillón frente al televisor, entretenido con su vaso
«El ausente», un relato de Gabriel Valdovinos Vázquez
El reloj checador marca las 7:53 p.m. en la tarjeta de Raúl, y observa que curiosamente la entrada se registró a las 7:53 a.m. de ese mismo día.
Doce horas intensas dedicadas a aquel trabajo cuyos ingresos lo obligan siempre a recurrir a las tarjetas de crédito, financiamientos hipotecarios, comerciales y demás recursos para alcanzar a solventar las necesidades básicas de su familia.
Desde Baja California: «El paquetero», un relato de Nasrallah Majnun del Prado
En las noches a veces sueño despierto que soy un repartidor de paquetes.
Manejo por todo Mexicali en una Van blanca y conozco sus colonias, la gente me ve y se alegra por recibir su paquete, me saludan con una sonrisa.
Mi única dificultad sería ver si es el dueño del paquete o hacer firmar a un familiar o amigo de recibido. Exploraría la ciudad, sus puestos de comida y mientras busco las direcciones escucho música o un podcast. Una vida
«Corrupción política de Estado», un artículo de Raúl Allain Vega
La Contraloría y la Procuraduría General del Estado abrieron sendas investigaciones al Presidente del Perú, José Pedro Castillo Terrones, sobre las reuniones secretas que mantuvo fuera de Palacio de Gobierno y su relación con beneficios en adjudicaciones públicas del Estado, según informaron ambas entidades oficiales.
Mediante un comunicado (https://tinyurl.com/yckuy2e2), la Contraloría General de la República informó que inició las
«Huyendo de la sombra» un texto del productor cinematográfico José Luis Cubillo
Nuestro deseo era quedarnos en casa, sin embargo viajamos al lugar más lejano y exótico que pudimos.
Apenas el avión había despegado, empezamos a contemplar bajo nosotros, distantes y desperdigados, los picos de algunas montañas que asomaban como islas ceñidas en su base por un mar de nubes algodonoso que se extendía hasta donde alcanzaba nuestra vista.
- ¿Estás bien? -le pregunté a Carolina.
«Tiniebla», un relato del escritor español José Luis Guerrero Carnicero
El escritor se quedó mirando el vaso de whisky que le acababa de servir el camarero de gesto adusto. Hacía bastante tiempo que había perdido la cuenta de cuántos llevaba. Últimamente las cuentas no se le daban muy bien, también había perdido la de los días que llevaba sin escribir más de tres palabras seguidas. Llevó el vaso a sus labios e inclinó exageradamente la cabeza hacia atrás, pero desde hacía un buen rato, algo no salía muy bien en un gesto tan simple, y no todo el
Microrrelato: «Piromanía» un texto de Jackeline Rojas A.
Hipnotizada por la llama, sintió un calor abrasador que recorría todo su cuerpo y que estalló en su mejilla como un volcán. Desde pequeña la excitaba el fuego. El pelaje chamuscado le producía un gozo inexplicable. No apartó la mirada de la lumbre cuando la vecina preguntó: “¿Has visto mi perro? Es el tercero que se me pierde en un mes”.
Desde Italia: una muestra poética de Yuleisy Cruz Lezcano
Héroe de oscuras batallasDe la metáfora se levantala Génesis de alas,hombre que sale desde el fondo,héroe del camino con pensar profundo,respiro de sangre que muriendo exhalamares de noches espectrales.Desde los huesos de héroes singulares,pulsa un hombre que es humano,libertador de un eco lejano,voz que rompe, firme en el coro,
«Cuentokyo», un texto del autor venezolano Víctor Manuel Solís
Música original de José Carlos Hernández y Julio César Torrealba
Alcé la mirada hacia el azul invernal que se extendía más allá de este y otros mundos deseando despedirme. Pero todo en lo que alcanzaba a pensar era la manera en que esta separación nos alejaría de tantas aventuras por compartir. Por eso no quise darle demasiada importancia a su figura radiante dorando el amanecer. Primero me distraje con una nube con forma de ángel,
«La barba del obispo», un cuento del escritor Carlos José Montesinos
“Soy un árbol que ha crecido en la sombra,
Y hoy extendí mis ramas para temblar un poco a la luz del día”
Gibran Jalil Gibran
El cielo se recogía como un pergamino sobre la faz de la tierra yaracuyana; una sombra mágica de un negro profundo descansaba sobre el lomo de aquel pueblo que aún se negaba a
Novela: «Vidas paralelas», en su tercera edición, por el autor Edinson Martínez
Título: Vidas paralelas. Thriller.
