Dos poemas de Pedro Mieles Cantos

Dos poemas de Pedro Mieles Cantos

Bienvenida

Sueñas cerrando los ojos y todo se vuelve una película o más bien una serie de cortometrajes de bajo presupuesto. Ves a lo lejos una tienda de discos en la 6ta avenida y la catorce; una tienda vacía, ausente, desolada. Nadie está excepto tú. Buscas algún disco de Charly García o Bowie o algo de The Doors o Stravinski,
pero las caratulas parecen signos y rostros y señales. Un sujeto de tez aindiada te dice que no, que no hay nada más que solo discos en blanco mientras teje un atrapasueños y sus ojos se pierden en la noche. -Jazz noir a punto de estar en medio de un tiroteo- dicen sus labios cerrados. Parece ser la madrugada de un primero de diciembre y la nieve no está. Pero los cuerpos, los cuerpos claro que están. Y ves a una mujer con gabardina marrón acercarse con una sonrisa de misterio y… y… -¿Sabes que todo está bien?- Dice ella tocando tu mejilla. Desapareciendo entre las calles mientras tu asientas sin más. Frente a un quiosco, pides una caja de cigarrillos y enciendes uno. -Amor de una noche como la neblina que se desvanece- Dice la voz en tu cabeza –Neblina que se adhiere. Y aquellos muchachos como yo o como ella… ¿dónde estarán ahora? te preguntas. Te ves caminando por las calles oscuras, con gabardina negra. Te ves por calles desiertas y ya no es Nueva York y ya no es Detroit y ya no es New Jersey ni siquiera Praga ni Lisboa ni Madrid. Abres los ojos. Ves faroles. Algunos niños de no más de once años juegan a la pelota y subes un puente (dice bienvenido a…) mientras una ambulancia llega para recoger un cadáver bajo sus pies y tú enciendes otro cigarrillo y ella también observa por la ventana.



Blanco 

Tu rostro era blanco. Tus labios tus ojos y tus manos también. Blancos igual a las luces primeras del paseo marítimo frente al mar. No hubo más que lucha y temor. Orgía y cocaína en los baños de una pesera sumergida en las infinitas aguas de la noche. Allá a lo lejos, sus sexos se reventaban a borbotones; fuegos artificiales estallando en el cielo, con las estrellas tan lejanas dentro de la cosmogonía. Ni dios ni el sol ni los pasos de un fantasma o tu recuerdo, pensarían ya en el presente. Muerte y amor y vacío son una misma palabra sinónima conjugada en la deriva de nuestra voluntad. El segundo jinete galopa y su guadaña se extiende entre las sombras. Piel de papel. Cuerpo de cordero que quitas el pecado del mundo, no tengas piedad de nosotros. Aísla tu vientre mientras la navaja corta las paredes como tan solo un sensible telar. Ya no hay más dolor. Corazón entre manos blancas. Tu boca blanca. Tu rostro ya sin dolor. Dame un frasco de pastillas. Déjame contigo, desorientado, mientras Jesucristo se convierte en un misil que impacta la tierra como una hecatombe. Nacimiento blanco de una tierra blanca dentro de un mundo cero. Los lugares que recorrimos solo serán un espasmo de memoria colateral alterándonos, dejándonos recordar nuestra propia humanidad.  



Pedro Mieles Cantos
Guayaquil, Ecuador. Poeta fundador del romanticismo visceral; 24 años. Cuento finalista publicado en marzo 2020, Miami, Florida, Revista editorial “La nota latina” Concurso internacional, cuéntale tu cuento a La Nota Latina. Un poema publicado en la revista editorial “Nefelismos” Venezuela 2020. Un poema publicado en la revista editorial “Teresa Magazine” México 2020.


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