Desde Nueva Jersey: «Mancha de sangre en la pared», un texto de la gestora cultural y escritora Laura Orvieto


Trato de mantener la diplomacia, mantener la elegancia en una sociedad donde el que calla es tan participe como el que hace las cosas por debajo de la mesa. Aplaudimos la farándula, ignorando así lo que necesita nuestra atención inminente, el abuso sexual infantil, el tratado de seres humanos, las enfermedades por transmisión sexual, el hambre y la drogadicción.
Luces, cámara y acción. Que le interesa a la gente saber de las carencias mundiales o de las injusticias marginales si hay brillos incandescentes que admirar.
Léeme si quieres, sé que tú no me entiendes. No tienes ni puta idea de lo que hablo. Tú naciste para admirar las bambalinas y ser una de ellas. Vacía de cerebro, de corazón y de ideas pero con un iPhone repleto de número de gente que jamás sabrán cuando estas triste o alegre de verdad. No te enojes tú al leerme, si me entiendes, comprende mi rabia y no me jodas.

El que habla es condenado y apuntado con el dedo. Ser, hacer, callar y volver a ser como todos. Hipócritas y de saludo de beso en la mejilla. Hola, qué tal? Es que realmente te importa? Es que realmente quieres saber? que la vecina aunque se ha hecho casi veinte cirugías no logra perfeccionar su talento para tocarme el corazón. Calienta a toda la cuadra cuando se le paran los pezones y anda sin sostén, pero no me toca el alma, mucho menos la razón. Luego la política y todos estúpidamente divididos, y pienso que la política no cambiara el mundo, debería ser la verdad que llevamos cada uno en nuestro corazón, la ley, pero que se yo de la vida, yo soy un punto en la pared, soy una mancha de sangre del mosquito que mataste y luego nunca más te dignaste en regresar a limpiar.
Ser humano es sentir frustración y la de las más grandes. Si no la sientes, será porque tu padre tiene dinero para sobornar las autoridades y sabes que la justicia tiene un precio y tú tienes el dinero para pagarlo, entonces te crees intocable, te crees Dios. Sin embargo cuando llega la noche no puedes dormir, te persiguen los fantasmas y las culpas, sabes en el fondo que eres solo un pobre desgraciado. Un desgraciado que se engaña y dice que todo en cuanto sucede está bien, es justo porque puedes comprar el silencio, porque puedes comprar la razón de un juez. Se detienen a admirar mi posición de mancha en la pared también los demás seres humanos, los plebeyos, los normales que vemos pasar por nuestra ventana ataúdes de
nuestras injusticias del pasado.

Todo esto son nada más que pensamientos, pensamientos callados, pero sinceros. Nada de esto existe, nada de esto es cierto. Yo soy solamente una mancha de mosquito en la pared, que por un día pudo hablar.
Prefiero regresar a lo que conozco, a ser mancha, ser sangre, ser pared, ser silencio y
en soledad de nuevo pensar que existe la justicia para los pobres y condenados a vivir en silencio.

Tal vez un día venga alguien a echarme un poco de agua y jabón y me limpie del todo en vez de echarme una mano de pintura encima aparentando que jamás hubo mosquito, jamás hubo sangre, ni tampoco pared. Volveré a ser un día, a ser otra vez una pared limpia, y dejare de ser una mancha de sangre en la pared.



Laura Orvieto. Una madrugada del 15 de enero de 1979, en Quito, Ecuador, la ciudad se llenaba de neblina y una mujer de manos pequeñas y de gran corazón daba a luz a una niña, una niña con una imaginación más grande que el sol. La bautizaron “Laura”. Esta niña ya de mujer decide abandonar su patria, la que le vio nacer, para buscar su rumbo en la tierra de su padre, Estados Unidos. Vive en los Estados Unidos, donde estudió Marketing & Management, en Saint Peters College de Nueva Jersey. A los 25 años decide regresar a Ecuador para reencontrase con su alma, su playa y sus letras. Luego de aquel viaje jamás volvió a ser la misma. Había descubierto Laura que tenía el alma de un escritor.

Es Laura Orvieto, una mujer que utiliza la literatura como un medio para plasmar su alma en un papel y así intentar despertar en el lector una reflexión. Laura empezó a escribir poesía y presentó, con el sello de Ediciones Moré, su primer libro titulado Huellas En La Arena en enero de 2004. Laura tuvo el honor de resultar semifinalista en el III Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve de Editorial Nuevo Ser en Argentina y de participar con obras de su autoría en la antología Mundo Poético año 2003. Laura también ha formado parte de antologías publicadas en los Estados Unidos, al escribir sus poemas en inglés. Laura ha aportado al desarrollo literario de la comunidad hispana tanto en Nueva Jersey como en Ecuador, al donar copias de su libro Huellas En La Arena a estudiantes de escuelas y colegios de bajos recursos.

Actualmente Laura explora nuevos rumbos literarios y ha decidido emprender una nueva aventura con Espejismos de un Mundo Irreal, un proyecto artístico y literario cuyo objetivo es revolucionar el mundo del arte con letras frescas y colores brillantes. “El mundo está separado, el arte hará lo que el hombre no pudo, unirnos a todos en el nombre del amor”.

Laura es un artista multifacética, quien se describe a sí misma como “una mujer que no es nada, para así permitirse ser de todo”. Laura ha incursionado en el mundo de la música, componiendo canciones con letra y música de su propia inspiración, tanto en inglés como en español. Laura ha escrito y presentado monólogos de su propia autoría en varias locaciones de Estados Unidos y Sudamérica. Como parte de su repertorio literario, también constan obras de teatro y guiones de cine. Laura es una mujer valiente la cual no le teme al cambio o al riesgo de aprender y explorar nuevos rumbos artísticos. Su misión actual es la de unir a la gente a través del arte. Laura actúa como promotora internacional de arte sin fines de lucro, tan sólo con la intención de promover el arte en todas sus formas y en diversas partes del mundo.

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