Autor: Edinson Martínez
Extensión: 259 páginas en tamaño media carta (14 x 21cm). Letra Times New Roman 12 a espacio de 1.5
Género: Novela de ficción, que, en su tercera edición, ha evolucionado a un thriller, con una cantidad de 49 capítulos.
Personajes principales: 8
Personajes secundarios: 17
Dos poemas de Ana Paula Martínez Garrigós
Vida post postEternoxocolatlcapitalistaOjos más ojosLabial de papelPolvo trasparentede guerra sin guerraUn pianoDedos lagartijaNo se escucha
«Invasores», un relato de Juan Luis Henares
El explorador avanza sigiloso en busca del lugar exacto; detrás lo escolta el resto de la expedición. Escudriña el terreno y se detiene, el silencio invade el ambiente; desplaza unas matas y da la señal tan esperada por los demás. Lo encontró. Presurosos a su alrededor se agolpan sus acompañantes, acercan las cabezas al suelo y excitados extraen de la superficie el espeso líquido rojo, alimento vital para sus existencias.
Entretanto la niña juega con sus
Minificciones: cuatro textos de Jorge Jesús Barriga Sapiencia
CICLOS
Desperté en una mañana de 1990. Mi conciencia y recuerdos se mantenían intactos en el cuerpo de un adolescente. Mis padres y hermanos estaban jóvenes, los abuelos aun vivían. Esta era la segunda oportunidad que había esperado siempre. Volvería a vivir mi vida tomando mejores decisiones. Con la sabiduría de un hombre de sesenta años sería difícil cometer errores.
«Exorcismo», un cuento de horror del escritor mexicano Alejandro Lanzagorta
Ellos reaccionaron al sonido de la puerta al abrirse. Otra vez sentían sus poderes regresar. El Padre se encontraba viéndolos desde el pasillo y dudaba en entrar. Ellos aprovecharon para expandirse fuera de la habitación, pero no pudieron avanzar mucho en ninguna dirección. El Padre finalmente cerró la puerta tras él y miró hacia el espejo que cubría una de las esquinas superiores de la habitación; el ángulo de reflexión le permitía ver la cama con la mujer amarrada.
Desde Sevilla: «Alas», un relato de David Crauley
El mundo podría ser mil cosas distintas, pero sin embargo es una sola; es lo que tienes delante y no puedes hacer nada para cambiarlo. Sueña que vas más rápido, sueña que eres más fuerte, sueña con todos los ángeles, y después sueña con ella; al final, incluso si el jodido mundo deja de girar, soñarás que estás dentro de ella y todo será mucho mejor.
No lo creerás, dirás que es imposible, dirás que eso jamás pudo suceder; pero anoche me
«Not in my town», un cuento de horror de Ernesto Moreno
Extrañado, Tommy había notado esa tarde en su casa -en la oscuridad que poco a poco iba reemplazando al día- que en medio del polvo se removían frenéticamente las telarañas. Por todas partes los arácnidos corrían desesperadamente; en las esquinas, en los muebles viejos y en los orificios que tenían las paredes. Emergían como una sombra que lo iba cubriendo todo, desplazándose por los pasillos, atravesando obstáculos y proyectando grotescas figuras a través de la luz de las lámparas.
Desde Alicante: «La femme fatal», un relato de Juan Carlos Vásquez
Apareció cuando no podía dormir, sentía mareos, sensación nauseosa, obnubilación, la contención le genera un deliberar copioso.
