(Madrid, 16 de junio de 1948 - Las Palmas de Gran Canaria, 5 de marzo de 2014). Hijo del poeta Leopoldo Panero (1909–1962) y Felicidad Blanc (1913–1990), hermano del también poeta Juan Luis Panero (1942–2013) y de Michi Panero (1951–2004), sobrino del poeta Juan Panero (1908–1937) y primo del periodista, crítico de cine y actor teatral madrileño José Luis Panero González-Barosa (1975-).
Panero fue el arquetipo de un malditismo cultivado tanto como repudiado, pero ese malditismo no le impidió ser el primer miembro de su generación en incorporarse a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra, contar con una espléndida biografía escrita por J. Benito Fernández (El contorno del abismo, Tusquets, 1999)
Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero
hijo de padre borracho
y hermano de un suicida
perseguido por los pájaros y los recuerdos
que me acechan cada mañana
escondidos en matorrales
gritando por que termine la memoria
y el recuerdo se vuelva azul, y gima
rezándole a la nada porque muera.
A Cavalcanti“Per ch’i no speroper ch’i no spero di tornar,per ch’i no spero di tornar giamaix”.Guido CavalcantiEspero que nos hagas la historia de todos los olvidosdel olvido de mi frente en la marea de la copadonde un cielo diminuto se asfixiaen la marea cruel de la cervezado yace el hombrecomo un invierno muerto entre la yedra,entre la hiedra cruel de la memoria.Ayúdame a vencer a los pájaros quepersiguen al hombre.Todo vendrá tan silenciosamente en el vientocomo un árbol que en la página crece.de Guarida de un animal que no existe, 1998
Piedra negraSeñor del mal, ten piedad de mi madreque murió sin sus dos tetasy sobre la que yo escupí,y ahora amoahora en vano reclamo al país de los muertosque murió envuelta en víboras y víctimade una podredumbre que nos hacía mirarnos a los ojoscomo dicen que Dios mira a los hombres, con horrorcon pena del asesino, con tibia extrañezade la jibia que entre sus manos se retuercepor temor a ser mirada por Dios,y ver en su luz que no mereceni mereció nunca la vida: y que él arrojadesde lo alto del cielo a Despeñaperrosdiciendo: tan alto subió tu orgullomira ahora que cae igual de rápido.Pero ya voy, madre, a encontrarmecon la única mujer que he conocido, y que es la muertecuyo cuerpo con vicio tantas veces he tocadoriéndome de todos mis cadáveres,y que sea la rosa infecunda de la nada,que tantas veces cultivé porque se parecía a la muerte,la que recuerde mis heces a otros condenadosa escribir y mear, bajo el sol enteroen esta habitación parecida a un retretedonde la crueldad dora la piedra negraen que toda vida acaba, y se celebratirando de la cadena.de Piedra negra o del temblar, 1992
Thomas Muntzer, teólogo de la revoluciónQuemaban a los ricos con antorchasy tal que hierba seca ardían sus cuerpos.Que el clero, con sus falsas oracioneste consuele de desaparecer.Todos los hombres se creían dios.Mataban y luego eran despedazados.Lutero maneja con mayor elegancia los libros:su mano que no trabajó nunca sabemover las páginas y engañar a los hombres.Muntzer tiene la pasión y no la idea:sin duda morirá despedazado.de El último hombre, 1983HaikuSi no es ahora ¿cuándo moriré?Si no es ahora que me he perdido en mediodel camino de mi vida, y voypreguntando a los hombres quién soy, ypara qué mi nombre, si no es ahora¿cuándo moriré?Si no es ahora que aúllan los lobos a mi puertasi no es ahora que aúllan los lobos de la muertesi no es ahora que está como caídomi nombre al pie de mí, y boquea, y preguntaa Dios por qué nací: si no es ahora¿cuándo moriré?de Last River Together, 1980Lepoldo María Panero (Madrid, 1948), Poesía Completa (1970-2000), Visor, Madrid, 2001
Muere Leopoldo María Panero, maldito sea EL PAIS- – RTVE(VIDEO) –
La poesía destruye al hombre
mientras los monos saltan de rama en rama
mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre
¡y las mujeres devoran cráneos
con tanta hambre de vida!
Sólo es hermoso el pájaro cuando mueredestruido por la poesía.
