"Fragmento Inédito de la novela 'Cuadernos griegos'" por Antonieta Madrid


Rincón

Penélope no puede destejer lo que no ha tejido.
María Celina Núñez
(“Sitiada”. Maleza)

 

Me llaman La Volátil, sobrenombre que me encanta porque afirma mi aire de liviandad, de ligereza, aunque les advierto, esto nada tiene que ver con La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera, sino más bien con la ineluctable volatilidad de mi modo de ser, que no se asienta, que no se apega a la gente, ni a las cosas, sino que se esfuma y desaparece cuando lo considera conveniente. Hace cuatro días que estoy encerrada en mi apartamento de Kolonaki. Escogí este lugar para vivir porque desde el balcón puedo contemplar los predios de Edipo, donde dicen que se asiló, junto con su hija Antígona, después de la tragedia, desencadenada por el empeño en buscar su identidad (Sófocles dixit), aunque no estoy segura de que esta historia corresponda a la que narra la mitología (son tantas las versiones), ya que la especulación sobre las huellas de los héroes y sus leyendas, resulta interminable.
Estoy en este rincón por mi propia voluntad. Nadie me lo ha impuesto. Sólo quiero experimentar la soledad y es en la ciudad donde se puede mantener el más absoluto anonimato y, no lo puedo negar, me resulta delicioso pasar desapercibida, saber que estoy sola entre tanta gente y que puedo compartir la vida de quienes me rodean, según el espejo donde me mire. No se trata de MPD (Multiple Personality Disorder), no, sino de algo considerado como completamente normal, porque está probado que dentro de cada ser humano coexisten varias personalidades. Lo que pasa es que sólo aceptamos y cultivamos la que más nos conviene.

Soy Laura Sachinis (ese es mi nombre real), pero también me llaman La Volátil, tal vez porque no me afinco en nada, ni en nadie, y porque a mi alrededor van y vienen las otras Lauras, junto a las Ariadnas, las Sandras y tantas otras, como si se tratara de muñecas guardadas en un baúl que de vez en cuando, saco de las cajas, para jugar al juego de la escritura. Es maravilloso no tener que llamar, ni atender llamadas, apenas ver el correo y responder los mails de vez en cuando. Por el correo electrónico y el teléfono móvil, doy gracias a los adelantos de la tecnología.

Aparte del extrañamiento que me embarga, lo que persiste en este encierro es la sensación de estar enterrada en un agujero, cavado en medio del bosque: mi cuerpo cubierto con hojas secas, palos y ramas amarillentas, como los judíos que, durante la guerra, se escondían en los campos, alimentándose de setas y fresas silvestres mientras escuchaban el ruido de las botas sobre sus cabezas y respiraban el escaso aire húmedo con fuerte olor a estiércol, musgo y tierra mojada...

Como y duermo a las horas regulares. Escucho la música de mi preferencia: jazz, blues, rock, techno, música country, reggae y reggaeton en todas sus variantes. Leo y escribo a ratos, cuando realmente me provoca y sobretodo, me relajo en el disfrute de esta soledad y me pierdo en el vacío que me parece inmenso. Duermo en mi habitación con la puerta corrediza abierta hacia la terraza y disfruto de mis sueños. Casi siempre se trata de sueños premonitorios. Sueño con Tasio Cadogan, el “ex” de mi amiga Ariadna. Sueño que estamos en Buenos Aires, donde Tasio se encuentra actualmente, ¡qué casualidad!, sueño que paseamos por la Calle Florida, tratamos de abrirnos paso entre la muchedumbre y para escapar de los conocidos, entramos en una librería enorme, como un supermercado, donde revisamos libros y respiramos el aire acondicionado... 

Me entretengo -en el sueño- revisando los libros de Jack Kerouac, The town and the City; On the Road; The subterraneans… Compro algunos. Tasio me pide el paquete para llevarlo. Entramos en una cafetería decorada al estilo art deco, con sillas y poltronas de diseño. Pedimos “copetines” y hacemos planes para un futuro mediato, para cuando Tasio esté liberado del corset diplomático que lo asfixia; para cuando ya no esté Ariadna de por medio y podamos vivir juntos, lejos de todos. ¡Ah!, que sueño más reconfortante, pienso, dentro del mismo sueño. Pero si son puras ñoñerías sentimentales, reflexiono: este sueño no tiene sentido, cuando sé muy bien que lo mío sólo es parodia y dispersión... 

