«La pequeña ferretería», un relato de Homero Baeza Arroyo

Él, es un buen hombre con todas las personas, pero les tiene un especial cariño a los niños, tal vez sea por su edad o porque empieza a cerrar su círculo vital, regresando a su infancia. Les ofrece siempre, alguna golosina cuando lo visitan con sus padres.
También es muy creativo, hace con sus manos muchos y especiales inventos. Le gusta estar siempre ocupado, dice que para distraerse. Sus consejos y sus risas, siempre están a flor de labio. Tiene, y atiende solo, una pequeña tienda de materiales y herramientas, que se ubica justo al cruzar la calle, enfrente de mi casa.
Vive en la parte trasera de su negocio, solo, o tal vez acompañado de una vida llena de sueños y recuerdos. Cuenta, muchas y muy bonitas historias, algunas anécdotas bastante cómicas de su pasada vida.
En su cuerpo, carga con más de ochenta años. Nunca lo he visto enfermo o quejarse de alguna dolencia en su maduro cuerpo. Se levanta muy temprano, para empezar su cotidiana jornada, abre su tienda, saluda a toda la gente que pasa por la calle. Todos en la colonia somos sus clientes, y lo apreciamos bastante.
El, solo se prepara sus alimentos, tiene mucha experiencia y sazón en hacerlo. A media tarde, de los días fríos en el invierno, y después de tomar sus alimentos, se sienta en una cómoda silla, con respaldo recargable, donde el sol le caliente sus piernas. Allí, lo vence el sueño en complicidad con su digestión y sus recuerdos. 

Se mantiene siempre en constante actividad. Todavía, conduce y repara su camioneta. Carga en sus brazos, materiales de considerable peso. Siempre para el trabajo, está muy dispuesto.
Poco cuenta de su familia, sé que tiene varios hijos y nietos, pero yo no los conozco. Nunca he visto, que le hayan hecho alguna visita.
Sus amigos, son muchos y de todas las edades, pero plática más con los de su época, sus conversaciones, con frecuencia se vuelven acaloradas discusiones, pero ellos así resuelven sus diferentes opiniones.

Le gusta hacer a solas su trabajo, no admite ayudantes permanentes, tal vez sea por desconfianza, o porque sabe, que él solo se basta. Ocasionalmente, le ayuda un joven albañil improvisado, pero es solo por pequeñas y distantes temporadas. Otras veces, un amigo cercano desde hace bastantes años, apodado “el perico” y que le va muy bien el sobrenombre porque con él, todo el día, habla y discute demasiado.
Van varias veces que lo asaltan, sin que lo hayan golpeado, cuenta que solo le dijeron, algunas palabras anti sonantes, enfrentamientos verbales, empujones, amenazas con armas de fuego y punzocortantes. Agradece a Dios, que no le hayan hecho daño. Culpa de eso, a todos los mariguanos o drogadictos que vienen del otro barrio.
En este invierno, lo he visto más solo y cansado que antes. Toma más tiempo de reposo y sus jornadas de trabajo, las está haciendo cada vez más cortas. Cierra su negocio temprano. Se queda dormido más fácil y frecuentemente o se sienta largos ratos, contemplando pensativo a lo lejos el cielo, como si estuviera esperando algo o, a alguien; puede ser a sus clientes, que por las tardes, son más frecuentes. O, quizás, espera, que lo visite la inesperada… Suerte.

Esta mañana, necesito comprarle un saco de yeso, para mis trabajos en casa, pero su negocio, todavía está cerrado. No está abierta la puerta, como de costumbre.
Han venido varios clientes, algunos se van al ver que todavía no abre, pero otros se quedan y tocan fuerte, le llaman a gritos por su nombre, pero no contesta.
¿Se habrá quedado dormido? Tal vez, y como vive solo, no hay quién vea si todavía sigue dormido o ya nunca despierte.

Septiembre del 2021






Homero Baeza Arroyo. Nace el 26 de Abril de 1950. Originario de Ojinaga, Chih. México. Frontera Norte con U.S.A. Tienes estudios de: Arquitectura, Teatro, Danza, Artes Plásticas, Música y Cerámica entre otros. Se ha desempeñado siempre y desde temprana edad, a la práctica, enseñanza y profesionalización de las artes. Ahora ya jubilado como arquitecto y profesor en artes. Fue maestro de teatro y artes plásticas en el CEDART David Alfaro Siqueiros de Chihuahua, Mex, donde también fue director, En el año 2015, deja sus cátedras en el Conservatorio de Música de la misma Cd. A esta edad, ha retomado con más intensidad e interés el área de la literatura. Sus textos, han sido publicados en los periódicos locales de su natal Ojinaga. A nivel estatal; primer lugar en narrativa, de parte de la dirección de atención y prevención a las personas discapacitadas, discriminadas en los adultos mayores. Y, en sus distintas exposiciones plásticas como escultor y ceramista, o en obras de teatro donde ha intervenido como director, autor o actor.
En la actualidad, se dedica, según él, a cumplir con una de las misiones más importantes de cualquier arte: Comunicar en los diversos vocabularios artísticos. 

Fotografía de Clément Falize (en Unsplash). Public domain.

3 comentarios:

  1. Les agradezco mucho que publiquen en su espacio mis pequeños relatos. desde el norte de la República mexicana, les hago llegar las más sinceras: GRACIAS.

    ResponderEliminar
  2. Excelente Artista y extraordinario Serhumano mi querido profesor Homero

    ResponderEliminar