A MI MADREReinvindicación de una hermosuraEscucha en las noches cómo se rasga la seday cae sin ruido la taza de té al suelocomo una magiatú que sólo palabras dulces tienes para los muertosy un manojo de flores llevas en la manopara esperar a la Muerteque cae de su corcel, heridapor un caballero que la apresa con sus labios brillantesy llora por las noches pensando que le amabas,y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellasy hablemos quedamente para que nadie nos escucheven, escúchame hablemos de nuestros mueblestengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón conempuñadura en forma de patoy dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestray ahora que el poema expirate digo como un niño, venhe construido una diadema(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)
ARS MAGNAQué es la magia, preguntasen una habitación a oscuras.Qué es la nada, preguntas,saliendo de la habitación.Y qué es un hombre saliendo de la naday volviendo solo a la habitación.
INFIERNO Y PARAÍSO«allá estará también la castañerade ocho pares,y el humo de los céntimos, y el vaho en los bolsillos»Leopoldo Panero “Escrito a cada instante”Pero no sólo los mendigos, padre, van al paraísovan también aquellos que aun más asco dantambién estos mendigos del ser que acezana la puerta del manicomioesas caricaturas humanas, tal como estaque Alicia se piensa en eljardín nohumano de las floresy quisiera destruir el universoporque si hay algún monstruo, éste es la desgraciay la única injusticia que existe es la injusticia evidentey si hay alguna moral, ésta es la moral del desastre.
DEDICATORIAMás allá de dondeaún se esconde la vida, quedaun reino, queda cultivarcomo un rey su agonía,hacer florecer como un reinola sucia flor de la agonía:yo que todo lo prostituí, aún puedoprostituir mi muerte y hacerde mi cadáver el último poema.
(EL MUNDO)
(EL DIARIO.ES)
El joven Leopoldo María, al igual que tantos descendientes de los prohombres del régimen franquista, se sintió fascinado por la izquierda radical. Su militancia antifranquista constituyó el primero de sus grandes desastres y le valió su primera estancia en prisión. Tuvo una formación humanista, estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y Filología Francesa en la Universidad de Barcelona. De aquellos años jóvenes datan también sus primeras experiencias con las drogas: desde el alcohol hasta la heroína -a la que dedicaría una impresionante colección de poemas en 1992-, ninguna le es ajena.
Desde 1970 se le consideró dentro del grupo de "Los Novísimos" (los Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet), aunque él se sintió excluido del mismo.
En los años 70 fue ingresado por primera vez en un psiquiátrico. Las repetidas reclusiones no le impidieron desarrollar una copiosa producción no sólo como poeta, sino también como traductor, ensayista y narrador. A finales de la década de los 80, cuando por fin su obra alcanzó el aplauso de la crítica entendida, ingresó permanentemente en el psiquiátrico de Mondragón. Casi diez años después se estableció, por propia voluntad, en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria o como él lo llamaba El manicomio del Dr. Rafael Inglott 3 hasta su fallecimiento el 5 de marzo de 2014.4
La biografía de este poeta y su entorno familiar siempre ha desatado interés en el ámbito cultural, como muestra la película de Jaime Chávarri, El desencanto (1976), un documental que refleja cómo era su familia en plena desintegración del franquismo, acomodada e intelectual, pero también desmembrada, autoritaria, y en la que la figura de su padre pesaba incluso con su ausencia. En la década de los 90 Ricardo Franco se fijaría de nuevo en «Los Panero» para filmar Después de tantos años (1994), pero esta vez sin la presencia de la madre, ya fallecida.
En 2003 fue galardonado con el Premio Estaño de Literatura por la antología poética de Túa Blesa, publicada dos años antes.
Deja inédito el poemario Rosa enferma, que publicará en otoño de 2014 Huerga y Fierro.
De una u otra manera, todas sus páginas, hasta sus traducciones, son autobiográficas. De hecho, las claves de su obra son la autocontemplación y la (auto)destrucción. Sin embargo, como ya señalara Pere Gimferrer en 1971, el tema de su poesía «no es la destrucción de la adolescencia: es su triunfo, y con él la destrucción y la disgregación de la conciencia adulta». Liberar la adolescencia como energía emocional, creándose una mitología propia, no oficial, es la actitud asumida desde el comienzo por Panero. OBRA
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