Me pregunto -ya fuera del sueño-, ¿por qué me interpuse en los planes de Tasio y Ariadna? y me percato de que no he hecho otra cosa, que inmiscuirme en la vida de Tasio. Sabiendo que lo nuestro no tiene futuro, he tratado por todos los medios a mi alcance de estropearles su amor, metiéndome hasta en los más mínimos recovecos de sus vidas. Esta certeza hace que me sienta sofocada y a veces, hasta desesperada. Busco una salida en mi mente, pero me percato de que hemos estado atrapados en el mismo laberinto, sin salida posible. Después de pasar unas horas despierta, me duermo de nuevo y sueño que Tasio, declarado muerto en la vida real, ha sido trasladado a la Delegación de su país ante la ONU, en Nueva York, justo en la misma ciudad, donde ahora se encuentra Ariadna, en compañía de un tal Dionisos Palaris, que la recogió en la isla de Mikonos, hace apenas un mes, cuando vagaba sin brújula por las torcidas calles del pueblo. ¿Se habrán instalado allí sólo para cumplir los respectivos sueños? ¿Acaso se mezclarán de nuevo sus destinos?

Una libélula que se ha colado desde la terraza, me despierta en medio de una gran angustia, y al despertar, tuve la certeza de que no habrá salida para la encrucijada en que me encuentro atrapada, que la única salida posible sólo podré encontrarla dentro de mi misma, y sólo mi conciencia podrá liberarme del peso de la culpa inexpugnable de tan alevosa intromisión. Ahora que lo comprendo todo -el motivo de mi encierro y el porqué de esta angustia que me aplasta, con una fuerza suprema, contra el recientemente adquirido colchón semi-ortopédico, Queen Size-, disfruto en la Tele de un nuevo capítulo de Sex and the City, mientras pienso que debo renunciar a mi amor por Tasio y dejar que el destino haga su trabajo sin interferencias y, una vez libres de culpas y rencores, nos reúna o nos aleje definitivamente...

(Fragmento de novela inédita)



Antonieta Madrid (Valera, Venezuela). Magister en Literatura Latinoamericana Contemporánea en la Universidad Simón Bolívar (USB); Licenciada en Educación en la Universidad Central de Venezuela (UCV, 1968); Estudios de Doctorado en Ciencias Sociales (FACES/UCV). Becada por The University of Iowa, School of Letters, recibió el Título de Honorary Fellow in Writing. 
Ha publicado: Nomenclatura cotidiana (Ed. bilingüe: Naming day by day), New York, 1971; Reliquias de trapo (relatos).
Monte Avila, 1972; No es tiempo para rosas rojas (novela), Monte Avila, 1975 (varias ediciones); Feeling(relatos); Lo bello/lo feo (ensayos), Academia de la Historia, 1983; La última de las islas (relatos), Monte Avila, 1988; Ojo de Pez (novela), Planeta, 1990; Novela Nostra (ensayo) FUNDARTE, 1991; El duende que dicta (ensayos), Caja Redonda, 1998; De raposas y de lobos (novela), Alfaguara, 2001; Al Filo de la vida (relatos). Bid & Co. Editor. Caracas, 2004. Ha obtenido el Premio Interamericano de Cuento (1971); Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (1974); Premio Único Bienal de Literatura José Rafael Pocaterra (1984); Premio Único de Ensayo FUNDARTE (1989) y Finalista (entre diez novelas) del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos (1991), entre otros reconocimientos.

ADDENDA: Ha sido Profesora en la Escuela de Letras de la UCAB; en la Cátedra Andrés Bello, University of the West Indies (UWI), Cave Hill Campus, Barbados y Jefe del Taller de Narrativa del CELARG. Ha desempeñado cargos diplomáticos en las embajadas de Venezuela en: Argentina; Grecia; R.P. China; Polonia y Barbados, como Ministro Consejero. Encargada de Negocios en varias oportunidades y en el Servicio Interno de la Cancillería como Ministro Consejero. Sus obras, traducidas a varios idiomas, forman parte de diversas antologías y son ampliamente estudiadas en las universidades nacionales y del exterior, dando origen a numerosas Tesis de Grado y Postgrado.

Conversando con Antonieta Madrid: una mirada a su obra literaria y a su proceso creativo

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