A la Sombra de Kleingeist: Entrevista con Lorena Acosta y Alexandru Iosif, por Juan Carlos Vásquez
Inmersión nocturna: Homenaje a Malcolm Lowry - La oscuridad del atardecer con una sensación de culpa
Entrevista a Milton Ordóñez: "Viví en pueblos y lugares donde la gente no se suicida porque no conocen esa idea". Por Juan Carlos Vásquez
Desde Chile: IA, Rimbaud & Neruda, por Ernesto González Barnert
Desde Leganés: una muestra poética de Francisco Cenamor - Qué duro es ser alguien
Solo en Barcelonauno no se siente más yoque cuando está solo en una ciudad que no conoce y además hay calles desabridascon hileras de dos faros que no se detienen y oloroso silencio frente a la sagrada familia ese esqueleto de fantasmacuyas puntas se pierden en la noche del cielo y el viento sopla frioy las farolas están tristesy las palmeras quedan ridículas en aquel frio y por fin la rambla
"Culpa", un relato de Xavier Alejandro Llusá - No puedo definir el amor
Recordando a Anna Ajmátova: Conversaciones de Joseph Brodsky con Salomón Vólkov
¡Carolina!: Un cuento de Fátima Chong - ¡Soy psicótica!, he reído a carcajada abierta llenando el sanatorio de horror
Antes de ingresar a este hospital, escuché las voces que me hablaban extasiadas, me decían que no temiera, que ella era mi hija, quizá cambió un poco, yo la identifiqué, esos ojos sólo podían ser los de Carolina, bellos y pueriles, era cuestión de tiempo para hacerla recordar que yo era su madre, ella me olvidó, pero reconocería su habitación, las canciones de cuna que aún le canto. ¡Yo sería incapaz de robarme, de secuestrar, de hacer sufrir a una niña inocente! Es mentira que padezco psicosis, lo único que me ocurrió es que estuve triste por la ausencia de mi hija, Carolina lo es todo para mí.
Desde Sevilla: "Del infierno del amor", un relato de David Crauley - La araña, satisfecha en su red como el Sol en el cielo al mediodía
"La curiosa forma de medir el tiempo", un texto de Ahmed Balghzal - Las agujas empezaron a girar en sentido antihorario
Cinco centavos: un cuento de Patricia Rogel Benítez - "Aquella mañana, tenía dos opciones"
Cada día nos levantamos sin imaginar lo que nos deparará el destino, no tenemos ni la más remota idea de lo que pasará, hasta que, al volver a la cama por la noche, recapitulamos los acontecimientos del día. Eso fue lo que me pasó a mí.
Ese parecía un domingo cualquiera, pero lo que voy a contar, marcó mi vida para siempre.
En aquella mañana, tenía dos opciones: quedarme en casa haciendo nada, o ir a escuchar misa, sobre todo hoy que recién había pasado mi cumpleaños.