Un momento de tranquilidad: Reflexiones sobre la libertad en medio de la naturaleza, por Pablo López

Un Momento de Tranquilidad: Reflexiones sobre la libertad en medio de la naturaleza, por Pablo López

No es más que una sucesión de letras, llenar el blanco de un papel y ver que el pensamiento es lo suficientemente potente como para desperdiciar algunas hojas. No puede hacer daño pero; dicen que es antiecológico. Me lo dicen continuamente, tendría que usar papel reciclado, ese papel tan basto y ruín que estropea los trazos que doy con la pluma.
Yo es que como trabajo mucho y me siento cansado, a veces agradezco el aire acondicionado y sentarme y pensar en nada. Simplemente escuchar algo de música; no es perder el tiempo, mi poderoso cerebro necesita esos momentos de relax. Pero van y me sueltan que el aire acondicionado estropea la capa de ozono. Es que soy un desconsiderado.

Vale, déjame que piense algo... Mejor cojo el coche y me voy a la montaña a relajarme, pasear y todo eso. Me gusta especialmente el ruido que hace la vegetación al ser agitada por el viento. Pero hay algo más que vegetación... Hay letreros que prohíben coger piñas del suelo. Hay letreros que aconsejan limpieza, hay letreros que aconsejan no hacer ruido. Letreros que dicen que respete las plantas.

Y dan por hecho de que soy un criminal. Dan por hecho que no es mi montaña y que me dejan pasar porque a ellos les da la gana. ¿Por qué estropean mi montaña con letreros y avisos?. Soy un forastero en tierra extraña. Mi mente acumula toda la inmundicia humana para después forzar mi imaginación a que cada traba que me ponen es una bala que es lanzada rauda al cráneo de algún imbécil con mi certera puntería. Beso la bala que con una vida mísera y cobarde podría acabar. Vé bala preciosa, ve y mata y destruye al imbécil que nos jode la libertad. Mata al dueño de la montaña. Dulce y liberadora violencia, como te aprecio.

Me enciendo un cigarro a sabiendas que me podría encontrar con algún subnormal que me avise de que no tire la colilla. De que me la trague... Un jabalí ha causado alboroto entre la vegetación, y no sé porque me siento triunfal de haberlo sentido y en parte visto. No tiene precio. ¿Por qué quieren joder mi derecho a pasear tranquilo?. Que presuponen que les voy a joder su montaña... Es que no puede uno estar tranquilo. Antes que pegarle fuego a la montaña os cogería a todos concienciados ciudadanos y políticos y os metería en una olla de aceite hirviendo. Más que nada para que me dejeís tranquilo. No quiero saber de vosotros mientras estoy tranquilo. Deseo simplemente pasear, ignorar vuestra sucia existencia. No deseo ser contaminado por vuestros consejos ESTUPIDOS. ¿Y quién sino ha plantado estas torres eléctricas aquí en medio?.
Mearé en vuestra montaña, principalmente porque no creo que sea vuestra y daré sales minerales al suelo como lo hace cualquier animal. No jodaís más mis ratos de ocio. No queraís morir de los balazos que imagino y de vuestros gritos de dolor ante la piel que se separa del músculo por el calor del aceite que hierve. Porque no os haré caso. Como ahora.



Pablo López (Iconoclasta). Ripoll, Barcelona, 1962. Autor de Tractatus pettiness, Semen Cristus, Sexo en el sistema solar, El árbol humano, 666, El amor que todo lo confunde… Rapa nui; clímax y declive de una paranoia, entre otros. Formó parte de la red de artes gráficas y literatura LetrasKiltras. Pablo, se manifiesta por medio de la desmitificación y la violencia contra los mecanismos existenciales de las masas. Una mente poderosa y perspicaz que disfruta al dinamitar los entresijos del submundo humano, al que considera, y no sin razón, un rebaño inerte dividido en torno a creencias ideológico-religiosas en desuso y proyectos de modernidad de un supuesto progreso intelectual que sólo buscan eternizar la idiotez.

Barcelona, España.

Web site: Iconoclasta

Entrevista con Pablo López, El iconoclasta: Desmontando la hipocresía social. Por Juan Carlos Vásquez.


1 comentario:

  1. Me gusta pensar que existen aun personas-escritores que no se aburren escribiendo desde el centro de su ¿ ? pues desde su centro! mágico... Juan Carlos Vasquez.

    ResponderEliminar