Quiere otras respuestas para las mismas preguntas. Su cabeza da vueltas, necesita de todos sus sentidos, que mire más allá de su cuerpo para que sepa que hay un par de personas: una tierna, otra sádica. Las dos conviven desplazándose con una intermitencia que no controla.
Desde Madrid: «Efímero», un relato de José Luis Guerrero Carnicero
El único testigo de su deambular errático, era una imponente luna llena consciente de su efímero esplendor. En breve tendría que recoger sus plateados rayos y dar paso a los del sol, que librarían del anonimato los rincones mas oscuros de la calle.
Él prefería la luz tenue, por la sensación de mantener en el anonimato los rincones más oscuros de su alma.
El sentimiento de culpa, estaba atrapado en el laberinto de sus reproches, provocado por el
Desde Lima: una muestra poética de Jonathan Mostacero Castillo
EXORDIO¡Qué de horror marfil, el salto entraña!Al despeñado hombre que azulejaBarco hostil, noche reflejaDe oscura muerte en que se bañaDo el oculto sueño quiebre el araQue al rey del fuego ya enmudeceFragor del cielo que anocheceO al infame Cócito me helara.Créese el tiempo de la nadaRumor de sinos que equivoca
«El cliente asiduo del bar», un cuento de Mirza Patricia Mendoza
Iluminado por las bombillas luminiscentes que adornan la barra, medito sobre lo patético que es estar solo ahí. Soy un tipo desaliñado, con una vida de mierda. Aunque nunca me interesó saber sobre él, inicio conversación con el barman para matar el tiempo.
—¿Cómo te llamas?—. Le digo porque no sé cómo romper el hielo. Me ignora. Tomo un sorbo de mi trago y desvío la vista. Las personas entran y salen contentas. Pongo un billete en el
«Huellas mágicas», un relato de Gabriel Valdovinos Vázquez
¡Mira que viejo te has puesto! Cada año te encuentro con nuevas cicatrices. Siempre me hago el propósito de retocarte un poco y a fuerza de posponerlo, cada vez será más complicada tu restauración.
Lo primero que perdiste fue ese pedazo de tu oreja izquierda. Mi hijo mayor tendría tres años aproximadamente. Los mismos que tenías tú. Los dos llegaron casi al mismo tiempo a nuestra familia.
«Félix y Regina» un relato de Juan Luis Henares
Siempre se sintió distinto; desde muy joven Félix notó que su concepción de la vida era diferente a la del resto de las personas. Le sucedió en la escuela primaria, secundaria y en la universidad; en el club del barrio y en sus diversos trabajos; con sus vecinos, amigos y familiares.
No le gustaba el fútbol, se entusiasmaba con las carreras de autos; cuando lo invitaban a comer un asado no jugaba al truco, sino ajedrez. De niño no armaba batallas con soldados ni
«La memoria de los otros, devora», un cuento de Dante Vázquez M
I) Salvador
Resucitaste en mi corazón a los tres días de haberte enterrado en lo más profundo de mi mente. Caminabas descalza y sin rumbo. A las tres de la madrugada le dije tres veces al conductor del taxi que se detuviera. Me negaste tu palabra y tu anémica sonrisa en tres ocasiones. Cuando conseguí seguirte el paso, bajo la blanca luz mortecina de la calle, supe que el amor y la muerte siempre nos miran a los ojos. Te invité a tomar unas cervezas en el motel más
Desde La Habana: una muestra poética de Jackeline Rojas A.
LA CONSAGRACIÓNTransición
No entendió los senos hinchados y el asco a aromas culinarios. Olvidó. Y la mano de Phillis W. la llenó de poesía. El miedo y la emoción compiten como hermanas salvajes. Acelerados latidos retumban en las manos, en los pies, en el vientre, en la sangre. No espera, atesora varias ramas para el nido. Aprende a
Revistas de arte y literatura: Expresión creativa en todas sus formas
Descubre un mundo de expresión creativa en todas sus formas a través de una lista exhaustiva de revistas de arte y literatura que abarcan diversas culturas y comunidades en todo el mundo.
