“Creo en la poesía, pero también creo que no nos salva de nada. La poesía es vista por muchos como un ejercicio sublime de la palabra o un escalón más elevado del ejercicio literario, con las consecuencias que conlleva. Hay extravíos peligrosos. Es necesario recordar siempre que la poesía es un oficio y no un sacerdocio, que está más cerca del carnicero que del cura o el sargento, que la poesía nombra y pone orden para después trastocar y desordenar, pero sobre todo que la poesía no es una tropa concebida para custodiar la belleza sino para decir. Y decir no es una tarea fácil ni irrelevante, pero sí creo que es una tarea pequeña. Y a mí me gustan las tareas pequeñas, porque bien