Desde Estados Unidos: una muestra poética del autor venezolano Franco R. Waldan

SUEGROS

Que bendito y doloroso tormento por el que hay que pasar para llegar a tus jardines venusianos, para poder saborear las mieles del amor en tu cuerpo, que grita por sí solo, con semejantes caderas y tan voluptuosa consciencia. No es menos cierto que al llegar a la biblioteca haces un pacto de amor y vino, que te envuelve la carne y no vuelves a sentir de la misma manera, las miradas cambian, se vuelven profundas, como si los labios de mis ojos le dijeran al oído de tu alma que me siga, que no podemos separar la carne del espíritu y que de nuestras dudas y pesares renacerá la esperanza que nos desbordara alegría.

No es fácil llegar ahí, al castillo, a la última torre donde desafiante y vergonzoso me trepo entre balcones y ventanas, entre tíos y sobrinos, entre hermanos y primos, todo un elenco en aparente armonía. Pero no hay orquesta sin director y yo no paso desapercibido por ser el usurpador del bendito día en el que te enamore. No encontré fuerza opresora que detenga a esta caótica marea, que me canta a la orilla de la realeza, implorando piedad para este sin razón, para que se me trate con justicia y con honor. Yo juro solemnemente decir la verdad y nada más que la verdad.

Es peligroso, volátil, fútil, inesperado como el amor. No hay tiempo ni espacio, no hay luz ni oscuridad en donde me pueda ocultar, por la inmensidad del ejército de palabras que espera para tomarme como prisionero de guerra que debe ser interrogado antes de decidir si se le castiga o se le condena.

Yo no sé de villas ni castillos, de apellidos ni de nombres, pero hay algo que se, conozco lo que amo y lo que me hace feliz, la conozco a ella y lo que la hace feliz, le abro la puerta, la miro a los ojos y le digo que no, la abrazo, la toco, me seduce con sus historias, se lo que come y que no le gusta el queso. Se tantas cosas, que les podría dar consejos de cómo educar una hija para que sea libre, para que cante, llore y ame, para que no cometa los mismos errores que ustedes, que por tiempos remotos no hubo otra salida que amar por compromiso.


¿ME HA SIDO UTIL?

¿De qué me sirve vivir solo por mis propias voluntades? ¿de qué me sirve acumular tantos yo soy? si al final de la historia solo nos quedan los él fue, que nunca alivian la ausencia ajena ni sustituyen la propia libertad. Si, por el contrario, disfrutara del cielo azulado por encima de cualquier pensamiento y saboreara la tierra que entre los dedos se escapa cuando se convierte en el barro creador de esperanza, se manifestaría espontáneamente la acción que me vuelve a encender las ganas de ser creador y no de un condenado a la tradición carente de creatividad, para poder vivir la plenitud y el gozo que emanan de mi propia medida.

Cuando la atención penetra en mis sentidos, la brisa se vuelve eco de algo más grande que el complejo silencio que desnuda a cualquier individuo, con ella descubrí el amor de las aves en cantos repetitivos, pero tan bellos como las canciones de un cantor, y digo cantor y no cantante porque cantante es el que quiere y cantor es el que debe, además, si yo me deleito con semejante orquesta ¿acaso no pueden ellas cautivarse con mi caminar cuando me miran desde el cielo sin saber hacia dónde voy?

Por eso las amo, porque sé que soy tan suyo como ellas mías, porque me elevan hasta el silencio más puro imaginando cuantas maravillas observaron por el camino que las trajo hasta mí.

 


© FRANCO RAGIN WALDAN

Ilustración: la imagen de portada ha sido remitida por el autor de la obra.


3 comentarios:

  1. Muchas gracias por el espacio!

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  2. Me encanta, me introduje y caminé en ese poema , lo sentí y lo viví, éxitos y bendiciones , gracias .

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    1. Gracias, lo que escribo es para dejarle algo a ustedes.

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