¿Qué otra cosa es la literatura?

El último Paul Auster, una reseña de Alex Armega

Considerado uno de los escritores más influyentes de los últimos tiempos, además de un buen tipo, Paul Auster fue un escritor muy prolífico y exitoso. Temprano aprendió, seguramente de William Faulkner- ese Dios de la narración americana-, que no importa la historia que un escritor tenga en su cabeza, sino la manera de contarla. Un recorrido por su obra, vasta, compleja, inteligente, traducida a más de cuarenta idiomas, confirma esta premisa. 

Baumgarter, su último libro, escrito mientras luchaba contra una enfermedad que lamentablemente acabó con su vida, más que una novedad, como acostumbra decir el mercado editorial a propósito de más de lo mismo, se nos presenta como una despedida: un largo adiós a sus amigos y lectores, muy especialmente a Siri Hustvedt, escritora, poeta, demócrata y militante por los derechos humanos, su compañera de toda la vida.

Seymour Baumgarter, personaje central de la novela en referencia, es un profesor de filosofía cansado de llevarse puesto, exento ya de la necesidad de demostrale a nadie nada, que se ha quedado viudo y que está a punto de jubilarse. En este momento vital, con más de setenta años, decide mirarse en el espejo, hacía atrás y hacia delante, sin temor a la verdad. El viejo profesor también escribe, afable, impredecible, con una prosa persuasiva, y un arsenal de trucos y recursos narrativos inagotables, nos cuenta su vida, cómo fue su vida, y cómo quiere que sea lo que vendrá: reflexiona en voz alta, dialoga con otros personajes y con él mismo, inventa, miente, describe, recuerda, proyecta, emociona, enamora, entretiene, ensueña, conecta, hace frases célebres, compone melodías… ¿Qué otra cosa es la literatura? No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que el profesor Baumgarter es el álter ego de Paul Auster. 

«Stoner», aquella novela perfecta de John Williams, donde también habla un profesor, «La Muerte en Venecia», de Thomas Mann, donde habla un artista, «Las Memorias de Ultratumba», de Chateuabriand, donde habla un vizconde atenazado por las deudas, sin duda han inspirado a Paul Auster a la hora de sentarse a escribir esta novela. Tres obras de arte que abordan el mismo tema: el de la soledad anclada en el laberinto del tiempo.

En libros anteriores, «Diario de Invierno», «Invisible», «Memorias del Escritorio», «Informe del interior», Paul Auster, con mayor o menor eficacia, ya había explorado esta cuestión, arriesgado interesantes ideas, pero en Baumgartner, tal vez porque intuía que podía ser el último libro, finalmente parece haber dado en la diana: No se recupera lo perdido, no se vive sin dolor, los muertos no regresan, los que nos amaron tampoco, lo único que podemos hacer es evocar nuestro pasado con amor, agradecer por estar vivos, y cada mañana saludar al sol. En esta novela, y en todo lo que hemos leído de Auster, el amor sigue siendo la llave que abre todas las puertas.


«Contra el olvido, elocuente, audaz, sentimental, con tendencia a mirar atrás, satírica, pero profundamente humana, Baumgartner es un antídoto contra el derrumbe de la esperanza cuando llegan las horas difíciles», dijeron en el New Yorker, nosotros, agradecidos lectores, diremos que la lectura de Baumgartner nos recuerda que no somos los únicos pasajeros en el barco, que los demás también existen, que envejecer es inevitable, pero también un privilegio. 

«Trilogía de Nueva York», »Leviatán», «Tombuctú», «El Palacio de la Luna», «El País de las Ilusiones», «La Invención de la Soledad», «La noche del oráculo», «Brooklyn Follies», «La Llama Inmortal de Stephen Crane»..., cualquier novela de Paul Auster nos alegra el día, nos aleja de la mediocridad, nos hace más felices, menos vulgares, pero como ninguna en Baumgartner se nos concede el disfrute de la nostalgia, «esa vana costumbre que me inclina al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina», como decía Borges.

Alex Armega, un escritor argentino con una destacada carrera en campos tan variados como la psicología, la docencia y el periodismo, nos presenta su primera novela en edición digital. Graduado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con el título de Profesor Adjunto en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Armega ha llevado a cabo una carrera diversa y rica en experiencias.

Como periodista, ha sido miembro activo de la Unión Trabajadores de Prensa de Buenos Aires y corresponsal de la Revista CIP-OEA (Organización de Estados Americanos). Actualmente, reside en España, lo que añade una dimensión internacional a su perspectiva literaria.

Armega ha demostrado su destreza literaria en una serie de publicaciones anteriores, incluyendo «La mansión de los altos estudios» (2016) bajo el seudónimo de Bernardo Robinson, «El diablo en Marsella» (2017) en colaboración con Stella Vila, y «Tres relatos y medio» (2020). Su presencia en la escena literaria se ha destacado a través de la publicación de relatos en blogs y revistas, como «Herederos del Kaos» y «Mimeógrafo


Alex Armega, un escritor argentino con una destacada carrera en campos tan variados como la psicología, la docencia y el periodismo, nos presenta su primera novela en edición digital. Graduado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con el título de Profesor Adjunto en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Armega ha llevado a cabo una carrera diversa y rica en experiencias.

Como periodista, ha sido miembro activo de la Unión Trabajadores de Prensa de Buenos Aires y corresponsal de la Revista CIP-OEA (Organización de Estados Americanos). Actualmente, reside en España, lo que añade una dimensión internacional a su perspectiva literaria.

Armega ha demostrado su destreza literaria en una serie de publicaciones anteriores, incluyendo «La mansión de los altos estudios» (2016) bajo el seudónimo de Bernardo Robinson, «El diablo en Marsella» (2017) en colaboración con Stella Vila, y «Tres relatos y medio» (2020). Su presencia en la escena literaria se ha destacado a través de la publicación de relatos en blogs y revistas, como «Herederos del Kaos» y «Mimeógrafo




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