Desde Buenos Aires: «Sobre las arañas y la eternidad», un cuento de Brandon Barrios


El cuento "Sobre las arañas y la eternidad" del escritor argentino Brandon Barrios, narra un diálogo entre el poeta Charles Baudelaire y la Muerte en un no-lugar indescriptible. El poeta y la Muerte discuten sobre la vida, la poesía y la eternidad, mientras caminan por ese lugar desconocido. La Muerte es retratada como una figura sarcástica y, a veces, humorística, que juega con la idea de la mortalidad y la inmortalidad. El poeta, por su parte, reflexiona sobre su obra y su legado, y se pregunta si la eternidad tiene fin.
El diálogo entre ambos personajes está lleno de ironía y sarcasmo, pero también de indagaciones profundas sobre la vida y la muerte. La narración es poética y evocadora, con un lenguaje lírico y una estructura fragmentada que evoca la complejidad del tema que se está tratando.
"Sobre las arañas y la eternidad" es un cuento que invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y la poesía, y lo hace a través de un diálogo imaginario entre dos personajes históricos. 



Sobre las arañas y la eternidad

La historia sucede en otro plano. Sus protagonistas son Baudelaire y la Muerte. Y por razones propias del no-lugar en el que se hallan, su diálogo se narra en presente.  

-Buenos días-saluda Baudelaire. 
-No sé qué responder a eso-contesta la Muerte, ya que allí es de noche. 
-¿Vienes de trabajar?
-Como siempre. Me acabo de llevar a un viudo. 
-Para variar, supongo-responde el poeta con ironía. 
-Me llevo más ancianos que jóvenes. Lo más gracioso de ese chiste es que creas que no lo escuché antes. 
-Seguro que ya escuchaste todos los chistes. 
-Los escuché antes de que se hicieran, o mientras se estaban haciendo. No estoy segura. De lo que si estoy segura es de que algunos los inventé yo, incluso los que me incluyen. 
-Qué narcisista. 
-Soy la Muerte, la mujer más vieja de la historia. Y la única que ejerce mi profesión. Los que matan sólo son funcionales a mí, no les des tanto crédito. 
-Pero yo no mencioné a los que matan. 
-Ya lo sé, pero yo tenía ganas de hacerlo. Es parte de mi humor –la Muerte guiña uno de sus ojos.
-No pensé que te gustaran los chistes. 
-Me gustan los chistes, que los tuyos me parezcan mediocres es tema aparte. 
El poeta mira hacia abajo, frunce el ceño dejando pasar unos minutos y luego contesta.
-Desde que me trajiste aquí no hemos hablado. 
-No cambies de tema. 
Baudelaire ríe. 
-Los viejos suelen ser tus primeras elecciones, lo admito- contesta el poeta volviendo al asunto inicial. 
La Muerte emite un suspiro, el cual se transforma en escarcha, cae al suelo y se rompe. 
-Es verdad que no hemos hablado desde que llegué aquí. Sin embargo, ni los años ni el tiempo te han dañado. 
-¿Los años y el tiempo?-pregunta la Muerte. 
-Años, transiciones temporales divididas en doce partes. Tiempo, fuerza destructiva o constructiva-recita el poeta. 
-Tu poesía no murió contigo pero te acompañó.  

 

Comienzan a caminar por allí, por aquel no-lugar indescriptible que solo conocen aquellos que van para quedarse, o los que siempre han estado allí y no conocen otra cosa. 
-A veces me pregunto si rezas-pregunta la Muerte. 
-¿Si rezo?
-Sí. Te proclamabas un siervo de Satán en tus letanías pero él no te saluda al verte.  
-Dejé de creer en Satán cuando lo conocí y vi que era un engreído y fomentador de vicios. 
-¿Y qué es lo que eres tú?
-Lo mismo pero con menos años, bienamada
-¿Hacia dónde va esta conversación?
-No lo sé, sinceramente. Esta conversación es una suerte de poema. ¿No te parece? –Baudelaire cambia de asunto- Mi poesía tiene fin. ¿La eternidad lo tiene? 
-¿Quién sabe?
-¿La Muerte no sabe si existe el fin de la eternidad?
Algo comienza a quebrarse. 
-No-responde. 
Baudelaire ríe brevemente.
-¿De qué te ríes?-inquiere su acompañante. 
-De ti, francesa triste. 
-No tengo nacionalidad, poeta de los vicios. 
-Tienes todas las nacionalidades dado que cada vez que alguien nace, una Muerte nace. En todo el mundo hay Muertes distintas, querida. 
-Hay una y solo una Muerte en el oficio y esa soy yo. 
-La Muerte entiende de chistes, pero no de metáforas. ¿Quién lo diría?
La Muerte divisa el sol a lo lejos. 
-Nunca pensé que existiera el sol aquí-dice Baudelaire. 
-Yo tampoco. 
-Tampoco pensé que temblaras- es verdad que la Muerte está temblando. 
Baudelaire enreda sus dedos entre los de aquella mujer. 
-Ya no estás tan fría como cuando en la piedad de mi madre me diste un beso y un abrazo.
-Basta. 
-Mi voz tiene muchas cosas para decirte. Entre ellas se encuentran aquellos hechos. Te esperé y te escribí pensando en cuando nos reencontraríamos. 
La Muerte comienza a llorar y se aleja. 
-¿Qué pasa, bienamada?
-No me digas así- Ella cae de rodillas.
-No sé qué he dicho-se intenta disculpar Baudelaire. Probablemente no sea aquella una disculpa seria. 
La Muerte se inunda en oscuras lágrimas, asume la forma de una araña y huye. 



Brandon Barrios nació el 13 de Julio de 1998. Desde pequeño, desarrolló un gusto por las humanidades, llegando al punto de estudiar filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Ha sido nominado y ganador en algunos concursos literarios, como por ejemplo, el concurso literario del Colegio del Arce en el 2013 y en el 2016. En el 2017 ganó el primer premio correspondiente al concurso literario organizado en el marco de las “Jornadas Homenaje a H.P. Lovecraft”, organizadas por la agrupación Macedonio Fernández de la UBA.

Photo by peter buck unsplash (public domain).

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