'Notas sobre el hecho de ver', por Siri Hustvedt


Ahora mismo, sentada ante mi escritorio, veo la pantalla, pero mi atención está centrada en esta frase. De hecho, si cobro conciencia durante un momento de todo lo que hay alrededor de las palabras, me distraigo: el fondo de pantalla azul del ordenador más allá del borde blanco de la página; varios iconos por encima y por debajo; mi escritorio abarrotado de notitas adhesivas pegadas sobre la

superficie para poder leerlas con sólo girar la cabeza: «Habermas 254-255»; «Meany et al., repercusiones de la respuestas adrenocorticales ante el estrés», todo ello garabateado en un papelito rosa (restos de una investigación arcana); una grapadora negra y un sinfín de otros objetos de los que cobro conciencia nada más fijar mi atención en ellos. Pero lo que importa es que no suelo fijar mi atención en ellos. Día tras día, durante la mayor parte del tiempo, apenas soy consciente, si es que lo soy, de que están ahí. Vivo en un mundo fenomenológico restringido. Un narrador interno les dicta palabras a mis dedos, que teclean automáticamente. No necesito pensar en la conexión entre mi cabeza y mis manos. Estoy subsumida en ese vínculo. Si, de pronto, otro objeto se materializase sobre mi escritorio y después desapareciera, es posible que yo no me diera cuenta ni de su aparición ni de su desaparición. 


Siri Hustvedt (Northfield, 19 de febrero de 1955) es una novelista, ensayista y poeta estadounidense de padres noruegos.


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