Desde la Tertulia Freiburg en Alemania hasta la revista Letralia en Venezuela, pasando por publicaciones como The Buenos Aires Poetry en Argentina y Granta en el Reino Unido. La oportunidad de explorar bibliotecas digitales como Europeana y Wikisource, museos de renombre mundial que ofrecen visitas virtuales, como el Louvre en París y el Museo del Prado en Madrid.
«El vigía», un cuento de Harol Gastelú Palomino
Todo estaba sumido en la tiniebla. Debían de poner faros, potentísimos como los de los jeeps, para horadar la negrura y verlos llegar, pero ¿dónde los enchufarían si estaban en medio de la puna?
Ellos se desplazaban de noche como animales nocturnos. Subían y bajaban los cerros escarpados sorteando los abismos sin dificultad. Dormirían de día, en las cuevas, como los murciélagos, entre las rocas, mimetizados con el paisaje.
«Extrañas circunstancias», un cuento de Eliseo Francisco Abreu Hernández
Sintió un escalofrío cuando vio la sombra balancearse en la pared; no creía en fantasmas, aunque había oído algunas veces el eco de las chancletas en la cocina, –circunstancias- pensó. Quizás el frío era consecuencia de su desnudez y los sonidos que recorrían su figura eran parte de otro tiempo, de otra realidad. Escuchó el crac como un rompimiento y a continuación el destello, un aviso venido de adentro; entonces pensó en la
Desde El Algarve: «Alzheimer», un relato de Silvia Carus
Doña Beatriz entro por la puerta del hospital sujetando un ramo de rosas rojas y con una sonrisa en su rostro.
Unos años atrás comenzó a perder la memoria, al no acordarse de las cosas que hacía cada dia y se perdía en el medio de la multitud sin saber cuál era el camino correcto para regresar a casa. Supo que alguna cosa no estaba bien y decidió acudir al médico de cabecera. Tras revisar su historial clínico, sus
Desde Baja California Sur : «Karma», un texto de Sebastián Varo Valdez
Te despiertas agitado. Esa maldita pesadilla volvió a atacarte esta noche. Te sientas al borde de la cama intentando recordar ese mal sueño. Buscas en el rincón más alejado de tu mente, el que te tienes prohibido tocar; bien sabes que si quieres terminar con esto debes adentrarte a ese lugar. Comienzas a introducirte en la zona oscura buscando respuesta, pero sólo ves al perro del vecino, al que le pasaste el auto encima. El pobre sabía demasiado, tenía que desaparecer, era un testigo.
«El retoño», debut literario de Gerardo Valdovinos Rodríguez en un relato
Un hombre de mediana edad camina tambaleante por el irregular terreno en el que se encuentra. El sol le quema los ojos y merma sus esperanzas; lo que busca es agua, sin embargo, de poco le valdrá encontrarla.
Viste un ajustado traje aislante, carga una mochila llena de cachivaches, un aparato que emite un zumbido incesante y marca en su pequeña pantalla infinidad de números amarillos.
Minicuento: «El lenguaje», por Costas Axelos
Siete habitantes de la Atlántida salen a pasear: un poeta, un pintor, un sacerdote, un bandido, un usurero, un enamorado y un pensador. Llegan a una gruta. “¡Qué lugar más propicio para la inspiración!”, exclama el poeta. “¡Qué espléndido tema para un cuadro!”, dice el pintor. “¡Qué rincón favorable para rezar!”, salmodia el sacerdote. “¡Qué ubicación soñada para un escondite”!, declara el bandido. “¡Es una soberbia caja fuerte!”, murmura el usurero. “¡Qué
«Yo también pensé en morir un día» y «Todo me recuerda a ti», dos poemas de Erick Diez
- Yo también pensé en morir un día-"Yo también pensé en morir un día,En dejar de lucharY que mi culo cayera en las veredasEntre el barro y la miseriaDe una existencia sin causa .Yo también -sabes-Pensaba en perderme en mis zapatosY en la suciedad de un cuarto oscuro
Minicuento: «La casa», de Juan Luis Henares
Acababa de colocar el último ladrillo en el tapial del patio. En el parque de entrada los pinos —que dejaban caer sus ramas sobre la piscina— se inclinaban al ritmo del viento. Bajo la tenue llovizna miró orgulloso la obra recién concluida: la lujosa mansión estaba lista para ser habitada por sus dueños. Se marchó con el sobre entre sus lastimadas manos.
