Poetas griegos: Giòrgos Vafòpulos, Dinos Christianopulos, Yannis Kondos


Giòrgos Vafòpulos (1903-1996)


Edificio

En este edificio nuestros muertos

no se limitan a roncar. Tienen el privilegio

de renacer, de amar y de volver a morir.

Cada tarde suben en el ascensor, como los justos

suben camino del juicio ante Dios.

Y cada mañana bajan de nuevo, a incinerarse

en el horno de la caldera del edificio.

Por esto nuestro edificio emana un olor tan fuerte:

es el hedor que proviene de la cocina

de la muerte cotidiana. No de la otra.

Esa desprende un aroma excelso.



Dinos Christianopulos (1931-2020)


Abandonar la poesía

Abandonar la poesía no significa traicionarla,

no significa abrir la ventana a ningún trueque.

Acabados los preámbulos, ha llegado la hora del diluvio:

quien no haya salido bastante herido que calle para siempre

y encuentre nuevos modos de llenar su vida de aburrimiento.

Abandonar la poesía no significa traicionarla.

Que no me acusen de superficialidad, de no haber cavado a fondo,

de no haber hundido el cuchillo hasta mis huesos más débiles;

también yo soy un hombre y, cómo decirlo, estoy cansado,

¿existe trabajo más fatigoso que la poesía?

Abandonar la poesía no significa traicionarla:

hay tantos modos de cuidar de las propias ruinas...



Yannis Kondos (1943-2015)


Edad del bronce

Las excavaciones han confirmado tus peores presagios

matutinos. La tierra ha conservado las huellas.

En total, eran cinco hombres. Uno,

el más fuerte, calzaba sandalias de oro.

Fue él quien echó abajo la puerta

y asustó a las siervas. Apenas habías metido el pie

en la tina para el primer baño del día.

Tus gritos y el vapor

aún visibles en los muros.

Todo lo demás se ha perdido:

los insultos, los intentos por explicarse,

las súplicas de la nodriza,

el vuelo asustado de la paloma.

Han sido recobrados los cuchillos, la sargre,

los cabellos en sus manos, tus gemidos,

el fragor y los restos del terremoto

que ocurrió en el momento del delito.

Miles de años después,

las clasificaciones, las vitrinas empañadas, la conservación,

el museo, los turistas de paso.


Fotografía de Sergio García   (en Unsplash). Public domain.


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