'La novia', relato de Paulina de la Vega

Miranda sale de la escuela y se dirige a su casa, es una niña tímida que camina con la mirada agachada.  Durante el camino, pasa a una tienda de abarrotes y se compra un pastelito. A la hora de pagar escucha en el radio del lugar un recordatorio para asistir en la noche a la plaza central, donde tendrá lugar el concurso anual de disfraces por el Día de Muertos.

Más tarde, a la hora de la comida, habla con su papá, sobre el concurso, él le cuenta que estará trabajando ahí cerca y ella le confiesa que ha pensando en participar por primera vez. El padre se lo prohíbe porque los niños siempre la tratan mal.
Al atardecer, Miranda está sola en su cuarto leyendo una revista para adolescentes. De pronto, escucha los ruidos que hay en el exterior y se asoma cuidadosamente a ver hacia la calle; hay unos niños jugando a disfrazarse de momias. Ella revisa las hojas de la revista donde proponen diversos disfraces para la época, arranca la página donde sale el disfraz de la novia muerta y se la guarda en su pantalón.
Luego, acude a un pequeño cuarto de su casa donde se encuentran muchos muebles apilados, cubiertos por sábanas y llenos de telarañas. Abre un ropero y saca de ahí un traje de novia viejo. Se lo talla, después comienza a adaptarlo para que le quede bien y sea su disfraz de la novia muerta.
Luego de trabajar con el vestido un rato, se lo prueba y le queda muy bien, luce satisfecha.
Cuando se dispone a salir rumbo al parque, se topa su padre. Él se enoja al verla vestida así y le exige que se lo quite. Miranda se niega y su papá la jalonea hasta que le rompe la prenda. Miranda se esconde en el cuarto con muebles apilados, entonces él la encierra por fuera para que no vaya al parque; le dice que no es normal que una niña pueda ver el futuro y la gente nunca la va a aceptar porque le tiene miedo.
Miranda intenta salir por la puerta, pero no puede. Después se va a la ventana y trata de abrirla, pero el metal del marco es tan viejo, que le resulta imposible moverlo.
Ve a algunas personas pasar rumbo al parque. Revisa su reloj, se da cuenta de que falta poco para el concurso, mas ya es imposible arreglar su disfraz, está demasiado roto.
En un momento de desesperación, se cose el vestido a su propio cuerpo para que no se le caiga. Su sangre mancha el traje blanco y realmente le da un aspecto terrorífico.
Rompe la ventana con una plancha y sale por ahí, se va caminando débil.
Al llegar a la plaza, descubre que el concurso ya está iniciado, pero ella se planta enfrente de todos, quienes ven impresionados el realismo de su disfraz, y es seleccionada como una de las finalistas para subir al escenario.
Ya arriba, el público está a punto de decidir cuál de las finalistas merece ganar. Sin embargo, la niña que está parada en el escenario al lado de Miranda se da cuenta de que la sangre es real, entonces grita asustada. Todos prestan atención a lo que pasa. 
Los niños que le habían molestado en la tienda gritan que de seguro es su ritual de día de muertos porque ella realmente es una bruja. La gente se enardece, empieza a aventarle piedras y palos, hasta dejarla tendida muerta en el escenario.


Paulina de la Vega nació en México en 1991. Es Licenciada en Ciencias. Inició su labor artística como realizadora de cortometrajes en 2013. Estudió la especialidad de guion cinematográfico en el Centro de Capacitación Cinematográfica.

Fotografía de Joackim Weiler (en Unsplash). Public domain.

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