Llegó a su hogar; el frío se colaba a través de los orificios de las
«Isla», un poema de Iliana Beatriz Carballosa
Se propone, qué dejar en la IslaLa ceniza de las naves quemadas por soldadosLos sudores de obreros luego de la forjaLa viña y los naranjos.Los bailes de circuncisiónLa rugosa mano del jefe de la tribuLos gritos de júbiloLas cráteras vacías, la hacienda asaltada por los antiguos pretendientesLa carne en holocaustoEl sabor de la derrota,
«EL fotógrafo», un cuento de Raquel Pietrobelli
Soy fotógrafo. Bueno… Era. Amaba mi trabajo.
Sé que ese es un trabajo especial, no es apto para cualquiera. Era para valientes.
Era fotógrafo de muertos.
Fotografías post mortem. Retratos de luto, que le dicen. Retratos en el llamado “Memento moriJulia Kadel” (recuerda que eres mortal).
Yo era consciente que era un trabajo difícil… Y algo mal visto. Pero alguien tenía que hacerlo. Tenía cierto renombre en mi
«Mucho más en contra» un poema de Rolando Reyes López
¿Dónde viven los hombres como yo?;cuando nací,vivían en la suavidad que prestó sus alaspara traerme a la vidacon una hermosura inédita,la que no puede exhibirse en festivalesni incluirse en el guion de series dramatizadas.No salí de las arenas limpias del Kollamni el Meenam tuvo que ver
«Miedo a los alacranes», un cuento de Everardo Gómez
Mi abuela me advirtió sobre regresar a ese lugar. Me miró con rigor, cuestionante, aguardando la respuesta a una pregunta que no fue pronunciada en ese momento pero que conozco de memoria. ¿Entendido? ¿Entendido? ¿Entendido? Asentí, naturalmente, con ríspidos movimientos de cabeza.
Uno se doblega ante la experiencia ajena de los años. Todo razonamiento propio se ve cuestionado al encontrarse con los pensamientos de una cabeza
«Mi ultimo cuento», por Carlos Latorre Gutierrez
Mi cumpleaños número 75 fue celebrado sin familiares, debido a la pandemia que estamos enfrentado y las cuarentenas, nadie fue invitado, algo extraño para mí ya que estoy acostumbrado a celebrarlo con familiares, amigos y vecinos, solo mi esposa Elena y yo, ella ha sido mi compañera por los últimos 43 años, puedo decir que he sido muy feliz con ella y porque no decirlo….aún estamos enamorados, siempre pensé que nuestra vejez llegaría sin grandes
Tres minicuentos de Costas Axelos
La muerte
Una vez un mandarín chino propuso esta medida al gobernador de una provincia, quien no tardó en adoptarla. En el momento en que la víctima debía posar la cabeza sobre el taco para que el verdugo se la pudiese cortar, un caballero engalanado llegaba al galope y exclamaba: ¡Deténganse! ¡El Sire ha concedido su gracia al condenado a muerte! En ese instante de euforia suprema, el verdugo
«Ella», un relato de José Alberto Capaverde
Ella estaba tan alta, que mis manos no la alcanzaban, y mis ojos se alegraban con verla, soñaba con poseerla, yo era un niño de ojos verdes y rulos rubios.
Ella sabía que era mi tesoro, y el motivo de mis desvelos, y hasta la causa de mis temblores nocturnos.
