«Zona de paz» y «Orden de captura», dos poemas de Rolando Reyes López

ZONA DE PAZ

Nunca iré a Cali, Medellín, al Triangulo de Oro,
ni a las siete Bases Militares;
colombianos ni inmigrantes de Siria 
tocarán la puerta de mi casa;
no hay humo de amapolas en mis habitaciones,
nadie mastica marihuana en mi balcón,
la guerrilla no sabe que soy nieto de otro combatiente,
los oficiales del gobierno desconocen que mi papá
fue de los círculos de izquierda,
los paramilitares ignoran mis inclinaciones pacifistas,
las facciones sociales no levantaron barricadas en mi pueblo,
ninguno de los actuantes en el pacto conocen mis necesidades
al secretario de la ONU no le han dicho la cuantía de mi jubilación.

Las estudiantes de Bogotá no saben nada de mi poesía,
la isla donde vivo no forma parte de San Andrés ni Providencia,
el café que bebo no se cultiva en los huertos colombianos,
en El Abra no existen huellas de mi raza.


Es tarde para que Taironas y Muiscas 
alcancen el Caribe,
el esclavo de Popayán no supo del negro 
en los cañaverales de mi Cuba,
Jenkins y sus guerras 
no estimularon las guerras de Maceo y Martí,
ni el asesinato de Gaitán tomado en cuenta 
en el Campus de La Habana,
,
No quiero un bogotazo,
sí una trompada en el rostro de algunos dirigentes;
no hay conservadores en las butacas del congreso,
los narcoterroristas no se acuerdan de mi cumpleaños,
aquí no hay DAS, ni palacio de justicia, 
ni conflictos militares, asesinatos selectivos
o masacres contra los honestos.

No hay razones para que un "Supertucan" 
aterrice en mi azotea:
Raúl Reyes no salió de mi familia;
sin embargo, en una de mis salas 
se rinde homenaje a los desaparecidos.
No quiero un Partido diferente;
quiero un país diferente, 
vivir en paz con un IDH de 0,790
aunque me obliguen a firmar 
una declaración de principios,
y aseguren que los niños de Tolemaida 
traerán alegría a mi vejez,
y que las rameras de Cúcuta y Barranquilla 
esperan en mi colchón.

No debo aspirar a la cumbre 
de la sierra nevada de Santa Marta;
ninguno 
de los cincuenta millones de colombianos 
saben que existo;
Mutis y Márquez 
no supieron de mis ambiciones literarias:
nunca he ganado 
siete mil quinientos dólares al mes,
de haber sido así no habría escrito este poema.



ORDEN DE CAPTURA

Quiero asistir a la anulación del Orden;
ha regido ya por mucho tiempo,
es hora de cambiarlo.

Cuando el Orden tomó el poder
a sus pies se rindieron las embarcaciones,
las familias divididas, las ínsulas perdidas, el mar,
los exiliados en países libres de impuestos,
los prisioneros y condenados a muerte,
el artesano que se negó a construir 
la estatua del verdugo,
los ancianos privados de derecho, 
los agujeros atómicos,
y el ejército diezmado 
por las enfermedades.

A la sombra de los alcantarillados, 
bajo las persecuciones, 
la madre nutria la garganta de sus hijos 
con alimentos en descomposición.
También se hallaban niñas 
que conservaban los sueños 
de la misma forma que sus cuerpos 
para los príncipes.
.
Allí la existencia crecía velozmente;
en todo caso guardándose para un después
que vendría pisando los talones al destino
que eleva hacia el cielo a sus admiradores.

El Orden, puesto ahora en tela de juicio, 
decide hacer las Elecciones, cancela la censura, 
propone un Referéndum sobre si es justo o no 
rehabilitar las libertades 
y ordena al Regimiento Antidisturbios 
alistar sus uniformes;

Sé que desde los escombros 
acumulados en el fondo del desagüe
emergerán las manos tal montañas
e impedirán la reelección del Orden 
por otra vida más.

 



Rolando Reyes López. (Pedro Betancourt. Matanzas. 1969). Reside desde el año 1971 en el Municipio de Jovellanos. Matanzas. Cuba. Actualmente es jubilado por Baja Visión. Muchos de sus relatos y poesías han sido publicados en revistas y antologías de varios países de Europa y Latinoamérica.


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