'Consejos sedantes', cuento de Santiago Garcés Moncada

El doctor Cortés escuchó a su paciente en silencio, quería calmar aquella nueva crisis nerviosa que había sufrido esa mañana a causa de la ansiedad y que no daba espera, habían vuelto a despertar en él esos intensos deseos de matar que tantas veces habían cegado su razón y que llevaban sin manifestarse en su cabeza desde hacía un mes. —No sé qué hacer conmigo doctor, jamás me decido a hundir el cuchillo, siempre estoy a punto de acabar con ellos, los veo acostados, con los ojos cerrados y una mueca de tristeza, están ahí, indefensos y quiero acabar con su miseria, pero algo me detiene y no lo hago. 
—Quizás sea porque eres un cobarde y un maldito psicópata obsesionado con ayudar a la gente a acabar con su sufrimiento, aunque has escogido la peor manera de ayudarlos que conozco, pero sé que en ese deseo tuyo de matar hay algo más intimo, más allá de las razones que me dices estoy seguro de que lo haces porque tú también quieres que alguien acabe con tu vida, ya que no tienes el valor para suicidarte. —Ay doctor... Ha aprendido a conocerme tan bien… Por eso es que siempre vengo, estoy casi seguro de que no lo hago es gracias a sus consejos que llegan a mí como calmantes cada vez que vuelvo a tener una víctima en frente. —Si es así me alegro, esa es la meta de mi trabajo, en todo caso quiero que te relajes y que dejes ese deseo de matar a un lado, que sigas con tu vida como venías haciendo durante todo el mes y pienses en lo que has dicho para que no me vayas a decepcionar luego de decirme estas cosas tan bellas—, dijo sonriendo por primera vez, luego se callaron al escuchar un movimiento en la puerta. 

En ese momento entró la asistente del señor Cortés al consultorio, diciendo: —Doctor ¿ya está disponible? El paciente que tenía programado para hoy en la tarde lleva veinte minutos esperando en la sala para comenzar con su terapia, no había entrado antes porque me pareció escucharlo hablar con alguien, ¿está todo bien? —Hazlo pasar, ¿qué esperas?—, dijo el doctor algo enojado, —¡lo has hecho esperar en vano!, dile que entre y que se recueste en el diván para que empecemos cuanto antes. De verdad que estás mal mujer, ¿estarás escuchando voces ahora?, lo que me faltaba, no tengo idea de lo que dices, no hablaba con nadie, he estado solo y en silencio todo este tiempo, esperando que llegara alguien a quien ayudar, no le demos más espera, empecemos con la sesión—.




Santiago Garcés Moncada.
Nació en Itagüí el 3 de junio de 1999. Ganó el 2º puesto en el concurso “Historias para volar la imaginación” de la I.E Concejo Municipal De Itagüí con su poema “Palabras que sangran” (2016), fue ganador del 1º puesto en el “Primer premio municipal de poesía y cuento corto de Itagüí” con su cuento “Fruto prohibido” (2018) y es co-autor del libro con las obras ganadoras de este, participó del Festival internacional de poesía de Medellín (2018 y 2019), es co-autor del libro “Deshielos de tinta” (2019), se publicó una selección de sus poemas llamada “Ideas de humo” en la 9° edición de la revista “Lo innombrable” (2019), su cuento “Casa robada” fue publicado en el libro con los mejores cien cuentos del concurso “Medellín en 100 palabras” (2019), fue ganador del 1º puesto en el “Tercer premio municipal de poesía y cuento corto de Itagüí” con su cuento “Reflejos” (2020). Abriéndose fronteras fue seleccionado para publicar sus cuentos y poemas en diferentes periódicos y revistas de Colombia, Costa Rica y México (2021). Actualmente estudia ingeniería electrónica en la Universidad de Antioquia, es miembro del taller de creación literaria Letra-Tinta y es cronista en la revista Bohemia.

Red social: FB 


Fotografía de Venetapublicidad (en Pixabay). Public domain.




2 comentarios:

  1. Katherine Gonzálezmarzo 25, 2021

    Me encantó este microrrelato, me hace querer volver a leerlo varias veces, siento que logra dejar al lector con esa sensación extraña de desorientación.

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  2. La variabilidad de los tiempos y la sorpresa crean un ambiente único... Gracias por pasar, Katherine.

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