Ella cruzaba las piernas y mostraba un poco de su braga y como por arte de magia, convertía todo mi día en pura felicidad y plenitud.
Democracia y la destitución de gobierno
Los representantes de la bancada de oposición del Congreso de la República plantearon abiertamente la destitución del Presidente del Perú, José Pedro Castillo Terrones, tras asegurar que incurre en una causal de incapacidad moral permanente para gobernar y genera la inestabilidad política en el país.
En el artículo “Inestabilidad política y presidencialismo en el Perú” (https://tinyurl.com/msnha9pp) señalo: “El Consejo de Estado del
Posapocalíptico: tres relatos breves de Juan Carlos Vásquez
Lazos sanguíneos
Después de envenenar al padre, Yulian quiso contemplar su obra vanagloriándose frente a la abuela que, sumisa y consternada, veía a su yerno tirado en el suelo mientras el vientre y el pecho se le comprimían hasta morir.
La abuela en vez de infundir disciplina a su nieto le dejó realizar lo que más le gustaba: cantar, leer, cortarse los brazos y desempeñarse como «curador» en
«Mi bicicleta», un relato de Alejo Tomás Ambrini
Hoy me robaron la bicicleta. Desconozco el horario, pero sé que fue entre las siete de la mañana y siete de la tarde. La dejé en el poste de alumbrado, mal pintado y con pegatinas de alguna campaña electoral vieja. Mi bicicleta negra, una playera vieja y despintada que usaba para trabajar y me costó tanto sacrificio. Se llevaron hasta el candado que para qué les va a servir en caso de que hayan sido varios ladrones. Pero no importa, lo único en lo que no puedo dejar
«Desempolvando la esperanza», un relato de Gabriel Valdovinos Vázquez
¡Me da gusto encontrarte de nuevo! Apenas al abrir esta caja y ver el envoltorio de periódico y plástico más grande, me imaginé que eras tú.
Bien recuerdo que nos quedamos platicando largo rato en los primeros días de este año, antes de guardarte aquí.
Aun con el buen sabor de boca por los sencillos platos y espirituosas bebidas, pero sobre todo por los gratos momentos, los fuertes abrazos, los sinceros apretones de mano, la cercanía en
«Licantropía», un cuento de Rubén Bareiro Saguier
Cuando ayer lo vi en la calle, tan cadavérico, me vino a la memoria la cantidad de rumores que corrían por el pueblo a propósito del tío Cabrilla y de la tía Lalí. «Mentiras», decía mi madre; «calumnias», sentenciaba -más severo mi padre, coreado por los comentarios indignados de sus hermanas. Aunque luego, hasta mamá pareció cambiar de opinión, o por lo menos guardaba silencio, cuando se hablaba de la cosa.
«Intelligentsia IX», un minicuento de Enrique Anderson Imbert
Con máquinas calculadoras los técnicos montaron una Academia de Filosofía. Primero eligieron las obras más importantes en la historia del pensamiento. Después, mediante un rigurosísimo análisis, las despojaron de sus accidentes —lenguaje, biblioteca, época, paisaje, polémicas, anécdotas— hasta reducirlas a esenciales visiones del mundo. Por último, con estos núcleos de ideas fundamentales prepararon los cerebros electrónicos. Para que
«Los caminos», un cuento de Haroldo Conti
y aunque la línea está cortada señalando el finyo solo digo adiós hasta que nos veamos de nuevo.Bob Dylan
A veces pienso que los días de mi vida se parecen a las teclas de esta máquina. Son redondos y precisos y justamente porque no hacen otra cosa que escribir.
Paco Urondo me ha dicho quiero que escribas algo para el Diario
«Alfabeto», un poema de Inger Christensen
Los alfabetos existenla lluvia de los alfabetosla lluvia que se cuelala gracia, la luzinterespacios y formasde las estrellas, de las piedrasel curso de los ríosy las emociones del espíritulas huellas de los animalessus calles y caminosla construcción de nidos